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Doce malas costumbres que pueden terminar en inflamación de la próstata

¿Nos levantamos a orinar por las noches con cierta frecuencia? ¿Sentimos cierto escozor al orinar, así como dolor al eyacular? ¿Notamos que nuestra micción pierde fuerza y que incluso tras terminar seguimos echando gotas? ¿Orinamos pequeñas cantidades a pesar de tener la sensación de tener la vejiga llena? Si nos sucede esto y somos hombres mayores de 45 años, es posible que tengamos algún tipo de problema prostático. 

No hay que alarmarse, aunque sí acudir al urólogo: la mayor parte de las veces se deberá a una hiperplasia benigna de próstata (HBP), un crecimiento “anormal” del tejido prostático que, sin embargo, es muy frecuente y empieza en los 30 años -se calcula que la sufre un 40% de los hombres menores de 40 años- y se acelera a partir de los 45. 

Otra causa puede ser una infección bacteriana, sobre todo si eyaculamos esperma de color rojo, amarillo o verde, que se cura con antibióticos, y las menos de las veces cáncer de próstata, aunque conviene no descartarlo y someterse a controles. 

Trastornos por inflamación

Sin embargo, los síntomas relatados no se producen por el mero hecho de sufrir una HBP -el problema de largo más común- sino que delatan la hiperplasia al darse eventuales inflamaciones prostáticas. Esto es, cuando la próstata se inflama, su tamaño aumenta y presiona otros órganos, tales como la vejiga urinaria. De ahí la sensación de urgencia urinaria que luego solo da unas gotas. 

Pero también puede incidir sobre el sistema nervioso de la zona, ya que la próstata es una glándula altamente enervada y responsable de la vertiente neurológica del orgasmo masculino. De ahí el dolor al eyacular, el escozor o la incapacidad de expulsar la orina por completo. Cuanto mayor sea la HBP que suframos, peor será la presión que ejercerá la próstata inflamada. 

Aunque la HBP puede tratarse, ya sea con medicamentos en algunos casos, en otros con cirugía más o menos invasiva, muchas veces el crecimiento del tejido no es suficiente para aplicar tratamientos o el propio enfermo prefiere evitar las intervenciones. En tales casos, la hiperplasia es llevadera siempre y cuando no haya inflamación prostática. 

Acciones que aumentan la inflamación prostática

Pero, ¿se puede evitar la inflamación prostática? La mayor parte de las veces sí -que no la hiperplasia, las infecciones o en los casos más graves el cáncer- y depende de que adoptemos una serie de hábitos u otros el que dicha inflamación sea más o menos recurrente. 

Que quede claro que no se trata de comer o dejar de comer determinado producto puntualmente, sino de hábitos sostenidos en el tiempo. A continuación te explicamos doce acciones que pueden hacer que tu próstata termine inflamada. Por ende, conviene recordar que las inflamaciones recurrentes aumentan sensiblemente el riesgo de terminar padeciendo cáncer prostático. 

  1. Abusar del azúcar: los hidratos de carbono, y por derivación los azúcares libres, incrementan los procesos inflamatorios. 
  2. Beber alcoholes destilados: tienen el mismo efecto, además de deshidratar. 
  3. Fumar: otro hábito que contribuye a aumentar el estrés y por tanto los problemas inflamatorios. 
  4. Beber poca agua: la deshidratación contribuye en general a un peor funcionamiento del sistema urogenital, por lo que debemos mantenernos siempre bien hidratados. 
  5. Abusar del café: aunque esta bebida tiene propiedades antioxidantes, su poder estimulante contribuye al estrés y la inflamación. A ser posible, deberemos optar por el té verde como nuestra infusión estimulante. 
  6. Abusar del vino: el vino es un producto con cierto poder antiinflamatorio con moderación, pero al contener alcohol, cuando tomamos más de una copa pasa a pesar más la acción del alcohol como deshidratador. 
  7. Comer carne roja: por la presencia de mioglobina, una molécula con efecto oxidante-inflamatorio, la carne blanca es más saludable que la carne roja
  8. No comer pescado azul: también previene la inflamación de la próstata comer pescado, pero sobre todo el azul, como anchoas, boquerones o sardinas, así como salmón y otros ricos en ácidos grasos omega 3 y 6.
  9. No comer frutos secos: por su riqueza en ácidos grasos omega 3, los frutos secos, con moderación, son muy recomendables, sobre todo avellanas, nueces y almendras.
  10. Comer pocos vegetales: tanto fruta como verdura y hortalizas, las fuentes alimentarias vegetales son ricas en compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, además de proveernos de fibra vegetal, que contribuye a moderar los niveles de azúcar en sangre. Especialmente recomendables son los frutos y hortalizas de colores pardos -con betacarotenos-, morados -con flavonoides- y rojos pintalabios, con licopeno. También frecuentaremos el té verde, por sus polifenoles, y el aceite de oliva por la presencia del hidorxitirosol, así como las naranjas y mandarinas, que poseen la hesperidina.
  11. Tener sobrepeso: sin duda, si sucumbimos a todas las malas acciones arriba relatadas, tendremos sobrepeso, que tiene como consecuencia una mayor presión abdominal sobre la zonas coxo-lumbar y por tanto aumenta la respuesta inflamatoria en la próstata. 
  12. Pasar muchas horas mal sentados: del mismo modo, una mala posición al estar sentados, o bien pasar muchas horas, incide sobre la inflamación de la zona coxoi-lumbar. Hay que levantarse de vez en cuando, hacer estiramientos y andar. 

Bibliografía consultada

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