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Primer trimestre al mando del alcalde de Ourense con solo dos afines frente a un PP que aleja una moción de censura con el PSOE

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo (d), se ha reunido esta mañana en su despacho de San caetano con el titular de la Diputación de Ourense, Manuel Baltar (i). EFE/Xoán Rey.

Daniel Salgado

18 de diciembre de 2020 21:54 h

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Tres personas gobiernan el Concello de Ourense, la tercera ciudad de Galicia, desde el pasado 30 de septiembre. Son su alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, y los dos ediles de Democracia Ourensana que le permanecieron fieles: Armando Ojea y Telmo Ucha. El trío se hizo cargo de las 16 áreas del gobierno local apenas dos semanas después de que el Partido Popular rompiese la coalición acordada tras las municipales de 2019. Enfrente, 24 concejales, de los cuales nueve son socialistas, siete del PP, dos del Bloque, dos de Ciudadanos y cuatro ex compañeros. “Con 3 de 27 se gobierna bien, lo que hacen faltan son ideas y las ideas las pone el alcalde”, asegura Jácome a elDiario.es.

Una de esas ideas, bastante reciente, consiste en sembrar la ciudad de escaleras mecánicas. Tantas que, según el Partido Socialista, costarán 20 millones de euros y supondrán un mantenimiento de cuatro millones de euros anuales. El proyecto, denominado Ourense Vertical y que consta de siete infraestructuras, es, a decir del portavoz del PSdeG Rafael Villarino, “una hipoteca”. De atender al contraste entre su presupuesto y el global del ayuntamiento, eso parece: el remanente de tesorería del consistorio es de 100 millones de euros y cuatro millones conforman la capacidad anual de inversión. “Es todo caótico. Dirigen Ourense tres personas sin formación y sin partido que los respalde”, añade.

Villarino encabeza el grupo municipal más votado en los últimos comicios. Tras la ruptura del acuerdo entre PP y Democracia Ourensana, propuso un gabinete socialista en minoría. “El PP dijo que sí de entrada, pero después fue cambiando de posición”, afirma, “y eso que todos los partidos políticos deseábamos un cambio”. Al menos esa era la teoría. Los populares eran los que habían llevado a Jácome, incialmente con siete ediles, a la alcaldía. Jácome le devolvió entonces el favor asegurando que en los comicios al Parlamento gallego votaría por Feijóo. Atrás quedaba la acritud: el propio Alberto Núñez Feijóo había sostenido en campaña que un gobierno de Democracia Ourensana sería “letal”. En todo caso, ese idilio también se ha roto.

Todavía esta semana, tras reunirse con el presidente de la Deputación de Ourense y del PP provincial, Feijóo afirmaba que “la única posibilidad para salir de una situación crítica” consiste en “un gobierno conjunto de PSOE y PP”. Villarino disiente y recuerda que en el anterior mandato, los populares gobernaron en minoría con su actual portavoz, Jesús Vázquez Abad, como regidor, y que ahora los más votados son los socialistas y les correspondería gobernar en minoría. “No obstante, podemos estudiar otras fórmulas de gobierno, pero sin vetos”, dice. Vázquez Abad declaró hace algo más de un mes que aceptaba un acuerdo con el PSOE aunque no a su líder debido “a su escaso talante democrático y nula capacidad de diálogo”. “El PP solo busca una excusa para no pactar”, aduce Villarino. La derecha tampoco quiere que el BNG entre en un posible pacto, sí Ciudadanos.

El BNG plantea una moción de censura y que gobierne la lista más votada

Al Bloque no le importa demasiado no entrar en un ejecutivo de alternancia. Su portavoz municipal, Luís Seara, explica que su grupo fue el primero en reaccionar y registró una moción en la que solicitaba la dimisión de Jácome. La apoyaron 24 de los 27 votos del pleno. Los nacionalistas dieron otro paso adelante: plantear una moción de censura y que gobierne la lista más votada. De momento, no ha salido adelante. “PP y PSOE empezaron con sus juegos florales”, expone Seara, “todo el mundo sabe que el PSOE provincial no permite una coalición con el PP y que el PP tampoco la quiere. Ahora tratan de imponer su relato sobre quien tiene la responsabilidad”. Eso sí, no reparte culpas por igual. Según su versión, es Manuel Baltar el artífice y diseñador de una estrategia “que ya existía cuando pactaron con Jacome” tras las elecciones de 2019.

“El PP está blindando de facto a Jácome. Lo perpetúa en la alcaldía hasta el final del mandato”, entiende el nacionalista. Con él coincide, singularmente, el propio interesado. “Yo espero que el PP se incorpore en enero o febrero cuando vean que se archiva la causa contra mí”, dice. Se refiere a la denuncia por la gestión del dinero municipal de los concejales de su grupo que dejaron de apoyarlo y que los populares usaron como pretexto público para romper la coalición.

Mientras, la ciudad, de más de 100.000 habitantes, sufre las consecuencias de esta especie de interinidad. “Languidece”, considera Luís Seara. Todas las concesiones administrativas están por renovar o en precario y, añade, no hay plan urbanístico vigente “que dé seguridad jurídica”. Y se encadenan seis ejercicios con presupuestos prorrogados, porque durante el anterior mandato el grupo de gobierno -el PP de Jesús Vázquez- no fue capaz de sacar cuentas propias adelante. Los cuatro grupos que, con 24 de 27 asientos en el pleno de la corporación municipal, coinciden más o menos en el diagnóstico: Ourense está paralizada. Y a la pregunta de si va aguantar la presión, Jácome responde: “Dios le oiga. Eso espero yo también”.

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