La resistencia de Ucrania frena el avance de las tropas de Putin

Luke Harding

Leópolis —

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Tres días después del comienzo de la invasión de Ucrania, hay indicios de que la guerra no le está saliendo del todo bien a Vladímir Putin. Este sábado, en la región de Sumy, cerca de la frontera con Rusia, un residente local se encontraba con un espectáculo extraordinario: en una carretera rural bordeada de abedules, un vehículo blindado ruso se había averiado.

El residente se acercó con su coche y se detuvo al lado. Se produjo entonces una conversación surrealista. “Parece que habéis tenido una avería, tíos”, le dijo a tres soldados rusos, de pie junto a la carretera. “Nos quedamos sin combustible”, respondió uno de ellos. “¿Puedo remolcaros de vuelta a Rusia?”, bromeó. Se rieron y le pidieron noticias. “¿Sabéis adónde vais?”, preguntó el residente. “No”, respondieron.

Más adelante había otros vehículos rusos averiados. “Todo está de nuestra parte”, dijo el señor del coche a los desdichados soldados. También, que a los rusos les estaba faltando tiempo para rendirse. Su conclusión fue que en el Ejército invasor de Putin nadie parecía saber adónde estaban yendo o por qué estaban ni siquiera en Ucrania.

Es demasiado pronto para calificar de fracaso la operación del Kremlin para someter a Ucrania. La guerra no ha hecho más que empezar. Putin aún puede imponerse. El Ejército ruso goza de una superioridad abrumadora sobre las fuerzas armadas de Ucrania. Cuenta con numerosos aviones de combate, con una Marina gigantesca y 150.000 soldados desplegados.

Problemas logísticos

No obstante, este sábado ha quedado claro que la operación relámpago de Putin para destituir al Gobierno prooccidental de Ucrania se ha topado con problemas inesperados. Era evidente que había problemas logísticos y que reabastecer a las tropas en un territorio enemigo tan extenso está siendo todo un reto.

También está resultando difícil tomar Kiev, la desafiante capital de Ucrania, donde en tiempos normales viven tres millones de personas. En la capital, se reportaban múltiples explosiones y ataques con misiles rusos este sábado por la noche –los ciudadanos han soportado ataques nocturnos durante las dos últimas noches–.

Según los servicios de inteligencia ucranianos, el plan original del Kremlin consistía en rodear a la ciudad con fuerzas de infantería y, durante una operación nocturna, enviar por avión a 5.000 paracaidistas de élite. Asaltarían el palacio presidencial de Mariyinski, arrestarían o matarían al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y tomarían el control de edificios clave del Gobierno, entre ellos el Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Defensa. Una vez eliminada la resistencia y detenidas las figuras clave, Moscú colocaría un gobierno títere prorruso.

Esto no ha sucedido. Al contrario, después de que las fuerzas ucranianas lograran repeler una serie de ataques rusos, Kiev ha permanecido bajo control del Gobierno. Zelenski ha animado a los ciudadanos con vídeos caseros.

Mientras, unos paracaidistas rusos que intentaban tomar un aeródromo de la ciudad de Vasilkov –desde donde pensaban tomar Kiev– han sido “repelidos”. “Nuestra 40ª Brigada fue poderosa, repelió el ataque”, ha dicho Nataliia Balasynovych, alcaldesa de Vasilkov, al periódico ucraniano Kiev Independent. “Ellos [los soldados rusos] aterrizaron con sus paracaídas en los campos, bosques y pueblos. Los peores combates tuvieron lugar en la calle de los Decembristas. Toda la calle estaba en llamas”.

Una de las aeronaves enemigas que han sido derribadas es un avión de transporte militar Ilyushin-76 cerca de Bila Tserkva (80 kilómetros al sur de Kiev), según las unidades de defensa aérea. El mando militar ucraniano afirma haber aniquilado toda una columna enemiga en los alrededores de la ciudad de Járkov, algo que parece confirmar un vídeo.

Según el Ejército ucraniano, Rusia ha perdido 14 aviones, ocho helicópteros, 102 tanques, 15 ametralladoras pesadas y un misil BUK desde que comenzó la invasión el jueves. También informa de la pérdida de 3.500 soldados rusos, de los cuales 200 han sido tomados como rehenes.

Son cifras difíciles de verificar pero ilustran la hostilidad casi universal con que han sido recibidas las fuerzas rusas invasoras. El Kremlin ha tenido más éxito en el sur del país, donde ha tomado grandes franjas de territorio, incluyendo gran parte de la provincia de Jérson y la ciudad de Melitópol.

