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Huermur insta a Cultura a que proteja también el entorno del Puente Viejo de Murcia

El Puente Viejo de Murcia (siglo XVIII) sobre el río Segura, desde la pasarela Manterola y con la catedral al fondo / PSS

Pedro Serrano Solana

Murcia —

La Consejería de Cultura ha comenzado la tramitación del expediente para declarar el Puente Viejo de Murcia como Bien de Interés Cultural -BIC-, tal y como solicitó la asociación Huermur, e incluirá para su protección el propio puente -obra de ingeniería del siglo XVIII-, el azud construido como base de cimentación y regulación del cauce, los estribos del puente ubicados en ambas márgenes junto con un tajamar oculto por el muro del cauce en la margen derecha, y sus farolas del siglo XIX, que fueron instaladas tras una reforma en la que se ensanchó el paso, y que costó la destrucción de dos templetes centrales con las esculturas de San Miguel y San Rafael de la obra original.

Huermur se ha felicitado por la incoación de dicho expediente, aunque ha instado de nuevo a Cultura para que tome en consideración todo el entorno que se ha excluido al tramitar la protección del monumento. En concreto, se refirió como espacio a proteger “el marcado por las visuales dominadas por el Puente Viejo, abarcando aquellos elementos directamente vinculados con el puente y su relación con el aprovechamiento del caudal del río Segura, como los molinos establecidos en sus inmediaciones”.

Entre los mencionados elementos, Huermur citó el paseo del escultor Juan González Moreno, el edificio de la Virgen de los Peligros, el del llamado Parador del Rey, el complejo de los Molinos del Río junto con las Caballerizas, todo el frente de la Glorieta de España, y cruzando la Gran Vía y la plaza Martínez Tornel, la línea de las fachadas de los edificios Victoria, Zabálburu y Jarrones hasta el Plano de San Francisco, al inicio del Malecón y la pasarela Manterola.

La asociación, junto a la Plataforma en defensa del Patrimonio Cultural de Murcia, recibió la notificación de la Consejería de Cultura en la que se reconoce “la singularidad e importancia de este bien patrimonial”. Este hecho ha sido calificado por Huermur como “un nuevo logro en defensa del patrimonio de Murcia”, matizando después que “la protección como BIC quedaría incompleta si no se incluyese el entorno solicitado en su día, a través de un dossier-informe de una treintena de páginas y por el que se ha iniciado el expediente de tramitación del BIC”.

La resolución de incoación dictada por la directora general de Bienes Culturales reconoce el “sobresaliente valor cultural para la Región de Murcia” del Puente Viejo, ya que no sólo es “un elemento esencial de la ciudad asomada al río, sino que se constituye por sí mismo en elemento generador de la trama urbana, al permitir la expansión hacia el sur”. A juicio de Huermur, la tramitación de este expediente “es una oportunidad para que el municipio de Murcia vuelva la mirada sobre su patrimonio, empezando a entenderlo y gestionarlo con unas nuevas formas, donde se valore su importancia histórica, paisajista y ambiental, y no como se ha permitido hasta ahora, con sucesivos atentados que han mermado el patrimonio cultural de Murcia”.

El primer puente de una nueva Murcia

El Puente Viejo de Murcia, también llamado Puente de los Peligros por la hornacina con dicha imagen religiosa que se alza en la margen derecha del río Segura, fue diseñado por Toribio Martínez de la Vega para sustituir a otra obra anterior destruida en una grave riada a principios del siglo XVIII. Las continuas crecidas del río dificultaron desde antiguo la presencia de un paso estable entre las dos orillas del Segura, siendo común el cruce con puentes de barcas o con puentes de madera que había que reconstruir. Y las aguas también entorpecieron las obras del nuevo puente -junto a la escasez de recursos para llevarlas a cabo-.

La construcción del puente abarcó casi la totalidad del segundo cuarto del siglo XVIII y se vinculó al desarrollo urbanístico de la ciudad hacia el sur, siguiendo el trazado de la antigua carretera de Cartagena. El plan para crear un nuevo barrio en la margen derecha del Segura, el que sería llamado de San Benito y hoy del Carmen, se encargó en un principio a Jaime Bort, el maestro de la fachada barroca de la Catedral de Murcia y que también participó en las obras del propio puente de piedra. Bort ideó una plaza pública ovalada como elemento principal que haría las veces de plaza de toros durante los festejos taurinos -la actual Plaza de Camachos-, aunque sus planes no se llevaron a cabo sino muy modificados y bajo la dirección de otro arquitecto, Martín Solera.

En el siglo XIX y como fruto de un aumento del paso de carruajes y de personas, el ayuntamiento hubo de ensanchar el Puente Viejo con una plataforma que sesgó los dos templetes con esculturas que se levantaban en su punto intermedio. La apertura de la Gran Vía en los años 60, en el eje norte-sur y en línea con el propio puente, aumentó la presión sobre el monumento, y se da la curiosa circunstancia de que el siguiente puente que se construyó en Murcia -finales del siglo XIX y principios del XX-, el llamado Puente Nuevo o puente de hierro, fue cerrado al tráfico para proteger su estructura hace unos años, mientras que la obra del XVIII ha seguido siendo la vía principal de paso de vehículos desde el centro de la ciudad hacia el barrio del Carmen. Además, el ayuntamiento ha previsto que lo atraviese la futura línea 2 del tranvía.

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