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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

Nuestros 10 libros del 2022

Libros del año.

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Fieles a nuestra tradición de fin de año, desde Piedras de papel os volvemos a ofrecer una breve lista de lecturas que nos han gustado y hemos disfrutado a lo largo del 2022. Como es también habitual, se trata de títulos publicados o editados recientemente y que, por diversos motivos, han contribuido al debate público actual. Nuestra fidelidad a las disciplinas de cabecera de este blog (sociología, ciencias políticas, economía) es cada vez más débil. No sabemos si por desgaste, sana curiosidad o el signo de nuestros tiempos. Es por eso que en este nuevo post de libros encontraréis recomendaciones sobre filosofía del “largoplacismo”, psicología social, historia cultural o sobre cómo las nuevas tecnologías dificultan nuestra capacidad de concentrarnos. No obstante, seguimos interesados por temas que nos son más familiares como el estado anímico de la democracia liberal, los partidos políticos, las encuestas, el mercado laboral, el estado de bienestar o la crianza. Esperamos que nuestras recomendaciones estimulen vuestro espíritu lector y que os animen a disfrutar de estos y otros libros en el próximo año. ¡Felices fiestas!

 

What We Owe The Future. William MacAskill (Basic Books, 2022)

Imagina tres escenarios para 2023, de mejor a peor: 1) paz para los 8,000 millones de habitantes del planeta; 2) un holocausto nuclear mata al 99,9% de la humanidad; 3) un holocausto nuclear mata al 100% de la humanidad. ¿Qué cambio de escenario es más trágico, pasar del 1º al 2º o del 2º al 3º? Intuitivamente, muchos contestaríamos que lo más grave es la desaparición del 99,9% de la población. MacAskill no. Este filósofo, y máximo exponente de la corriente del “largoplacismo”, utiliza este ejemplo, entre otros, en su reciente libro What We Owe The Future (Lo que le debemos al futuro) para hacernos entender la importancia de preocuparnos sobre el destino de las generaciones futuras. No sólo de nuestros hijos e hijas y sus descendientes inmediatos, sino de la especie humana a mil, o más, años vista. Si aplicamos esa lógica, el destino del 99,9% de la población actual, aún importante, no sería tan decisivo. Lo absolutamente devastador sería la desaparición de todos los seres humanos. Pero si quedan unos pocos millones, o incluso unos millares, y estos son capaces de reconstruir la sociedad, en unos cuantos siglos o milenios, podemos estar tan bien como ahora. O mejor.

El libro es claro, directo e interpela a la acción como pocos libros de filosofía. Y esta es seguramente una de las razones por las que Elon Musk lo ha ensalzado públicamente. MacAskill parte de la asunción de que, a pesar de las muchas vicisitudes vividas, la humanidad está viviendo todavía el primer capítulo de su existencia. Y que las vidas potenciales de millones, o miles de millones de personas en el futuro dependen de nuestras acciones de hoy. Queda mucho camino por delante, así como muchas dudas e interrogantes. Con lo que, como cuando un grupo no sabe hacia dónde ir, la mejor estrategia es intentar varias alternativas, MacAskill nos conmina a examinar diversas posibilidades, incluyendo la colonización de otros planetas, y a analizar cuidadosamente las consecuencias de todos nuestros actos, incluyendo cada vez que cogemos el avión.

MacAskill aboga por la solidaridad a través del tiempo, con los tataranietos de nuestros tataranietos, de la misma manera que somos solidarios a través del espacio, con las personas viven a miles de kilómetros y que en estos momentos necesitan nuestra ayuda. Y ahí radica una potencial crítica a su argumento. Algunos detractores del “largoplacismo” entienden que, si aplicáramos un cálculo de mera utilidad esperada imputando las posibles vidas futuras a la par con las actuales, abriríamos la puerta a sacrificios de personas “poco productivas” o a experimentos genéticos para lograr una raza superior de humanos altamente inteligentes. ¿Quizás por eso también le gusta a Musk?

 

Las personas más raras del mundo. Cómo Occidente llegó a ser psicológicamente peculiar y particularmente próspero. Joseph Heinrich (Capitán Swing, 2022)

 Si estás leyendo esto, casi seguro que es porque eres una persona rara. Rara en dos sentidos. Por un lado, serás una persona WEIRD, que literalmente significa “raro” en inglés, pero que para Heinrich obedece al acrónimo de Western, Educated, Industrialized, Rich, Democratic (Occidental, Educado, Industrializado, Rico y Democrático). Por otro lado, eres una persona rara psicológicamente porque tu manera de pensar y tus valores son muy distintos del resto del mundo. Los occidentales en realidad somos una excepción por nuestra configuración psicológica.

