Migrar para buscar asilo huyendo de la hambruna producida por las catástrofes naturales o las guerras generadas por los conflictos políticos es un derecho humano fundamental reconocido universalmente y que desgraciadamente se ha visto recrudecido en los últimos años, debido a la mayor crisis humanitaria vivida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, alcanzando ya la triste cifra de más de 60 millones de personas.
Las políticas de criminalización llevadas a cabo por la UE frente a personas, asociaciones y ONGs que realizan una importantísima labor de rescate en el Mediterráneo ha hecho que muchas asociaciones se vean obligadas a abandonar su trabajo y de las doce embarcaciones que había realizando estas tareas de salvamento ahora solo quedan tres. Cada vez menos testigos de los crímenes contra la humanidad que se están cometiendo a las puertas de una Europa servil frente a las grandes multinacionales, cuyos intereses económicos de explotación de todo tipo de recursos naturales y humanos está generando la mayor crisis política, de derechos y de movilidad que sufre el continente.
Si hace un par de meses era la activista Helena Maleno quien se sentaba en el banquillo, acusada de estar relacionada con redes de tráfico de personas, por dedicar su trabajo y todo su esfuerzo personal a salvar vidas en el Estrecho, hace una semana la fiscalía de Catania (Italia) ordenaba la inmovilización del buque español Open Arms y la apertura de investigaciones por un posible delito de promoción de la migración ilegal.
Proactiva Open Arms es una organización no gubernamental dedicada a rescatar del mar a personas refugiadas que llegan a Europa huyendo de conflictos bélicos, persecución o pobreza, mediante la vigilancia y salvamento de las embarcaciones que necesitan auxilio en el Mar Egeo y Mediterráneo Central y denunciando las injusticias y los abusos de los que vienen siendo testigo en sus rescates.
En 2017 llegaron a Europa 21.143 personas que se conozca y 525 muertas o desaparecidas y el 96,7 % de esas personas llegaron por mar, que hubieran sido muchas más de no contar con el trabajo incondicional de estas gentes. Quiero mostrar mi solidaridad con esta organización y mi rechazo absoluto a esta detención, porque creo, al contrario de la fiscalía, que lo que promueve esta ONG es la solidaridad con los pueblos, esencial para una sociedad fraterna, justa y democrática, reconociendo su labor en defensa de los Derechos Humanos y exigiendo su pronta liberación.
Pero lo más preocupante es la situación generalizada que estamos viviendo en Europa, una situación de bloqueo donde miles de personas huyen de sus países apelando al Derecho Internacional y una Europa sorda, indolente, insegura, indigna, desacogedora, una Europa que pisotea su propia Carta de Derechos Fundacionales al saltarse los derechos fundamentales de las personas, dignidad, libertad, igualdad, solidaridad, ciudadanía y justicia.
Necesitamos una Europa humanitaria y acogedora, un cambio de sistema, un modelo de ciudadanía europeo que rompa con el molde económico basado en la austeridad, en la pérdida de derechos y el gasto desorbitado en seguridad. En definitiva, buscar alternativas que a corto plazo acaben con la situación inhumana en la que viven miles de personas y a medio y largo plazo ponga los intereses de la ciudadanía por encima de los de las grandes corporaciones, pero hace falta voluntad política, cuya dejadez es sin duda la que nos ha llevado a la situación actual. Esa es sin duda, la gran batalla que tenemos por delante en una Europa cada vez más reaccionaria.
#FreeOpenArms
