La desmedida euforia pública por el fútbol en la Comunidad Valenciana
Sólo desde la euforia o el descontrol es comprensible que la Generalitat Valenciana firmara en diciembre de 2010 un contrato de patrocinio por cuatro temporadas con el Hércules CF por 1,5 millones por año en el que se incluía la posibilidad de que cuatro cargos públicos viajaran con el equipo en la Champions League.
El contrato se firmó el 1 de diciembre de 2010 y el equipo alicantino había dado la campanada ganando en el campo del FC Barcelona pero no se llegó a la Champions League, ni siquiera a las competiciones europeas, que nunca ha disputado el equipo. El Hércules bajó a Segunda División, donde permanece con el contrato de patrocinio en vigor.
La Generalitat mostró también la misma distorsión de mercado publicitario con otros equipos como el Levante UD o el Villarreal CF. La Sociedad Proyectos Temáticos Comunidad Valenciana S. A. U. (SPTCV) firmó contratos en plena crisis por promocionar a la Comunidad Valenciana en las camisetas de los equipos de fútbol por más de 40 millones de euros en total.
Todos los acuerdos incluían una cláusula de confidencialidad que impedía a las partes hacer públicos los documentos. Al igual que con el contrato firmado con el arquitecto Santiago Calatrava, el grupo parlamentario de Esquerra Unida (EU) ha publicado los documentos en la web eldesconfidencial.com.
“La Generalitat nos amenazó diciendo que incumplíamos la ley publicando los contratos y el presidente del Villarreal, Fernando Roig, también se quejó pero es indecente que los documentos con dinero público no sean públicos”, explica el diputado de EU Ignacio Blanco, responsable del destape documental.
“Las cantidades de los contratos del fútbol no tienen el más mínimo sentido comercial pero es lógico porque lo que pretendió Camps, en plena crisis, es hacer un rescate de los clubes a través de estos contratos”, razona Blanco. Eso explica que se firmaran contratos de promoción de la Comunidad con unas expectativas deportivas desbocadas. Una especie de “corrupción legal”, según denunció EU cuando hizo públicos los acuerdos de los clubes con Canal 9. “Es populismo puro y duro porque estoy seguro de que, si la Generalitat no hubiera rescatado la deuda increíble de los clubes, puede que la gente se hubiera manifestado”, concluye Blanco.
La Generalitat confiaba plenamente en que las hazañas de sus equipos de fútbol atrajeran turismo a la región, pero se reservaba una cláusula de renegociación en caso de derrotas deportivas. El Hércules, al que confiaban ver en la Champions League, bajó de categoría envuelto en una investigación por amaño de partidos.
El propietario del club, el constructor Enrique Ortiz, también se vio envuelto en el caso Brugal junto con buena parte de los políticos locales del PP. Pese al descenso, el club siguió cobrando los 1,5 millones por año por lucir la palmera de la Comunitat y actualmente se encuentra en concurso de acreedores reclamando el dinero de este patrocinio que la Generalitat le adeuda.
El Levante UD firmó un contrato de patrocinio gemelo al del Hércules CF en febrero de 2011. Pero en este caso sí se renegoció por la falta de los éxitos deportivos esperados. Un añadido al contrato redujo de 1,5 millones a 1 millón el contrato para 2012 y a 750.000 euros para 2013 y la posibilidad de liberar el contrato si aparecía un sponsor mejor. Evidentemente, ese sponsor que mejorase las condiciones de la Generalitat no ha aparecido, pese a que el contrato asegura que se modifica para “adaptarse a las condiciones del mercado”. Sin embargo, el mercado no refleja que esas cantidades sean muy lógicas.
El Real Madrid CF cobra 25 millones de euros por lucir Fly Emirates en su camiseta, pero un equipo similar al Levante como el Sporting de Gijón, por poner un ejemplo comparativo de equipo con apoyo institucional, recibe 300.000 euros del Ayuntamiento, otros 300.000 del Principado y 150.000 de una marca privada. Una cantidad heredada de un contrato firmado en Primera División que mantiene ahora en Segunda.
Capítulo aparte merece el Villarreal CF, que firmó publicidad institucional de la Generalitat, del aeropuerto de Castellón y de Canal 9. EU, a través de eldesconfidencial.com, revela que el acuerdo de patrocinio por su camiseta ascendía a 21 millones de euros por cuatro temporadas. El convenio fue firmado en julio de 2010 y se estipuló un pago de 4,5 millones por temporada hasta 2017.
El Villarreal se paseaba por la élite del fútbol europeo en aquellos años, pero de manera sorprendente bajó a Segunda en 2012. El acuerdo fue modificado en octubre y se disminuyó la cantidad a pagar, de 4,5 millones a 2 millones, y se redujo la duración sólo para la temporada pasada. Lo curioso de esa modificación, también confidencial, es que la Generalitat acepta pagar 2 millones por el patrocinio “por la coyuntura económica actual”.
El descenso a Segunda interrumpió para el Villarreal otro jugoso contrato público, el que le unía al aeropuerto de Castellón. La Diputación Provincial de Carlos Fabra destinó 20 millones al club de la familia Roig desde 2006 a 2011.
En una rueda de prensa junto con la por entonces consejera de Deporte de la Generalitat, Lola Johnson, el presidente del club, Fernando Roig, anunció que renunciaban a los 5 millones por temporada pactados. La consejera aplaudió la generosidad del Villarreal y aseguró que eran “un gran ejemplo en tiempos de crisis”.