Neonazis y QAnon: la protesta de camioneros antivacunas en Canadá está coordinada por extremistas

Justin Ling

Montreal —
8 de febrero de 2022 10:57 h

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Miles de manifestantes llevan varios días ocupando la gélida capital de Canadá y dicen que planean quedarse todo el tiempo que sea necesario para frustrar las exigencias de vacunación del país.

La descarada ocupación de Ottawa es el resultado de una coordinación sin precedentes entre varias organizaciones y activistas antivacunas y antigubernamentales y ha sido aprovechada por grupos similares en todo el mundo. Esta acción puede marcar la venganza de los antivacunas.

El llamado “convoy de la libertad” –que partió hacia Ottawa el 23 de enero– fue una idea de James Bauder, un reconocido teórico de la conspiración que ha apoyado el movimiento QAnon y ha llamado a la COVID “la mayor estafa política de la historia”. El grupo de Bauder, Canada Unity, sostiene que los mandatos de vacunación y los pasaportes son ilegales en virtud de la Constitución de Canadá, el Código de Nuremberg [código de ética médica sobre la experimentación con seres humanos] y otras convenciones internacionales.

Bauder ha sido durante mucho tiempo una figura marginal, pero su movimiento captó mucho apoyo después de que el primer ministro, Justin Trudeau, anunciara el año pasado que los camioneros que cruzaran la frontera entre Estados Unidos y Canadá tendrían que estar totalmente vacunados contra el COVID. La situación de los camioneros resultó ser un punto de relaciones públicas convincente y atrajo a varios compañeros de viaje.

Hasta ahora, una letanía de organizaciones había protestado contra las estrictas medidas de salud pública de Canadá, pero en gran medida de forma aislada. Uno de esos grupos, Hold Fast Canada, había organizado piquetes en la sede de la Canadian Broadcasting Corporation, donde afirmaban que ya se habían creado campos de concentración en el país.

Otro grupo, Action4Canada, inició casos legales contra el uso de la mascarilla y los mandatos de vacunación. En una demanda de 400 páginas alegan que el “falso anuncio de una 'pandemia' de COVID” fue promovido, al menos en parte, por Bill Gates y un “nuevo orden (económico) mundial” para facilitar la inyección de microchips habilitados para 5G en la población.

Ambos grupos figuran como “grupos participantes” en el sitio web de Canada Unity y han enviado vehículos y personal para unirse al convoy.

Otros organizadores se unieron a Bauder, entre ellos Chris Barber, un camionero de Saskatchewan que fue multado con 14.000 dólares en octubre por violar las medidas provinciales de salud pública; Tamara Lich, activista de un partido político marginal que aboga por la independencia del oeste de Canadá; Benjamin Dichter, que ha advertido de la “creciente islamización de Canadá”; y Pat King, un agitador antigubernamental que ha pedido repetidamente la detención de Trudeau.

Desde que han llegado a Ottawa, los elementos extremistas de la protesta son visibles: ondean banderas neonazis y confederadas, se han colocado logotipos de QAnon en los camiones y se han pegado carteles y pegatinas en los postes telefónicos alrededor de la zona ocupada con la cara de Trudeau, en los que se lee: “Se busca por crímenes contra la humanidad”.

El mensaje oficial

La línea oficial de Bauder y sus coorganizadores está muy dirigida. En una transmisión en directo por Facebook, Bauder dio instrucciones a sus seguidores para que “dejaran de hablar de la vacuna” y se ciñeran al mensaje de “libertad”.

Este estricto control del mensaje ha atraído el apoyo de sectores no tan marginales. Numerosos miembros del Partido Conservador, la oposición oficial de Canadá, han salido al encuentro de los manifestantes. Elon Musk y Donald Trump han apoyado la caravana. Los presentadores de la Fox Sean Hannity y Tucker Carlson han elogiado la ocupación.

Bauder prometió que el convoy acamparía en Ottawa hasta que se cumplieran sus demandas, insistiendo a sus seguidores en que un “memorando de entendimiento” forzaría la mano del Gobierno, posiblemente incluso desencadenando nuevas elecciones, si un número suficiente de personas lo firma.

Un miembro de Canada Unity fue más allá, diciendo que ello requeriría que el Senado “persiguiera al primer ministro” por “corrupción” y “fascismo”. No hay base legal para esas afirmaciones.

King ha expuesto un plan de acción más directo a los manifestantes: “Lo que queremos es centrarnos en nuestros políticos, en sus casas, en sus ubicaciones”, dijo en una transmisión de Facebook en enero. Si la presión política no funciona, dijo King, el bloqueo de las principales cadenas de suministro “será lo siguiente”.

Poco después, el jefe de seguridad del Parlamento emitió una advertencia extraordinaria a los diputados para que evitaran por completo la protesta, por su propia seguridad.

Los ocupantes han dificultado deliberadamente la vida de cualquier persona en el centro de Ottawa. Los camiones han hecho sonar sus bocinas durante todo el día, a menudo hasta bien entrada la madrugada. Un tribunal de Ottawa emitió una orden judicial el lunes por la tarde ordenando el cese de los bocinazos.

A la sombra del Parlamento, un camión se convirtió en escenario y funciona como un rincón para los oradores durante el día, donde los políticos de extrema derecha y los manifestantes cogieron el micrófono para denunciar a Trudeau y las vacunas. Por la noche, el escenario funciona como cabina de DJ para celebrar estridentes fiestas de baile.

La tecnología ha facilitado aún más la ocupación: los conductores comparten información sobre las rutas y las mejores formas de evadir las barricadas policiales a través de la aplicación de walkie talkie Zello. Los organizadores de otras ciudades utilizan la aplicación de mensajería segura Telegram para compartir información, coordinar mensajes y planificar protestas solidarias.

Los ocupantes tienen ahora los recursos para permanecer durante un largo periodo de tiempo: han recaudado más de 6 millones de dólares canadienses a través de varias plataformas de crowdfunding, en efectivo y en Bitcoin, a pesar de haber sido expulsados de la plataforma de GoFundMe tras haber recaudado más de 10 millones de dólares canadienses.

La ocupación de Ottawa es la prueba de que unos pocos miles de manifestantes decididos pueden abrumar a la policía y cerrar grandes ciudades con suficientes vehículos y coordinación. Los convoyes de solidaridad ya han cerrado el concurrido paso fronterizo de Coutts entre Alberta y Montana, han puesto a prueba los recursos policiales en Toronto y en la ciudad de Quebec, y activistas de lugares tan lejanos como Helsinki, Canberra, Londres y Bruselas han tomado la palabra. En los canales de los convoyes, los manifestantes advierten que esto es sólo el principio.

Traducido por Javier Biosca