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Milenials contra boomers, o lo difícil que es salir de las etiquetas generacionales

Una persona jugando con un Tamagotchi.
5 de diciembre de 2021 21:27 h

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Esta última semana, además de lo más escuchado de Spotify, en muchos de los stories de Instagram de mis amigos y conocidos he visto compartido un post de la cuenta 'Policía del Afecto' que dice lo siguiente:  

Cosas que sólo los niños de los 90's entenderán

-Tamagochis

-Pokemon

-La amarga sensación de sentirse atrapados en medio de una generación próspera, que nos educó para que siguiéramos nuestros sueños en un momento de bonanza económica, y otra más joven, mucho mejor preparada para el nuevo mercado laboral y que ha crecido viendo nuestros fallos y siendo mucho más humilde y realista con sus expectativas.

-Tazos 

Como milenial podría decir que mi gran frustración vital ha sido matar sistemáticamente a los tamagochis, hecho que debe de guardar relación con mi nula capacidad para mantener a las plantas con buen aspecto, pero la gran frustración generacional está en ese tercer punto. Medios de comunicación, agencias de publicidad, agencias de marketing, llevan años tratando de definir lo que los milenials pensamos y sentimos, en una carrera loquísima por adjetivarnos y convertirnos en una narrativa monolítica. Se nos han puesto más etiquetas que a un cojín de Ikea, cuando en realidad no existe ningún adjetivo común que nos defina, salvo esa sensación de absoluta falta de control.

Personalmente, nunca me he sentido identificada con el término milenial, aunque lo he terminado utilizando. Siempre me ha parecido un trazo demasiado grueso para englobar tanta diversidad y un término utilizado con condescendencia para definirnos. Somos la generación estereotipo, la tostada narcisista que siempre cae del lado del aguacate.

Bobby Duffy, un científico social que trabajó como ejecutivo para el grupo de investigación de mercado Ipsos, se plantea en su libro 'The Generation Myth' si realmente es útil agrupar a las personas en bloques de años, si no es algo tan arbitrario como agruparnos por signos de zodiaco, si tiene sentido verlo todo en términos de guerra generacional: de baby boomers frente a milenials, de milenials frente a baby boomers. Para Duffy, las generaciones son solo uno de los factores para entender los cambios en las actitudes, creencias y comportamientos de las personas. Los otros son los eventos históricos y los “efectos del ciclo de vida”, es decir, cómo las personas cambiamos a medida que envejecemos. 

El sociólogo Philip Colen también le pedía al Pew Research Center, en una carta publicada en The Washington Post, que deje de utilizar etiquetas generacionales como Gen Z y Baby Boomers en sus informes por ser arbitrarias y contraproducentes. Unos 170 investigadores de ciencias sociales firmaron también esta carta. Para Colen, hay buenas alternativas a las etiquetas generacionales, como describir a las personas por la década en que nacieron o definir cohortes específicamente relacionados con un tema en particular.

Pero es demasiado tentador adherirse a la etiqueta de una generación, especialmente si echas en falta la empatía generacional. Dicho de otra forma, si estamos en una guerra generacional, pues tú te enfundas la camiseta de la tuya. Necesitas anclarte en una identidad colectiva. Porque lo cierto es que en las últimas décadas, el mercado de trabajo y el de vivienda han respondido a los intereses de las generaciones de más edad, en detrimento de las jóvenes. Si ves cómo los únicos amigos que se pueden comprar pisos son los que reciben el dinero de la entrada de sus padres, si la única herencia que vas a recibir es la de deuda y más deuda, si has vivido prejubilaciones cuantiosas a costa de bajadas salariales en tu empresa, si compruebas el eco de la vacía hucha de las pensiones, si soportas una carga impositiva cada vez mayor, si el futuro te sabe a Espidifen de sobre, es sencillo mirar hacia arriba y gritar: qué, esto qué.

El problema es laboral, económico, de clases, no tanto generacional. Y se va a potenciar con los años. La brecha intergeneracional se ensancha sin que nadie parezca hacer nada por remediarlo. Y en esta guerra entre generaciones, unos ganan más que otros (en la milenial solo parece ganar Mark Zuckerberg).

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