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ENTREVISTA

Arne Westad, historiador: “Cuando China decida que está harta, la guerra terminará”

El bloque Occidental, liderado por Estados Unidos y Europa, y el bloque del Este, capitaneado por Rusia, vuelven a estar en máxima tensión después de que el presidente ruso Vladímir Putin decidiera invadir Ucrania. China podría ser una de las claves para terminar con este conflicto, según explica a elDiario.es Arne Westad, director de estudios de seguridad internacional y profesor de historia y asuntos globales en la Universidad de Yale que ha escrito 16 libros sobre la Guerra Fría y la historia del este de Asia desde el siglo XVIII, entre otros temas. 

Se compara el conflicto actual con la Guerra Fría, incluso se le llama la Guerra Fría 2.0. ¿Se pueden comparar los dos hechos históricos? ¿Ve similitudes y diferencias?

Hay algunas similitudes, pero no hay tantas en mi opinión. El sistema internacional es bastante diferente de lo que era durante la Guerra Fría. No es un conflicto ideológico global, no es un conflicto que se ha establecido entre dos partes, como había antes entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Se trata de una guerra mucho más multipolar con varios países.

También es importante señalar que esta es una guerra caliente en Europa, que fue algo que no vimos durante la Guerra Fría, al menos nada que se acerque a la escala de lo que estamos viendo ahora.

Esta es una situación que es mucho más inestable, mucho más difícil de manejar y probablemente también más peligrosa. La Guerra Fría tuvo una especie de estabilidad mortal, en la mayoría de las partes del mundo, aunque no en todas. Y eso no es lo que estamos viendo ahora. 

Esto no es como nada que hemos visto antes, pero si, en términos históricos, tuviera que dibujar un símil, sería el del mundo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial, en términos de multipolaridad, en términos de inestabilidad, en términos de patrones de alianza emergentes y nacionalismo. 

¿Y cuánto cree que va a durar: casi cinco décadas como vimos en la Guerra Fría, algunos años como vimos en las guerras mundiales o es cuestión de meses?

Por el momento, no lo sabemos. Las tensiones de la Primera Guerra Mundial se crearon en un largo periodo de tiempo y luego muy rápidamente subió de intensidad. Se volvió muy intenso en el verano de 1914. Por tanto, lo que veo sobre el símil de la Primera Guerra Mundial es que ahora no estamos en el verano de 1914. No es como cuando las grandes potencias se enfrentan hasta tal punto que todo se les va de las manos, creo que eso es muy poco probable. Más bien estamos en la antesala de ese tipo de eventos, es decir, donde se forman nuevas alianzas. 

Hay también un símil con China. Es un poco como si China fuese la Alemania de hace 150 años, antes de la Primera Guerra Mundial, cuando rápidamente alcanzaron mucho poder con enormes avances en la industria, la tecnología y poder militar, se alían a un imperio en declive en el país vecino. Antes era Austria-Hungría para los alemanes, y ahora Rusia para los chinos. Y ese imperio en aquel entonces, como Rusia hoy en día, tenía un sin fin de problemas relacionados con nacionalidades, estaba sujeto a tener conflictos importantes con los países en sus fronteras, que es exactamente lo que sucedió en 1914.

Esa situación es algo que los chinos se deberían plantear. ¿De verdad le interesa a China este vínculo con una potencia más débil que podría movilizar el poder de China para su propio beneficio, algo que Rusia ya está haciendo, en una batalla en la que China tiene muy poco interés?

Eso es algo que tenemos que observar, esto es otra forma de decir que las cosas podrían empeorar mucho antes de que mejoren. Si seguimos en esta trayectoria, esto tardará en solucionarse, pero depende completamente de si China está dispuesta a apoyar a Rusia. Cuando China decida que está harta, la guerra que estamos viendo terminará y Rusia tendrá que llegar a algún acuerdo de paz con sus vecinos.

¿Y eso va a pasar? ¿Qué cree que va a hacer China? Porque ahora vemos que intenta quedarse en una especie de neutralidad.

La historia que Rusia le vendió a China es que esto sería una operación militar limitada, que el Estado ucraniano colapsaría y que todo terminaría muy rápidamente, que el Oeste no tendría tiempo para reaccionar y que cuando lo hiciera, estaría tan desunido que el resultado no tendría grandes consecuencias para el sistema internacional, para China y, posiblemente, tampoco para la propia Rusia. Pero nada de eso ha terminado siendo cierto.

