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Opinión - España: una democracia atascada. Por Rosa María Artal

Sáhara Occidental, una deuda histórica de España

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Desde que el Gobierno de Franco en 1975 entregó ilegalmente, en el Acuerdo Tripartito de Madrid, la colonia a Marruecos y Mauritania, provocando una guerra entre el Frente Polisario y las dos naciones ocupantes, no habían recibido los saharauis una bofetada a sus legítimas aspiraciones de libertad y autodeterminación como la que les ha propinado el presidente Sánchez y su lamentable y unilateral ocurrencia. Y digo ocurrencia, por no decir traición o estrategia de mentiras y falsas oportunidades. La insólita actitud de Sánchez puede conducirnos a varias situaciones.

La primera será a una mayor irrelevancia internacional. España es la “potencia administradora de facto” del Sáhara Occidental y aunque haya hecho dejación de sus compromisos y sus responsabilidades tiene ante Naciones Unidas y el derecho internacional una misión que cumplir y ahora, como hizo en el 75 Franco, el presidente español vuelve a entregar el Sáhara a sus enemigos, esta vez en forma de reconocimiento de una supuesta autonomía que no se sostiene -más que en el imaginario alauita- si antes no existe un referéndum de autodeterminación. La segunda situación es que la voracidad marroquí es insaciable. La cesión de Sánchez, en su carta a Marruecos, en lo relativo a acatar sus aspiraciones respecto al Sáhara Occidental no va a rebajar las obsesiones expansionistas del vecino régimen teocrático en relación con Ceuta, Melilla y Canarias. Al revés, la marcha atrás del Gobierno, y la carta de Sánchez es la mayor expresión de debilidad y vulnerabilidad en 46 años, y será aprovechada por la dictadura de Mohamed VI para seguir presionando 'sine die' a nuestro estado y a la Unión Europea. Esas obsesiones expansionistas serán moduladas o disfrazadas pero nunca renunciará a ellas, como Bildu no renuncia a la violencia de ETA.

¡Piénselo, presidente! No puede ser que quien traicione hoy a los saharauis le coja el testigo a Franco

La tercera es que la ONU recibe de uno de sus estados miembros, España, un palo injustificado. La organización internacional tiene una misión de boinas azules en la zona, la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental).Y además la posición se basa en la Resolución 690 en la que se definió el referéndum por el Consejo de Seguridad del 29 de abril de 1991. La Resolución 690 también creó la MINURSO. Si se confirma la postura de Sánchez el revés que daremos a la ONU solo tendrá parangón en las imposturas de Donald Trump ante la comunidad internacional. La cuarta situación a la que nos conduce la iniciativa del presidente es la del olvido de que saharauis y españoles estamos unidos por íntimos lazos fraternales. Miles de familias acogen a los niños todos los veranos, miles de ciudadanos saharauis tienen la nacionalidad española fruto del vínculo colonial y laboral, miles de españoles nacieron en la colonia, en el Sahara el castellano es lengua oficial y se habla, a veces mejor que en España, además la cooperación ejemplar con el Sahara revela que España es responsable de su brutal desalojo al desierto argelino y que muchos españoles son conscientes de ello. Para finalizar no hay que minusvalorar la dependencia energética que España ha tenido, tiene y tendrá de Argelia, el principal aliado del pueblo saharaui, y de su imprescindible suministro de gas. Sánchez ha provocado con mentiras y falta de información al Gobierno de Argel y las consecuencias de este error las podemos pagar muy caro.

En el País Vasco los lazos con los saharauis son históricos y entrañables. A la mencionada acogida de niños del programa “vacaciones en paz”, se une la ejemplar cooperación de ONG vascas y de las asociaciones de amigos de la RASD, y, también, la constitución y funcionamiento desde 1991 de un intergrupo parlamentario llamado 'Paz y Libertad para el Pueblo Saharaui' que ha funcionado ininterrumpidamente en claves de solidaridad y apoyo político en un marco de trabajo de consenso y de respeto a las decisiones de los congresos del Frente Polisario. Sánchez se ha cargado ese escenario de acuerdo y unanimidad ya que obligará al PSE a desdecirse de lo defendido durante tantos años que no es otra cosa que el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que reconocen el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

España tiene una deuda pendiente son el Sáhara Occidental. La deuda de una incompleta e ilegal descolonización. La traición de Sánchez no puede poner fin a ese vínculo histórico, sería aumentar la deuda, y sobre todo para contentar a un país que nos oprime con sus oleadas migratorias, con la droga, con la inseguridad en nuestras fronteras, con la amenaza yihadista y con sus pataletas diplomáticas, que tanto amargan a nuestros ministros de Exteriores. ¡Piénselo, presidente! No puede ser que quien traicione hoy a los saharauis le coja el testigo a Franco.

Desde que el Gobierno de Franco en 1975 entregó ilegalmente, en el Acuerdo Tripartito de Madrid, la colonia a Marruecos y Mauritania, provocando una guerra entre el Frente Polisario y las dos naciones ocupantes, no habían recibido los saharauis una bofetada a sus legítimas aspiraciones de libertad y autodeterminación como la que les ha propinado el presidente Sánchez y su lamentable y unilateral ocurrencia. Y digo ocurrencia, por no decir traición o estrategia de mentiras y falsas oportunidades. La insólita actitud de Sánchez puede conducirnos a varias situaciones.

La primera será a una mayor irrelevancia internacional. España es la “potencia administradora de facto” del Sáhara Occidental y aunque haya hecho dejación de sus compromisos y sus responsabilidades tiene ante Naciones Unidas y el derecho internacional una misión que cumplir y ahora, como hizo en el 75 Franco, el presidente español vuelve a entregar el Sáhara a sus enemigos, esta vez en forma de reconocimiento de una supuesta autonomía que no se sostiene -más que en el imaginario alauita- si antes no existe un referéndum de autodeterminación. La segunda situación es que la voracidad marroquí es insaciable. La cesión de Sánchez, en su carta a Marruecos, en lo relativo a acatar sus aspiraciones respecto al Sáhara Occidental no va a rebajar las obsesiones expansionistas del vecino régimen teocrático en relación con Ceuta, Melilla y Canarias. Al revés, la marcha atrás del Gobierno, y la carta de Sánchez es la mayor expresión de debilidad y vulnerabilidad en 46 años, y será aprovechada por la dictadura de Mohamed VI para seguir presionando 'sine die' a nuestro estado y a la Unión Europea. Esas obsesiones expansionistas serán moduladas o disfrazadas pero nunca renunciará a ellas, como Bildu no renuncia a la violencia de ETA.