Caos en la COP29: varias delegaciones se levantan para conseguir más financiación para los países pobres
La Cumbre del Clima COP29 en Bakú ha vivido momentos de caos este sábado durante la prórroga de las negociaciones. Las delegaciones de los estados insulares y de los países menos desarrollados han abandonado la mesa de conversaciones ante la falta de atención a sus demandas, según han contado sus portavoces.
Tras el rechazo generalizado de la propuesta de acuerdo, sobre todo, en la cuestión de financiación climática para los países desfavorecidos, la tensión ha subido a niveles de casi ruptura cuando las delegaciones de los países insulares (como las Islas Marshall) y los del grupo de estados menos desarrollados (muchos de ellos africanos, pero también Afganistán, Nepal, Hatí o Camboya), se han levantado y han dejado las conversaciones. Para conseguir un acuerdo hace falta un quórom de dos tercios de los 198 estados participantes: unas 130 partes.
La oferta de la presidencia para acordar un texto común marcaba la aportación directa de los estados ricos hacia los pobres en 250.000 millones de euros anuales. Muchos países en vías de desarrollo llamaron a esto “una broma”. Así que este sábado se afrontaba una especie de regateo para ver hasta dónde cedían unos u otros antes de dar el visto bueno.
Lejos de avanzar, la jornada del sábado ha ido a peor cuando estos dos grupos han decidido presionar todavía más al marcharse de la sala. No ha significado que todo saltara por los aires, pero se paralizaban las conversaciones hasta conseguir que volvieran a sentarse en la mesa.
“Estamos todavía aquí”, han declarado después desde el grupo de estados insulares (AOSIS). “Pero para que las conversaciones sean productivas, las voces de los más vulnerables deben ser escuchadas. Seguimos comprometidos con conseguir un acuerdo que no sumerga al mundo en un peligro más profundo”.
Y, para completar el cuadro caótico, un delegado de Arabia Saudí ha sido cazado editando uno de los documentos presentados por la presidencia de la COP para el acuerdo final, según ha revelado The Guardian. La delegación saudí ha sido calificada como una “bola de demolición” en esta cumbre. Su portavoz oficial en una sesión plenaria dejó claro que el petroestado no toleraría ningún texto que “señalara a un sector concreto como el de los combustibles fósiles”, es decir: el petróleo, carbón y gas cuya utilización intensiva ha generado la concentración de gases de efecto invenadero responsables del cambio climático.
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