Joseph Heinrich, biólogo y antropólogo, publicó este libro en 2020 y acaba de ser traducido y publicado en español por Capitán Swing. El primer objetivo del libro es mostrar cuáles son las peculiaridades ideológicas de los WEIRD. Somos personas más individualistas; más analíticos; más relacionales y menos holísticos; valoramos más las intenciones que los resultados; clasificamos más a las personas según sus atributos personales y menos en relación al grupo al que pertenecen. Pongamos un ejemplo. ¿Le darías un trabajo a un amigo en tu empresa si sabes que es una persona nada idónea? Si eres WEIRD es más probable que pienses que no hay por qué darle el trabajo a un amigo si tienes la convicción de que no es un candidato adecuado frente a cualquier otra persona del mundo.

El segundo objetivo del libro es convencernos de que estas peculiaridades psicológicas de los WEIRD tienen consecuencias. El argumento de Heinrich es que la prosperidad y los avances económicos de Occidente se fundamentan en estos rasgos psicológicos. Los mercados, por ejemplo, requieren de instituciones impersonales para funcionar bien. Siguiendo con el ejemplo anterior, si damos un trabajo a una persona cercana, pero inadecuada, nuestra empresa funcionará peor. Cuando nuestras decisiones económicas se subordinan a la lealtad al grupo, los resultados serán menos eficientes. Los WEIRD también ponen mayor énfasis en la consecución de logros personales que facilitan, por ejemplo, emprender y la innovación.

El tercer objetivo del libro es explicar de dónde vienen las peculiaridades psicológicas de los WEIRD. Entroncando con el surgimiento de la Iglesia Católica, Heinrich traza un resumen de la historia occidental explicando cómo las instituciones y la psicología se refuerzan mutuamente produciendo cambios en nuestros patrones familiares, económicos y sociales que han dado lugar a nuestra peculiar concepción del mundo y una manera de relacionarlos con él.

El libro está muy bien escrito y es un excelente compendio de investigaciones en psicología social, historia, antropología y biología. Como todo libro con una tesis fuerte y ambiciosa (nada más y nada menos que explicar por qué Occidente es diferente y hacerlo a través de la psicología), es inevitable encontrar aristas y partes en que los argumentos y los ejemplos parecen algo forzados, pero eso no le resta al libro atractivo. El resultado de “Las personas más raras del mundo” sigue siendo un magnífico ejemplo de lo que es divulgación de alto nivel.

 

Céntrate (Deep Work). Las cuatro reglas de éxito en la era de la distracción. Cal Newport (Península, 2022)

Aunque las nuevas tecnologías tienen enormes ventajas, este libro nos propone hablar del lastre que imponen sobre nuestra manera de trabajar. Su título resume la principal limitación que, a juicio del autor, se deriva del papel que juegan internet o las redes sociales en nuestro trabajo: convertirnos en seres incapaces de concentrarnos, de pensar con profundidad. Newport hace una defensa en la primera parte del libro de la importancia de saber desarrollar un pensamiento profundo como mejor forma de triunfar en una economía del conocimiento que requiere de un aprendizaje continuo (para lo cual es indispensable la capacidad de concentración que las nuevas tecnologías -con nuestro aquiescencia- nos roban). Sin embargo, lo más interesante de su propuesta es que su relato está salpicado de referencias a autores o investigaciones sobre las implicaciones neurológicas, psicológicas e incluso filosóficas asociadas a la facultad de concentrarse. Y también destaca su habilidad para contarnos con claridad que gran parte de nuestro trabajo se sustenta sobre una sensación de productividad que en realidad es estéril, porque mientras nos dedicamos a saciar la necesidad de recompensas de nuestro cerebro contestando emails u organizando reuniones, vamos, sin reconocerlo, procrastinando las tareas que requieren más esfuerzo. 

La segunda parte del libro consiste en un estricto y detallado programa de empoderamiento individual sobre la gestión del tiempo de trabajo (y también de descanso) que cualquier persona que quiera mejorar su capacidad de concentración puede intentar llevar a cabo. Recomendable para todos aquellos que piensen que leerse un libro de un tirón -sin claudicar regularmente ante mails, mensajes o postureo- es tarea imposible. Quien escribe esta reseña se propone hacerlo y contaros la experiencia en otro post.

