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Día Mundial de la Diabetes

10 mitos sobre la diabetes de tipo 2 que conviene aclarar

Jordi Sabaté

14 de noviembre de 2022 06:01 h

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Una de cada diez personas en España padece alguna forma más o menos grave de diabetes tipo 2, según datos de la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés). La cifra total de personas de entre 20 y 79 años con la enfermedad en 2021 era de 5,1 millones, pero ese número podría ascender hasta los nueve en 2025, tal y como alerta la Federación Española de Diabetes (FEDE).

En el mundo, esto se traduce en 400 millones de personas, según los últimos datos recopilados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Nadie puede cuestionar que la diabetes de tipo 2, también llamada adquirida, no sea a estas altura una pandemia.

Es además una enfermedad que se ha disparado –especialmente entre adultos y mayores– en los últimos 30 años, del 4% de afectados en 1993 al 8% en 2017, aunque a día de hoy esta cifra está por encima del 10% según la Federación Española de Diabetes.

Por otro lado, existe una gran desinformación sobre la enfermedad en sí y sus consecuencias, así como el peligro que supone para la población en general, esto es para cada uno de nosotros, ya que todos somos susceptibles de enfermar de diabetes de tipo 2, aunque algunas personas tengan más riesgo que otras.

Con estos números, y siendo hoy el Día Mundial de la diabetes, no solo de la de tipo 2 , es importante despejar algunas dudas, mitos y malos entendidos que hacen que muchas personas no valoren los riesgos y sigan con unos hábitos de vida que las pueden conducir a terminar con diabetes de tipo 2.

Diez mitos y malentendidos sobre la diabetes de tipo 2

1. La diabetes de tipo 2 es tener demasiado alto el azúcar en sangre

El azúcar (la glucosa) en sangre por encima de unos valores de 126 mg por decilitro (mg/dl) de sangre (hiperglucemia) puede ser considerado una señal, pero para ello este resultado debe producirse en ayunas de ocho horas o más y darse como mínimo en dos análisis consecutivos.

Por otro lado hay estadios prediabéticos en los que los valores son más altos que el normal, 110 mg/dl pero sin llegar a los 126 mg/dl.

  • Normal: 110 mg/dl.
  • Prediabetes (Glucemia Basal Alterada): entre 110 y 125 mg/dl.
  • Diabetes: 126 mg/dl o más.

No obstante, la enfermedad no se limita a la hiperglucemia, sino que es mucho más compleja y refleja un problema de regulación general de los azúcares en el cuerpo. Esto quiere decir que la hipoglucemia, o bajo nivel de azúcar en la sangre, también es frecuente en los diabéticos y muy peligroso.

2. Si mi cuerpo produce insulina normalmente, no tengo diabetes de tipo 2

Hay bastantes personas, sobre todo en los estadios iniciales de la enfermedad que a pesar de tener una producción normal de insulina, no pueden controlar sus hiperglucemias e hipoglucemias, con los problemas derivados de este hecho.

El motivo es que la disminución o suspensión de la producción de insulina por parte del páncreas es de los últimos estadios para que la enfermedad se asiente y se vuelva irreversible, pues muestra que el páncreas ha sido dañado.

Pero incluso con producción de insulina, puede haber un “efecto de sordera” de las células del cuerpo, que rechazan el exceso de azúcares por ser demasiados, y al final acaban en la sangre, ya que el metabolismo no tiene capacidad de crear grasas a este ritmo.

Del mismo modo, el hígado tiene poca capacidad de lanzar azúcares libres al sistema sanguíneo cuando hace falta. Normalmente el hígado suministra glucosa al convertir glucógeno en glucosa en un proceso llamado glucogenólisis. Pero si acumula mucha grasa pierde esta capacidad.

3. La diabetes de tipo 2 afecta más a las mujeres por genética

A pesar de que suele achacarse a las mujeres un mayor riesgo de padecer diabetes de tipo 2, gráficos con datos del Ministerio de Sanidad muestran cómo esta tendencia parece invertirse a lo largo de los años.

