Ucrania libra una batalla pueblo a pueblo contra las tropas rusas en el este del país
Avances lentos e irregulares en el campo de batalla. Idas y venidas, pueblo a pueblo. La ofensiva rusa en el este de Ucrania no ha logrado de momento grandes progresos en el Donbás, donde continúan los ataques con aviación, artillería y misiles, mientras las fuerzas ucranianas han pasado a la contraofensiva en Járkov, recuperando el control de pequeñas localidades en dirección a la frontera. Sin victorias decisivas, algunas voces apuntan a que la guerra puede estar estancándose.
El Ministerio de Defensa ruso ha reivindicado avances en su ofensiva en el este esta semana. En concreto, este martes aseguró que sus tropas y unidades separatistas prorrusas alcanzaron la frontera administrativa de la región de Lugansk tras los combates en la ciudad de Popasna, donde pudieron, aseguraron, “romper la defensa enemiga”. Un representante de la autoproclamada República Popular de Lugansk, pro-Kremlin, anunció a principios de esta semana la captura de la ciudad de Popasna, al oeste de la región, tras intensas batallas.
“Estas ciudades y pueblos cambian de manos”, dijo este martes un alto cargo de Defensa de Estados Unidos. “Pensamos que [los rusos] tienen el control de Popasna hoy. No sabemos si eso va a seguir siendo así. Los ucranianos tienen que decidir dónde van a ejercer presión y dónde no”.
Se considera que la ciudad de Popasna, de unos 20.000 habitantes antes de la guerra, es uno de los puntos clave desde donde las tropas rusas pueden intentar avanzar hacia otros en su ofensiva en el este, con la que intentan, según los analistas, rodear a las fuerzas ucranianas y apoderarse de la totalidad de las regiones Lugansk y Donetsk, el territorio que reclaman los separatistas prorrusos y componen el Donbás. Antes del 24 de febrero, cuando comenzó la invasión rusa, Popasna estaba próxima a la “línea de contacto”, la franja de terreno que separaba las zonas controladas por el Gobierno de las controladas por rebeldes respaldados por el Kremlin en esta parte del país, en guerra desde 2014.
El gobernador de Lugansk ha acusado a los rusos de “no solo estar destruyendo Popasna, sino de borrarla” del mapa. “La gente está desapareciendo en masa en la Popasna ocupada, los orcos [calificativo con el que las autoridades ucranianas se refieren a los rusos] están a la caza de activistas ucranianos”, ha dicho este jueves Serhiy Haidai. También ha denunciado que no hay electricidad, agua, gas o red móvil en la región. “Los asentamientos capturados fueron completamente destruidos”.
Un territorio de pequeñas ciudades
Popasna está al este de Sloviansk, una de las ciudades que, según los analistas, pueden tener la llave del control del Donbás, junto a otras como Kramatorsk, en Donetsk. Se cree que para avanzar hacia ellas –también hacia Limán– están maniobrando a través de varios ejes desde Izium, ciudad ocupada y donde las operaciones rusas parecen estancadas.
También se considera estratégicamente importante Severodonetsk, en Lugansk, aún bajo control ucraniano. El Ejército de Kiev ha informado esta semana de intensos combates al norte, oeste y sur de esta ciudad mientras las fuerzas rusas intentan rodearla y están avanzando con “éxito parcial” en algunas partes. En esta zona hay otros puntos clave como Lysychansk y Rubizhne, parte de la cual está ocupada. Los militares ucranianos creen que en esta zona la tarea principal de los rusos es establecer un control total sobre Rubizhne y capturar Limán y Severodonetsk.
Después de encontrarse con una resistencia inesperadamente feroz y problemas logísticos, el Kremlin abandonó sus operaciones alrededor de Kiev hace más de un mes y se ha concentrado en el Donbás, la región industrial del este de Ucrania, donde se ubican los territorios separatistas prorrusos reconocidos por Vladímir Putin. Rusia tiene actualmente alrededor de 99 grupos tácticos de batallón en el país, principalmente en el este y el sur, según calcula el Pentágono.