Es muy evidente que eso es molesto para Pekín, hay un factor de vergüenza. Lo que China esperaba hacer es dejar que las cosas funcionaran militarmente para los rusos en Ucrania y luego seguir con su pseudo alianza con Rusia como si nada hubiera pasado. Pero eso ya no es posible porque la guerra va a continuar de una forma u otra. Probablemente terminará cuando Putin haya logrado sus objetivos militares, que lo hará en algún momento. Y luego, seguirá habiendo resistencia generalizada en Ucrania contra la ocupación rusa.

No creo que sea probable que veamos pronto a los chinos abandonar a los rusos. Para que eso sucediera, las cosas tendrían que ir muy mal para Rusia en Ucrania. Mal en el sentido de atrocidades, particularmente cuando intentan hacerse con las grandes ciudades.

Otra posibilidad, aunque no creo que sea muy probable, es que los efectos en la economía global sean tales que los propios intereses económicos de China se vean amenazados.

Esto [la guerra] no está reforzando las relaciones entre China y Rusia en general. Ya que está creando mucha desconfianza y vergüenza. China está tratando de mostrar una imagen de sí misma como un país en el que se puede confiar, un país que respeta sus acuerdos, un país que tiene sus propios puntos de vista y opiniones sobre asuntos internacionales, muy diferentes de los de Estados Unidos, pero que sigue funcionando en el sistema internacional. Y las mentiras compulsivas que Rusia ha utilizado en este conflicto son problemáticas para China. No es el tipo de comportamiento con el que quieren estar asociados. Se trata de lo que los chinos llaman “pérdida de la cara”, algo que no te hace quedar bien. Y si eres una gran potencia que ha crecido rápido, como China piensa que es, no es algo que quieres ver.

¿Y si se llega a ese punto, que China pida a Rusia que pare, Putin escuchará a China?

No creo que tenga otra opción. En este momento, si su país consigue salir de esta situación con vida, él necesitará a China. La economía era débil antes de esta invasión. Pero ahora va a la deriva como nunca antes hemos visto en una economía desarrollada, ya no solo por las sanciones, sino también por el coste de la guerra en sí y el coste continuo al que se enfrentará para mantener a Ucrania después de alcanzar su objetivo militar.

Por lo tanto, el único país que podría sacar a Rusia de esa situación es China. La situación en la que Rusia se ha puesto es que dependen completamente del apoyo chino. 

Con esta guerra ha vuelto a surgir el miedo de ataques nucleares ¿Cree que estos podrían llegar a formar parte de este conflicto?

Es algo que me preocupa. Es un duro recordatorio al mundo de que todavía vivimos con estas armas. No hemos pasado mucho tiempo pensando en este tipo de armas desde que terminó la Guerra Fría, pero este es claramente el primer conflicto en el que vemos que la posibilidad de uso de armas nucleares todavía está en la agenda.

Y esto me recuerda lo importante que es conseguir un desarme nuclear efectivo. Creo que esta ha sido una de las mayores oportunidades perdidas en la era posterior a la Guerra Fría, cuando realmente tuvimos la oportunidad de reducir el arsenal nuclear de todos los países. Y ahora parece que vamos exactamente en la dirección opuesta.

Antes hemos hablado de qué pasaría si Rusia se hace con el control de Ucrania, pero ¿qué pasaría si no lo consigue?

Hay dos preguntas realmente dentro de esta pregunta. La primera es: ¿Cuáles son las posibilidades de que Rusia consiga su objetivo militar? A pesar de la resistencia heroica de los ucranianos, especialmente de las fuerzas militares ucranianas, creo que los rusos, pese a las grandes pérdidas, estarán cerca de sus objetivos militares. Pero la guerra no terminará ahí, y continuará por mucho tiempo. En mi opinión durará para siempre.

Pero si contemplamos una realidad, menos probable, en la que la ofensiva rusa es detenida, entonces estamos en un territorio desconocido. Si eso pasa, para mí es muy difícil de imaginar cómo podría sobrevivir el régimen de Putin. En ese supuesto la gente se preguntaría cómo se defenderá [Putin] contra una revuelta en contra de su propia raíz dentro de Rusia. Pero es muy difícil de especular sobre estos asuntos ahora.

En este momento, en las próximas dos o tres semanas, Putin todavía tiene la oportunidad de declarar la victoria de una manera u otra y retirarse. Y creo que su posición en Rusia estaría debilitada, pero su régimen probablemente sobreviviría porque son capaces de desplegar esa propaganda masiva en la que parece que muchos de los rusos creen. Pero si lleva más tiempo sería mucho más complicado llegar a cualquier tipo de acuerdo con el Gobierno ucraniano o los restos del Gobierno ucraniano y, entonces, creo que sería muy difícil imaginar que el régimen de Putin sería capaz de sobrevivir, al menos a largo plazo.

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