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Madrid quiere devolver la normalidad a los centros de salud sin haber reforzado todavía la Atención Primaria

Médicos y personal sanitario en la puerta del Centro de Salud de Lavapiés.

Raúl Rejón

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Los sanitarios de Atención Primaria en la Comunidad de Madrid llevan días alertando de que, sin refuerzos, el sistema no puede volver a retomar la actividad normal y atender las nuevas exigencias de control de la pandemia de COVID-19. También avisan de que, en estas circunstancias, no podrían atender un rebrote de la enfermedad.

La Comunidad de Madrid planea ir devolviendo los centros de salud a la normalidad anterior a la pandemia, es decir, atender todo tipo de patologías y que los pacientes acudan al centro presencialmente sin filtro médico previo, sin que las plantillas estén reforzadas todavía. Sanidad anunció 650 contrataciones específicas, pero los médicos con los que ha hablado eldiario.es coinciden en que esos profesionales no llegan, además de que van a servir para cubrir huecos en las plantillas más que para fortalecer el servicio sobre el que se ha colocado el control de la COVID-19.

“Ahora hay menos casos y se puede atender, pero ante un repunte no podríamos”, asegura Concha Herranz, que ejerce en un centro de salud de General Ricardos en la capital. La Atención Primaria en Madrid arrastraba un déficit de personal de años. “Nunca hemos sido la plantilla al completo, el número de efectivos siempre ha sido menor al teórico”, afirma la doctora Herranz. La propia gerencia había admitido que, cada día, un 10% de los puestos no estaba cubierto por ausencias estructurales. Por eso, estos profesionales indican que los contratos para COVID-19 hasta el 31 de diciembre solo pueden paliar una escasez previa, no robustecer.

En ese sentido, en diciembre pasado, antes del tsunami de la pandemia de COVID-19, el sindicato UGT echó mano de los datos del Ministerio de Sanidad para calcular que en la comunidad autónoma hacían falta 527 médicos de medicina de familia y 121 pediatras para alcanzar la media española de número de tarjetas sanitarias por facultativo. En Madrid, esa ratio estaba en 1.557 por profesional cuando el promedio nacional se colocaba en 1.359, un 12% más baja. El sindicato médico Amyts habla ahora de un déficit de 900 médicos en Primaria para atender la nueva situación.

“Ahora mismo no circula mucho SARSCov-2 así que se saca el trabajo, pero nos están mandado cada vez más tareas”, reflexiona Eduardo Olano, médico en un centro de la localidad de Alcorcón. “Muchos trámites burocráticos de los que nos habíamos librado durante el pico de la pandemia están volviendo”, insiste. Y sobre el personal añade: “En Primaria no se suple nada. En un principio eran las bajas, pero luego ya había plazas estructurales sin cubrir”.

La nueva situación se produce porque el control de la pandemia, es decir, la detección rápida, el diagnóstico y confirmación de casos sospechosos recae básicamente en este nivel asistencial. Pero, además, los centros de salud van retomando la actividad de patologías ajenas a la COVID-19. “En los centros hay que destinar unos sanitarios al triaje (clasificación) de pacientes en la entrada. Otros a atender los casos de COVID-19 y otros al resto de pacientes”, relata el doctor Olano para ilustrar la situación.

Lo que defienden estos profesionales es que los 650 nuevos contratos de los que habló el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, dentro del plan de detección precoz de casos de COVID-19, rellenarán suplencias de sanitarios que necesitan descanso y, posteriormente, completarán unos servicios en mala situación de partida. “Van a llegar a una plantilla que ya no estaba al 100%”, subraya la doctora Herranz.

Contratos con polémica

“Aquí no ha llegado todavía nada”, cuenta la doctora Mar Noguerol desde su centro en Fuenlabrada. “Las tareas extraordinarias las estamos haciendo el mismo equipo”, describe. Noguerol también defiende que se mantenga la cita previa telefónica con una médica o un enfermero que permite la valoración de la demanda y evitar, dice, “aglomeraciones” en los centros de salud. Es decir, que el primer acceso al servicio sanitario sea por teléfono y que un sanitario indique si debe acudir a la consulta física. Este tipo de selección de las citas presenciales “optimiza” la seguridad de los pacientes y ahorra en “citas redundantes”, afirman estos médicos.

Los contratos de refuerzo se están firmando estos días. Unos contratos ligados a una zona en lugar de a un centro, lo que hace que podrán ser destinados a diferentes lugares en diferentes momentos durante la duración del compromiso laboral. Las quejas por esta fórmula de contratación ya se han disparado. El sindicato Amyts ha asegurado que incluso hay profesionales que se han negado a firmar “y están saliendo de Madrid” por la precariedad que implican: “Se les ofrece contratos que nadie quiere”.

El consejero Ruiz Escudero ha afirmado que los que se van es por una opción “personal”. A “todos los que acababan contrato el 31 de mayo se les ha ofertado continuar hasta el 31 de diciembre. Todo el que ha querido seguir ha seguido”, ha defendido en Onda Cero.

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