El Donbás es un terreno diferente al de Kiev, mucho más urbana si se compara con esta zona llana y abierta, con muchas pequeñas ciudades y pueblos. Según EEUU, los rusos están intentándose mover de forma orquestada y organizada sin mucho éxito. “Están recurriendo mucho a su doctrina, que consiste en bombardear una zona a la que quieres llegar, empaparla con artillería para ablandar la defensa y luego mover tus fuerzas terrestres solo cuando creas que son capaces de hacerlo”, explicó un alto cargo de Defensa a la prensa esta semana. “Y el problema para ellos es que los ucranianos también tienen artillería y fuego de largo alcance (...) y están demostrando ser resistentes”. Los ucranianos se conocen bien el terreno y, según recalcó, “ha habido un montón de idas y venidas en estas pequeñas ciudades y pueblos”.
“Los rusos no han sido capaces de hacer ningún progreso significativo en absoluto”, dijo esta misma fuente, que señaló que también está contribuyendo el clima primaveral y el terreno embarrado. “Están bastante restringidos a los caminos pavimentados”. También indicó que no han solucionado todos sus problemas logísticos y de mantenimiento. “Todavía vemos que les cuesta reabastecer a sus tropas (...). Así que se están moviendo lentamente porque no quieren cometer los mismos errores que cometieron en Kiev. Otro factor es el mando y control y la cohesión de las unidades rusas, y aseguró que hay indicios de baja moral entre las tropas y de oficiales que se niegan a obedecer órdenes.
Estados Unidos cree que la batalla puede prolongarse en el Donbás, donde ambos bandos “se atrincheran, se enfrentan, se bombardean mutuamente, y el control sobre ciudades y pueblos y zonas cambian de manos cada día”.
Contraofensiva en Járkov
Al noreste, las fuerzas de Kiev parecen estar recuperando terreno. Los militares ucranianos han anunciado que han pasado de la defensa a la contraofensiva cerca de la ciudad de Járkov, con el objetivo de hacer retroceder a los rusos. Járkov, bajo control ucraniano, y sus alrededores han sido objeto de ataques rusos continuos desde el principio de la guerra a finales de febrero. Algunas crónicas de periodistas en la ciudad describen cómo las afueras parecen un depósito de cadáveres al aire libre, donde los muertos yacen sin enterrar mientras las tropas ucranianas y rusas luchan por el control. Las autoridades han denunciado que, en la gran mayoría de los territorios ocupados de la región de Járkov, los rusos están cortando la red móvil y los habitantes de muchas localidades siguen sin electricidad ni agua.
Este martes, las fuerzas armadas ucranianas anunciaron la liberación de cuatro pueblos al norte de la ciudad. “Los ocupantes están siendo alejados gradualmente de Járkov”, ha confirmado el presidente Volodímir Zelenski. Este miércoles, anunciaron la recuperación de una localidad más. Zelenski ha pedido a la población cautela pese a los avances en el campo de batalla. “No debemos crear una atmósfera de presión moral específica, cuando se esperan ciertas victorias semanales e incluso diarias”.
Járkov es importante por su ubicación –limita con el Donbás– y es la segunda ciudad de Ucrania. A principios de esta semana, los rusos estaban posicionados en los alrededores en forma de “herradura” desde el noroeste, el norte y hacia el este, según fuentes occidentales. Tras la recuperación de varios pueblos, Ucrania ha asegurado que unidades rusas se han retirado a Belgorod, territorio ruso fronterizo, debido a las pérdidas sufridas.
Analistas occidentales creen que las contraofensivas ucranianas en torno a Járkov están haciendo retroceder las posiciones rusas al noreste de la ciudad, hacia la frontera con Rusia, y que es probable que sigan desviando las tropas y los recursos de Moscú de otros ejes.
Los expertos militares del Instituto de Estudio para la Guerra (ISW en inglés), un think tank con sede en Washington, sostienen que la ofensiva ucraniana obstaculizará la capacidad de la artillería rusa de apuntar a los suburbios del noreste de la ciudad de Járkov, permitirá a las fuerzas ucranianas amenazar las zonas de retaguardia rusas con sus propios bombardeos y nuevos ataques, y, tal vez, desbaratar las operaciones ofensivas rusas alrededor de Izium. Es en esta zona donde los investigadores del ISW creen que las fuerzas rusas pueden estar redesplegándose hacia el norte para intentar aliviar la presión de esta contraofensiva y frenar los avances.
El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania sostiene que ve algunos éxitos en torno a Járkov, pero la situación sigue siendo tensa en el frente. El general ucraniano Oleksiy Hromov explicó este miércoles a los periodistas que en algunas zonas, las fuerzas de Kiev se han visto superadas en número hasta 10 veces y que lo que ha hecho posible detener la ofensiva rusa ha sido la planificación, el suministro de municiones a las tropas, el entrenamiento, el reagrupamiento de las fuerzas y el apoyo de la aviación.