 

Delirio Americano: Una historia cultural y política de América Latina. Carlos Granés (Taurus, 2022)

Si hemos de creer al índice analítico, la palabra imperialismo solo se lee una vez en las más de 500 páginas de este libro. No es cierto, pero ofrece un indicio sobre esta historia cultural y política, en ese orden, de Latinoamérica. Se trata de un libro nuevo y luminoso para quienes estén acostumbrados, todos lo estamos, a las historias solo dolientes, a las historias de crueldades sin fin, de héroes frustrados y de malvados oligarcas siempre triunfantes a la sombra de un imperio. La pasión victimista, relativamente nueva en la esfera global, ya estaba siempre allí, y por obvias razones, como el propio libro deja ver, en las miradas hacia (y desde) América Latina. Este libro expone en un gran mural -tal vez la imagen lo sea de su gusto- la fabulosa floración de tendencias artísticas y literarias en América Latina durante un largo siglo, desde las vanguardias hasta las tendencias de la literatura más reciente, y cómo se entrelazan con la política del continente a través, fundamentalmente, de la elaboración de símbolos para las posibles identidades colectivas (indígenas, mestizos, criollos, gauchos, la “negritud”, “latinos” en tanto que no “sajones” …).

Es un libro escrito bajo la advocación del Huidobro que terminó por escribir las “cartas al Tío Sam” (también al magnífico poeta de vanguardia) lamentando haberse olvidado de la democracia, del Borges que reniega de sus inicios localistas y se afirma como enemigo de todo nacionalismo; de Lezama, quien escribió: “Nacer aquí es una fiesta innombrable”. Del esperado día en que las enciclopedias se refieran a Castro como “Dictador caribeño que vivió en tiempos de Lezama Lima”. También del vilipendiado Betancourt, y de Figueres, de todos los políticos que intentaron ser demócratas y les fue negado el pan y la sal izquierdista, que no es menos lesivo que los ataques de la derecha más fascistoide.

El libro deja muchas preguntas abiertas. Tiene páginas magníficas sobre el populismo o sobre la guerrilla, pero nos gustaría saber más de los porqués. De ese misterio por el que lo más reaccionario puede mostrarse con la fachada del progresismo, y unos pueden matar a otros por esos giros. No es, necesariamente, la tarea de este gran mapa. Pero tiene que haber una razón por la que la cultura es particularmente importante en la política de América Latina, la creación de símbolos y su depredación por los políticos de toda laya (¿la indefinición del “ser nacional”? ¿la indefinición de lo que es izquierda y lo que es derecha?). En este sentido, se habría agradecido un soporte bibliográfico mayor y más explícito. Poder seguir las pistas. Es un reproche a nuestro mercado, no al autor. Si un libro de este calibre y ambición se hubiera publicado en el Norte llevaría cincuenta páginas de notas y bibliografía, y podría ser un clásico.

 

El liberalismo y sus desencantados. Cómo defender y salvaguardar nuestras democracias liberales. Francis Fukuyama (Deusto, 2022)

Para entender este ensayo, primero es necesario hacer una breve referencia a su autor, el politólogo norteamericano Francis Fukuyama, quien alcanzó una gran fama internacional con la publicación en 1992 de El fin de la historia y el último hombre. Un libro que nacía de un artículo escrito por este autor tres años antes y que estaba marcado por el fin de la guerra fría, tras la caída del muro de Berlín y el desmoronamiento de la Unión Soviética. En él, Fukuyama defendía la tesis de que la democracia liberal, ligada al libre mercado, se había impuesto como la única forma de gobierno a la que aspirar, y con ello se habría llegado al “punto final de la evolución ideológica de la humanidad”.  

Treinta años después, este autor sigue defendiendo el liberalismo como el mejor modelo de gobierno posible o de convivencia humana, pero, ahora, en un contexto muy diferente. Las desigualdades sociales, las crisis financieras, el malestar social, el resurgimiento de los nacionalismos o el auge de los populismos han acabado con el espejismo del mundo feliz liberal de los años 90 y 2000.

Como punto de partida, el autor aclara que el liberalismo que él defiende es la doctrina basada en la limitación de los poderes del Estado, la protección de los derechos individuales y la premisa de la igualdad de la dignidad humana. A partir de aquí, Fukuyama sostiene que los defectos y críticas asociadas al liberalismo, como el híper-consumismo, una desigualdad económica excesiva o la falta de valores comunitarios, no tienen que ver con su diseño, sino con su aplicación. 