Hay grabaciones en vídeo de actos extraordinarios de resistencia ciudadana. En Bajmach, en la región de Chernígov, un residente trató de detener a un tanque con sus propias manos, arrodillándose frente a él antes de que sus amigos lo arrastraran para sacarlo de allí. En otro vídeo compartido por los medios de comunicación ucranianos que se ha viralizado, un hombre saltó delante de un convoy militar y obligó a desviarse a los vehículos.

También hay numerosas entrevistas con soldados rusos que se han rendido. Este jueves, las fuerzas del Kremlin habían tomado Sumy, a 60 kilómetros de la frontera rusa. Pero este sábado los locales parecían haber recuperado parte de la ciudad y capturado a un joven recluta ruso con aspecto aturdido y confundido.

Ola de sentimiento patriótico

La invasión ha desatado un éxodo humano gigantesco, con decenas de miles de personas buscando refugio en el oeste del país y más allá. También ha provocado una ola de sentimiento patriótico. Desde Leópolis hasta Dnipro, en el centro, y Járkov, en el este, los voluntarios cogen armas, fabrican cócteles molotov o quitan las señales de tráfico para confundir a los invasores.

“He recibido llamadas de diez personas preguntando cómo ayudar”, dice Olga Bileychuk, residente de Leópolis. “Algunas de las chicas querían hacer cócteles molotov pero les dijeron que solo los chicos podían hacerlo, es bastante machista”. Otros se han unido a unidades de defensa, dice. Uno de sus amigos ha regalado su Land Cruiser a un soldado ucraniano para que pudiera reincorporarse a su brigada en la lejana ciudad de Mariúpol, que ha estado resistiendo los ataques rusos.

Las profesiones creativas también están aportando su granito de arena. Muchos se han levantado en armas, después de haber luchado en 2014 cuando Moscú se anexionó Crimea y dio el pistoletazo de salida a la insurrección armada en la región del Donbás. Cuando se impuso el toque de queda el sábado, dos cómicos se pusieron a preparar comida en un restaurante cerrado en Kiev. Otros compartían memes anti-Putin.

“Nadie sabe dónde están ni adónde van”

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Una respuesta es el comportamiento cada vez más errático del propio Putin. Antes de la invasión, un alto cargo del servicio secreto ucraniano dijo que el presidente de Rusia vivía en una extraña realidad paralela. Como también le pasó antes a dictadores, había terminado por creerse su propia versión del mundo. “Putin piensa que el Gobierno de Ucrania es corrupto, occidental y perdidamente rusófobo”, dijo el alto cargo. También, añade que sus agencias de espionaje le decían lo que quería oír

“Entiende que el pueblo ucraniano, por el contrario, daría la bienvenida a Rusia y a la intervención, cree que somos unos rusos rurales. (...) ”Siempre hemos entendido a los rusos mejor que ellos a nosotros“.

Según otros analistas, a pesar de su afición a la historia, Putin ha olvidado una de las grandes lecciones de la Segunda Guerra Mundial: los mejores soldados soviéticos eran ucranianos.

Es imposible saber si dentro del Consejo de Seguridad Nacional de Putin está creciendo el descontento por la decisión de ir a la guerra. La semana pasada, en vísperas de la invasión, todos sus miembros firmaron el plan de Putin de reconocer a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk como independientes, un acto que pulsó el botón de la acción militar.

Según agregados de defensa occidentales, el comandante de mayor rango de Putin y jefe del Estado Mayor en sus Fuerzas Armadas, Valery Gerasimov, había advertido al presidente ruso de que invadir Ucrania podría no ser sencillo. Así es como se está demostrando, pero, por el momento, los líderes militares y políticos de Rusia apoyan firmemente la operación.

A medida que se suceden las pérdidas, se acumulan las preguntas difíciles para el Kremlin. ¿Cómo piensa gobernar el país enfrentado ante la intransigencia y resistencia de los ucranianos? Cualquier gobierno títere al estilo de Donetsk carecería de legitimidad. Incluso si Moscú consigue tomar Kiev, le esperan meses y años de problemas. Nadie cree que los ucranianos vayan a capitular. Lo más probable es una guerra partisana.

El hombre del coche que se encontró con el vehículo militar averiado en la carretera es quien mejor resume la situación de Putin. “He preguntado a toda la columna”, dijo sobre los soldados rusos. “Nadie sabe dónde están ni adónde van”.

Traducido por Francisco de Zárate

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