La inteligencia británica considera que Rusia ha priorizado sus operaciones en el Donbás, lo que ha dejado a las unidades desplegadas en Járkov “vulnerables” a la fuerza de contraataque ucraniana, “móvil y muy motivada”. “La retirada de las fuerzas rusas de la región de Járkov es un reconocimiento tácito de la incapacidad de Rusia para capturar ciudades ucranianas clave en las que esperaban una resistencia mínima de la población”, ha dicho el Ministerio de Defensa de Reino Unido este jueves.
En Mariúpol, las fuerzas rusas continúan sus ataques contra las posiciones ucranianas en la enorme planta siderúrgica de Azovstal, convertida en el último bastión de los soldados locales. La captura de Mariúpol tiene una importancia tanto estratégica como simbólica para Moscú tras más de dos meses de asedio contra la ciudad, ahora en ruinas y donde se teme que miles de civiles han fallecido.
En el sur, las tropas rusas y ucranianas también se han seguido enfrentando entre las regiones de Jersón y Mykolaiv, pero ninguna de las partes ha logrado avances confirmados recientemente, según los expertos. En los últimos días, Ucrania ha denunciado ataques de las fuerzas rusas contra Zaporiyia y Mykolaiv, así como Odesa, y parece que están tratando de golpear la infraestructura crítica.
La invasión rusa de Ucrania ha dejado a su paso un reguero de destrucción, ha obligado a huir a millones de personas y se ha cobrado miles de vidas. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha confirmado que al menos 3.541 civiles han muerto, 239 de ellos menores de edad, desde el inicio de la ofensiva, y un número algo mayor de heridos. Sin embargo, se da por hecho que las cifras reales son más elevadas.
Sin resolución a la vista
La guerra va camino de cumplir su tercer mes con pocas señales, de momento, de una victoria militar decisiva para cualquiera de los dos bandos y sin resolución a la vista. “Los rusos no están ganando y los ucranianos no están ganando y estamos en un punto muerto”, ha dicho esta semana el teniente general Scott Berrier, jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU.
La directora de la inteligencia estadounidense, Avril Haines, ha asegurado que los objetivos de Moscú en la guerra siguen siendo amplios, incluida la creación de un corredor terrestre a través de la costa ucraniana del Mar Negro, pero que el Kremlin tendría dificultades para conseguirlos. “Consideramos que el presidente Putin se está preparando para un conflicto prolongado en Ucrania durante el cual todavía tiene la intención de lograr objetivos más allá del Donbás”, dijo Haines este martes en el Senado.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, sostuvo en una entrevista con el Financial Times que creen, en un principio, que una victoria sería la retirada de las tropas rusas a las posiciones que ocupaban antes de la invasión del 24 de febrero. Este sería el caso, por ejemplo, de la península de Crimea. Sin embargo, sugirió que pueden intentar perseguir objetivos mayores si les va bien en el este del país. “Ahora, si somos lo bastante fuertes en el frente militar y ganamos la batalla por el Donbás, que será crucial para la dinámica posterior de la guerra, por supuesto para nosotros la victoria en esta guerra será la liberación del resto de nuestros territorios”.
“La guerra terminará para el pueblo ucraniano solo cuando recuperemos lo que es nuestro”, ha dicho también Zelenski, quien ha afirmado que las posibilidades de poner fin a la guerra a través de la diplomacia disminuyen “cada vez que las tropas rusas cometen crímenes atroces contra los ucranianos”, como sucedió en Bucha y Mariúpol.
Kiev ha dejado caer que su posición en las negociaciones con Moscú para lograr el fin de la guerra dependerá del éxito en el frente. “Es muy difícil ver cómo se puede llegar a una solución negociada en este momento”, dice Ian Kelly, un veterano diplomático, en declaraciones a la agencia de noticias Associated Press. “Ninguna de las partes está dispuesta a dejar de luchar”. Al mismo tiempo, asegura que no importa cuántos errores de cálculo haya cometido Putin: no puede aceptar la derrota o cualquier cosa que no sea un escenario que pueda afirmar que ha logrado la victoria. “Sería un suicidio político para Putin retirarse”. Sobre Ucrania, cree que “no hay manera de que dé un paso atrás”. “Creen que van a ganar”.
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