En concreto, Fukuyama apunta a que los principios del liberalismo, como la autonomía individual, se habrían llevado al extremo tanto por los partidarios de la derecha como de la izquierda. Especialmente crítico se muestra con el neoliberalismo por haber llevado hasta las últimas consecuencias el principio de eficiencia económica, primando “los derechos de propiedad y el bienestar de los consumidores”, mientras se demonizaba el papel del Estado y se denigraba el valor de la solidaridad. 

Considera este autor que la decepción producida en los últimos años con el funcionamiento del modelo liberal es lo que ha llevado a que ahora éste se vea cuestionado y amenazado tanto por la derecha populista, como por una renovada izquierda progresista, que defiende políticas identitarias basadas en los derechos colectivos, frente a los individuales. Pero para Fukuyama no hay una alternativa de gobierno mejor a la que ofrece el liberalismo, ni sus deficiencias son estructurales, por lo que de lo que se trataría es de hacer ajustes y reformas en su aplicación, como “superar la época neoliberal”.

Sin necesariamente tener que estar de acuerdo con el planteamiento de Fukuyama y aun pudiendo adolecer su análisis de cierta complacencia, encontraréis, en menos de 200 páginas, reflexiones muy interesantes.

 

Un cadáver en el Congreso. Del sí se puede al no se quiere. Sergio Pascual (altamarea, 2022)

Este texto, escrito por quien fue el primer secretario de organización de Podemos, puede leerse tanto como un libro de memorias políticas o como un ensayo antropológico sobre la vida interna de los partidos. En el primer caso, los lectores encontrarán un repaso sobre la trayectoria política de una de las personas que formó parte de la primera línea del primer Podemos, Sergio Pascual -ingeniero, antropólogo, sindicalista y costalero-, desde que Iñigo Errejón lo reclutó a mediados de 2014 para comenzar a montar las bases del partido, hasta su cese, a manos de Pablo Iglesias, en marzo de 2016, en lo que fue la primera gran explosión pública de la guerra interna entre errejonistas y pablistas.

Pascual relata en más de 200 páginas su vida antes de aterrizar en Podemos -sus años de formación, su paso por Bolivia y Venezuela como asesor en la Fundación CEPS, donde experimentó e interiorizó las tesis del populismo de Laclau, y desde donde conectaría y crearía complicidades con los principales líderes de la formación morada- pero también su trabajo como secretario de organización en un momento en el que el partido que abría una grieta en el bipartidismo tenía que montar una estructura prácticamente desde cero enfrentándose a su vez a un ciclo electoral endemoniado. En ese relato, Pascual pone el foco en la evolución de la división interna en Podemos. Una división que empezó a palpitar en agosto de 2014 -mucho antes de lo podríamos haber imaginado- y que, de manera soterrada, se hace más profunda a medida que avanza la vida de la incipiente formación política: en su primer asamblea general -Vistalegre-, en la estrategia a seguir en las municipales y autonómicas, en la posición de Podemos frente a un posible pacto de investidura con el PSOE y Ciudadanos y en muchísimas otras batallas de posiciones dentro de la organización.

Precisamente, las lucha interna dentro de Podemos es el segundo prisma a través del cual se puede leer el libro de Pascual. Con una mirada antropológica nos ofrece un análisis de las tribus podemitas bastante minucioso, unidas estratégicamente en el momento fundacional y enemistadas a sangre y fuego en cuanto las diferentes visiones políticas sobre qué debía ser Podemos empezaron a emerger con nitidez. En este sentido, el texto profundiza en cómo las distintas formas de entender cómo enfrentar y conquistar el poder chocan, se retroalimentan y se extienden en cada pelea por conquistar espacios de control dentro de la propia organización.

