Kateryna Kaminska llegó a Bilbao en 2014 tras la invasión de Rusia en Crimea, ciudad que está a una hora de su pueblo natal. Una década después recuerda cómo fue el momento de tener que abandonar su hogar. “Por las calles pasaban tanques y yo tenía un niño pequeño. Lo único que quería era que mi niño estuviese en un lugar seguro. Así, mi destino fue Bilbao, donde los dos estamos en paz. Para mí, son dos años de guerra en Ucrania, pero diez de resistencia”, señala en una entrevista con este periódico.
Kaminska tiene dos carreras, Economía y Filología, y pudo encontrar trabajo gracias a la ayuda de asociaciones de refugiados, lo que le hizo entender lo complicado que sería rehacer su vida sin ayuda en un país desconocido y sin hablar el idioma. “Comprendo lo difícil que es venir aquí para las mujeres con niños, sin el idioma, sin diplomas homologados, red de contacto ni vivienda. Por eso sabía que tenía que hacer algo”, explica.
Así creó UkraniaSOS, una asociación que comenzó ofreciendo ayuda laboral y apoyo social a las personas que llegaran de Ucrania huyendo de la guerra, pero que dada la red de contactos que han creado se ha abierto a todo tipo de migrantes. “No existe un libro en el que ponga cuándo terminará la guerra ni cómo hay que actuar en época de guerra. Por eso nos hemos juntado varias personas con familias en Ucrania y hemos realizado un plan de acción para ver cómo podemos ayudar. Somos personas voluntarias que residimos en Euskadi y realizamos ayuda humanitaria, apoyamos en la búsqueda de vivienda, de empleo y damos clases en castellano”, explica.
Para nuestra mentalidad es muy importante trabajar y sentirse útil para la sociedad. Buscamos ser independientes y no llegar y depender de ayudas
Desde su creación, han acompañado a cerca de 4.000 personas y, a día de hoy, siguen recibiendo familias provenientes de Ucrania. “Muchas personas de lugares que aún están bombardeando deciden venir a Euskadi porque saben que estamos nosotros y que podemos ayudarles con la búsqueda de empleo. Para nuestra mentalidad es muy importante trabajar y sentirse útil para la sociedad. Buscamos ser independientes y no llegar y depender de ayudas. Para ello nos está apoyando mucho el Gobierno vasco y la Diputación Foral de Bizkaia”, reconoce.
UkraniaSOS está compuesto por cinco personas y más de 200 voluntarios. El acompañamiento que ofrecen es completamente personalizado y depende de si la persona que llega domina el idioma, tiene estudios homologados o menores a su cargo. “Hay casos de mujeres que no saben absolutamente nada de castellano y empiezan a trabajar en limpieza, pero en cuanto aprenden, pueden aspirar a trabajos mejor pagados, como de administrativa o depende de lo que le guste y quiera hacer. Tenemos a mujeres que eran ingenieras y que después de aprender el idioma y homologar sus títulos han conseguido ser ingenieras aquí. La realizad es que el 90% de las personas que acompañamos son mujeres y ya 300 de ellas han encontrado trabajo”, reconoce.
Gracias a esta experiencia y a la red de contactos con empresas que han creado, UkraniaSOS se ha abierto a colaborar también con personas migrantes de otros países. “Han llegado a la asociación personas de Afganistán y de Marruecos e incluso personas de Euskadi que no encuentran trabajo. Nos piden ayuda y tienen muchas ganas de trabajar por lo que cuando las empresas con las que estamos colaborando nos envían solicitudes de empleo, las compartimos entre quienes las necesite”, explica.
En Ucrania todos los días puedes morir, no sabes qué esperar allí. Un día hay bombardeos, al siguiente silencio
Sobre cómo está la situación a día de hoy en Ucrania tras la invasión de Rusia Kaminska asegura que es “inestable”. “Todos los días puedes morir, no sabes qué esperar allí. Un día hay bombardeos, al siguiente silencio. Lo que pasa en mi zona, cerca de Crimea, por ejemplo, es que no solamente están destrozados los edificios y las casas, también la economía, porque estando la situación como está no hay trabajo. Hay zonas a las que la guerra no ha afectado mucho, pero otras en las que ya no hay infraestructuras para vivir. Es muy duro”, reconoce.
Preguntada por si considera que el mundo ha dejado de mirar a Ucrania después de más de dos años de guerra, Kaminska explica que “la sociedad está cansada”. “Nadie se esperaba una guerra en Europa, era algo impensable en este tiempo tan moderno. Al principio pensábamos que en dos semanas se acabaría, pero fueron pasando los meses y la guerra no acaba. Por eso creo que la gente está cansada de las malas noticias, queremos que pasen cosas buenas, tener esperanza, porque todos estamos agotados psicológicamente. Queremos la paz”, indica.
En ese sentido agradece la acogida de Euskadi para poder “sentir paz en un lugar lejos de su hogar”. “La acogida aquí ha sido espectacular, los vascos nos han abierto sus puertas y sus corazones. Aquí hay muchas oportunidades para las personas que llegan, no solamente desde Ucrania, sino de otros lugares del mundo también. Nos ofrecen formaciones gratuitas, clases de castellano y euskera y las personas migrantes pueden reinventarse. El sistema educativo ha acogido a todos los niños ucranianos, el sistema sanitario es gratuito una vez estás empadronado. Eso lo valoramos muchísimo porque es algo que no teníamos en nuestro país. Nos están llegando llamadas de personas ucranianas en Francia y Alemania que quieren venir porque en Euskadi hay más apoyo”, reconoce.
En Euskadi hay muchísimo trabajo, no conseguimos cubrir todas las ofertas de trabajo que nos llegan de muchas empresas
Una de las razones del éxito de su asociación, según explica, es que la acogida sea realizada por personas migrantes del mismo país. “En cualquier acogida de migrantes deben trabajar migrantes de la misma nacionalidad. Por ejemplo, para poder integrar a personas de Marruecos, tiene que trabajar una persona de allí que lleve años viviendo en Euskadi. Esto es importante porque así conoce la cultura de la persona que viene y también esta. Así puede explicar de primera mano todas las costumbres que hay y puede guiar mejor a las personas cuando existan choques culturales, que existen y a todos nos han pasado”, señala.
Si Kaminska tuviera que lanzar un mensaje a las personas que están en contra de acoger a migrantes, les diría que “la interculturalidad enriquece”. “Nos hace mejor personas, nos hace entender el mundo. La realidad es que, al menos en Euskadi, hay muchísimo trabajo. No conseguimos cubrir todas las ofertas de trabajo que nos llegan de muchas empresas. Los migrantes no quitan el trabajo que hay. Eso es mentira. Lo que hacen es formarse y estudiar para acceder a los puestos que quieren porque hay muchísimas oportunidades para todos, solo hay que salir y buscarlas”, concluye.