Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
La ilusión de votar con la nariz tapada en Euskadi
Sobre este blog
Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Hay spoilers que no lo son tanto: en la peli Titanic se hunde un barco, en la serie Narcos matan a Pablo Escobar y en las elecciones vascas gana el PNV. Pero siempre hay quien se molesta con este tipo de spoilers. No tanto porque les hayas contado algo que no sepan -algún despistado hay- sino porque uno de los intríngulis de la ficción es ver una vez más Los puentes de Madison confiando en que esta vez Meryl Streep sí abrirá la puerta de la furgoneta.
Es un poco lo que van a hacer la mayoría de los presentadores de los telediarios, los tertulianos y articulistas durante esta campaña electoral: intentar ponerle un poco de emoción y sentido de trascendencia a la cosa electoral como si no supiéramos el final de una película que hemos visto decenas de veces. Como intentar convencerte de que los Reyes Magos son de verdad cuando ya tienes edad para hacerte porros con una mano. A mí de las elecciones vascas solo me queda la duda de si en Castro ganará el Partido Regionalista Vasco o el Partido Nacionalista Cántabro.
Y todo esto con una pandemia de por medio. Supongo que no quedaba otra que votar -o era ahora o en septiembre-, pero votar en plena pandemia es como que te pidan revisar un Excel cuando estás ocupado con un apocalipsis zombi. No pega. Pega menos que decirle a Arantxa Tapia que no va a salir en el Teleberri. Vamos, que no entran ganas de ir a votar cuando estás más pendiente del parte diario de contagiados que de las encuestas electorales. Hay veces que incluso apetece más comerte un bocadillo de ortigas que participar de esta parafernalia de la fiesta de la democracia.
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