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Morrokotudak: las mineras vascas que luchan contra el estigma de una época y el olvido de otra

A ninguna de ellas le gustaba reconocer que trabajaba en una mina. Eran en su mayoría solteras o viudas y realizaban tres tipos de trabajo: lavar el mineral que se extraía, transportarlo y hospedar a los mineros en sus casas. Se trata de las mujeres que trabajaban en las minerías vizcaínas a finales del siglo XIX y el XX. Se les conocía popularmente como las 'Morrokotudak' y trabajaban, principalmente, en La Arboleda, Gallarta y Ortuella, cuyas minas articularon el proceso de industrialización que se desarrolló en la Margen Izquierda y el Gran Bilbao.

A pesar de que algunas investigaciones y trabajos universitarios recogen el papel de las mujeres en las minerías, la labor que desempeñaron a día de hoy es prácticamente desconocida. “Mucha gente decía que mineros los que quieras, pero mujeres mineras no hubo”, apunta la periodista Itziar Pequeño, nieta de mineros y una de las autoras junto a la también periodista, Teresa Villaverde, de una serie de reportajes sobre el papel de las mujeres en la industria minera. “Queríamos demostrar que hubo mineras y que el trabajo que hicieron fue muy importante”, señala a este periódico.

Lo que Pequeño descubrió tras varios meses de investigación, es que a las mujeres que se habían dedicado a esas labores que aún seguían con vida -dado que la gran mayoría ya ha fallecido- no les gustaba hablar de aquel trabajo. “En la época que las mujeres trabajasen estaba mal visto y encima si lo hacían en un espacio que se consideraba masculinizado, entonces era más complicado. Otro estigma que sufrían era el hecho del tipo de trabajo que ellas hacían. Lavaban el mineral, lo transportaban, pero también trabajaban sosteniendo el sistema minero. Ellas abrían las puertas de sus casas para hospedar a los mineros. Y esto último podía hacer que se vieran como mujeres de fama dudosa. De hecho, uno de los datos curiosos es que no es casualidad que la patrona de La Arboleda, que es el epicentro de la minería en Bizkaia, sea María Magdalena, que en todo el contexto religioso y bíblico es una mujer de fama dudosa que está con hombres y demás”, explica.

Los investigadores e historiadores de la UPV/EHU Rafael Ruzafa Ortega y Rocío García Abad, recogen en su investigación 'La vida social en la zona minera vizcaína (siglos XIX-XX)' y en su libro 'Mujeres y Niños en las minas de Vizcaya' que las condiciones de aquellas trabajadoras distaban mucho de las que tenían sus compañeros masculinos, cuyos trabajos también eran de por sí sacrificados.

“A las duras condiciones laborales había que añadir el hecho de que los salarios de las mujeres siempre se mantuvieron por debajo del de los hombres, igualados al salario de los pinches. Esto nos indica la distinta consideración o el menosprecio del trabajo desempeñado por la mujer, así como su menor valor de cara a la obtención de recursos monetarios para la familia”, apuntan los historiadores. De hecho, según ha quedado registrado en los libros de jornales que se conservan en el Museo de la Minería del País Vasco, había categorías de capataz, de peón, de pinche y otra distinta y con peores condiciones bajo el nombre de , “mujer”.

Si en 1919 un peón ganaba de jornal diario en las minas hasta 5 reales y 25 céntimos, una mujer apenas alcanzaba 3 reales y 25 céntimos

Parte del trabajo de Ruzafa y Ortega se basa en recuperar los datos de ocupación y sexo de los trabajadores de las minas vizcaínas entre 1919 y 1938. Según los datos obtenidos, “los salarios recibidos por las mujeres apenas aumentaron a lo largo de los veinte años, y se mantuvieron siempre muy por debajo del de los hombres y al nivel del salario más bajo de un peón, que era el salario recibido por los pinches”. 

“Si en 1919 un peón ganaba de jornal diario en las minas hasta 5 reales y 25 céntimos, una mujer apenas alcanzaba 3 reales y 25 céntimos; y en los años treinta llegará a los 4 reales y 10 céntimos, frente a los 7 reales y 40 céntimos que podía ganar un peón hombre”, apunta la investigación.

Además, las mujeres que trabajaron en las minas lo hicieron solteras y viudas puesto que la participación de la mujer en el mercado de trabajo reglado u oficial estaba en relación con su ciclo vital, es decir, las mujeres que se casaban directamente quedaban excluidas del mercado laboral.

“Las mujeres que trabajaban estaban en un limbo. Las pocas que quisieron hablar nos contaron que sus trabajos eran interminables, con mucho frío. No constaban dentro del sistema, entonces no estaban dentro de las plantillas. Eso significaba que tampoco les daban el material laboral o de seguridad de la época. Si te fijas en algunas fotos, las mujeres que lavaban el mineral lo hacían al aire, sin guantes, con delantales y poco más. No es una cosa que ellas quieran recordar, pero sus condiciones eran muy malas”, indica Pequeño.

 2 millones para apoyar la contratación de mujeres en la industria

Con el objetivo de honrarlas y para que no queden en el olvido, el Gobierno vasco ha puesto en marcha un plan bautizado como 'Morrokotudak' para formar y contratar a aquellas mujeres que quieran formar parte de sectores, hasta ahora masculinizados, como la industria. El plan contará con una dotación de 800.000 euros destinados a formación y de 1,2 millones dirigidos a la contratación. De este modo, las empresas que accedan al programa se comprometerán a contratar al 70% de las alumnas que realicen esa formación y a formalizar un contrato de seis meses a jornada completa. “Es un programa que abre un camino que estamos explorando, fruto del diálogo y apostando por la igualdad”, apuntó la vicelehendakari y consejera del Departamento de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia durante la presentación del programa en Bilbao.

Sectores como la industria son claramente masculinos: en la industria manufacturera hay 138.529 hombres empleados frente a 36.203 mujeres

Los últimos datos de Eustat acerca de la situación del mercado laboral desde una perspectiva de género destacan que en 2020, en el sector de Educación hay un total de 49.414 mujeres empleadas frente a 23.785 hombres y en el sector sanitario y de servicios sociales, 22.363 hombres frente a 73.848 mujeres. Mientras, sectores como la industria son claramente masculinos: en la industria manufacturera hay 138.529 hombres empleados frente a 36.203 mujeres.

Esta desigualdad comienza desde la formación. Los datos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) antes de la pandemia, concretamente en el curso 2018-2019, reflejan que el 56% del alumnado son mujeres de las cuales un 75,49% estudia un grado científico pero relacionado con la Salud y los servicios sociales y el 28,94% cursa grados relacionados con la Mecánica, Electrónica, Industria y Construcción. Un 16,76% de las mujeres que estudian lo hacen en grados relacionados con las Tecnologías de la Información y las comunicaciones, mientras que en grados de Ciencias naturales, Químicas, Físicas y Matemáticas las mujeres representan el 49,70% del alumnado.

elDiario.es/Euskadi

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