La razón de esta inversión sería una mayor conciencia por parte del sexo femenino y mejores cuidados de salud que han conseguido frenar la tendencia. Por otro lado, el sexo masculino ha aumentado su sedentarismo y el consumo alimentos dulces y procesados, así como alcohol y tabaco, con el resultado de un mayor preponderancia de la diabetes de tipo 2.

Sin negar que exista un cierto sesgo genético en el riesgo de padecer diabetes, también es cierto que la actividad física y los buenos hábitos de vida son el mejor remedio para evitar esta enfermedad.

4. No tomo dulces ni azúcar en el café; no puedo ser diabético/a

Generalmente una ingesta limitada o muy moderada de repostería y azúcares libres va ligada a unos hábitos de vida sanos, y por ello se asocian a personas con menos riesgo de diabetes.

Pero por sí solos estos hechos no determinan que una persona corra riesgo de ser diabética o no. La relación entre los azúcares de la dieta y la diabetes es todavía un debate abierto, y algunos estudios defienden no establecer una relación directa, aunque no dudan de que una dieta rica en azúcar dispara el riesgo.

No obstante, factores como el alcoholismo, el tabaquismo o el exceso de ingesta de grasas saturadas y alimentos procesados, así como el sedentarismo, puede tener mayor peso que el consumo de azúcares puro y duro.

De esta suerte, una persona que haga mucho ejercicio puede tener un consumo alto de azúcares y no verse afectada por la diabetes de tipo 2, principalmente porque sus células estarán siempre ávidas de retirar de la sangre la glucosa, ya que estas personas tienen un gran consumo de energía y un metabolismo alto.

5. Si me porto bien, puedo curar mi diabetes de tipo 2

A pesar de que todavía no se puede contar con una cura para la enfermedad, existen tratamientos en la actualidad que han mejorado enormemente la calidad y esperanza de vida de los diabéticos.

Y, en general, aquellas personas cuyo páncreas no está todavía afectado, si corrigen sus hábitos alimentarios y de vida, revertirán momentáneamente la enfermedad sin necesidad de administraciones de insulina ni otros tratamientos, si bien el día que se excedan padecerán los efectos.

6. Si soy diabético no puedo comer pasteles

Con muchos matices, sí podemos comer un pastel ocasionalmente, pero siempre y cuando en general estemos tratando bien la enfermedad con una dieta sana, ejercicio físico o los tratamientos preceptivos. El problema no es un pastel puntual, el problema es la adicción al azúcar que esconde este hábito, que es la que nos hace comer no un sino muchos pasteles.

7. La fruta es mala para los diabéticos

Al contrario, es aconsejable que los diabéticos obtengan sus azúcares a través de la fruta, porque esta contiene además fibra alimentaria, que modera los niveles de glucosa en sangre al limitar su absorción.

De hecho muchos diabéticos toman una pieza de fruta por la noche para prevenir la hipoglucemia nocturna, que puede ser muy peligrosa. De todos modos, se deben consumir unas cantidades de fruta moderadas y normales.

8. El café ayuda a bajar el azúcar en sangre

Según la Clínica Mayo, el café es bueno para bajar el incide glucémico en personas no diabéticas, y hay estudios que han comprobado sus beneficios, pero las personas diabéticas podrían aumentar el riesgo, pues al parecer el exceso de cafeína disminuye la sensibilidad de las células ante la insulina.

9 Si tengo diabetes de tipo 2 debo moderar el ejercicio físico

Al contrario, el ejercicio físico es una de las mejores armas contra la diabetes, pues acelera el metabolismo, aumenta la sensibilidad de las células frente a la insulina y en consecuencia reduce los niveles de azúcar en sangre.

No obstante, debemos asegurarnos de no sufrir hipoglucemias, por lo que nos alimentaremos adecuadamente a lo largo de todo el ejercicio, para tener dosis adicionales de azúcar que quemar. Nuestra médica o médico nos indicará cómo debemos hacerlo.

10. Con diabetes de tipo 2 se puede vivir bien toda la vida

Se puede vivir bien con la enfermedad siempre y cuando nos cuidemos, no abandonemos los buenos hábitos y nos mediquemos. Pero para poder convivir con la diabetes tipo 2 es crucial mantener un estilo de vida saludable, ya que la esperanza de vida de una persona diabética que no se cuida puede ser bastante baja.

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