Aun siendo una visión de parte (Pascual militaba en las filas errejonistas), la radiografía es interesantísima porque nos habla, entre otras cosas, sobre cómo las dinámicas internas de un partido, mal llevadas, pueden destruir cualquier proyecto político, sobre los límites de la estrategia de la transversalidad, sobre cómo las nuevas herramientas tecnologías pueden potenciar pero también subvertir el funcionamiento de las organizaciones (el papel de los canales de Telegram es vital para comprender el éxito y el declive de Podemos); o sobre cómo la enorme apuesta por democratizar el funcionamiento interno de Podemos llevó a eliminar los controles habituales en manos de rangos medios, concentrando el poder en el líder, creando así uno de los partidos más verticales de nuestro panorama político y, con ello, una dinámica de lealtades internas que, en definitiva, acabó bloqueando la discrepancia y expulsando al talento. Las explicaciones sobre la operación Mate Pastor -el motivo por el cual Pascual fue destituido- también desvelan (y quizás aclaran) muchas de las cosas que pasaban en Podemos, y sobre todo la estrategia mediática de Iglesias para asestar el golpe definitivo al errejonismo dentro de Podemos. En definitiva, se trata de un libro curioso, para los más cafeteros, que va de menos a más, donde se reconocen errores y se plantea abiertamente la contradicción (¿engaño?) entre lo que se llamaba entonces el método Podemos (“que decida la gente” ) con el de una maquinaria de guerra electoral para conquistar el poder.

 

Friday Is The New Saturday. How A Four-Day Working Week Will Save The Economy. Pedro Gomes. (History Press, 2021)

Una propuesta de la que, de repente, todo el mundo habla. Imagínense una semana laboral concentrada entre el lunes y el jueves (sin aumento de las horas por día) y un fin de semana de tres días. Y todo por el mismo sueldo. ¿Dónde está el truco?

De acuerdo con Pedro Gomes, economista y uno de los mayores expertos del mundo en la semana laboral de 4 días, esta innovación social no solo es buena para los trabajadores, sino que además es buena para la economía e incluso para promover la cohesión social –se podría añadir que es beneficiosa para el medio ambiente, aunque este tema no se aborda explícitamente. En el libro, que incluye alusiones fáciles de entender a los principales pensadores económicos de diverso signo y experiencias históricas de reducción del tiempo de trabajo, se repasan los argumentos por los que esta iniciativa tiene potencial real para mejorar la sociedad y se sugieren caminos concretos por los que transitar.

De acuerdo con Gomes, hay muchos motivos por los pasar de cinco a cuatro días de trabajo es una buena idea. Entre los principales se encuentra que engrasará la economía a través de un aumento de la demanda –con más tiempo libre los trabajadores consumiremos más–, de la productividad –los trabajadores descansados hacen mejor su trabajo en menos tiempo– y de la innovación –en los ratos libres podemos dedicarnos a actividades creativas que permitan innovar y las empresas tendrán más incentivos a adoptar tecnología y otras herramientas para adaptarse a la nueva situación. Los trabajadores mejoran su bienestar, reducen su estrés laboral y pueden dedicar más tiempo a actividades que les hacen felices. Además, al tratarse de una propuesta que simultáneamente mejora la eficiencia y la igualdad, tiene potencial para ser bien digerida por personas y partidos con muy distintas sensibilidades y mitigar así posturas polarizadas que alimentan los populismos, argumenta Gomes.

Lean el libro y disfruten de este “juernes”, casi como si mañana comenzara el fin de semana.

 

Big Data and the Welfare State. How the Information Revolution Threatens Social Solidarity. Torben Iversen y Philipp Rehm (Cambridge University Press, 2022)

Para muchos, el Estado es, en esencia, una gran aseguradora. Todos contribuimos a financiarlo a cambio de que proteja nuestro bienestar cuando no somos capaces, por enfermedad, edad, o falta de empleo, de generar ingresos por nuestros propios medios. Los mercados, como por otra parte sabemos, proveen seguros de manera ineficiente en situaciones de información imperfecta. Así, la demanda política por una mayor intervención estatal es la consecuencia de una situación de demanda de protección generalizada y de un alto grado de incertidumbre sobre cuándo será esa protección necesaria para cada individuo. El Estado del bienestar moderno es, en esta lógica, hijo de la incertidumbre.

Iversen y Rehm argumentan que la revolución de la información explica en parte las tensiones que están sufriendo los Estados del bienestar contemporáneos. Como más grupos de población pueden conocer mejor la probabilidad de sufrir los riesgos respecto de los cuales el Estado ofrece protección, las preferencias hacia la provisión colectiva de seguros que garantiza el Estado deja de ser universalmente atractiva para todos. Los trabajadores que, por su ocupación, sector, o cualificación saben que no atravesarán largos periodos de desempleo no querrán financiar subsidios de paro que utilizarán otros trabajadores. Antes toda la población demandaba que el Estado fuera esa gran aseguradora. Ahora, algunos prefieren asegurarse solo a ellos mismos. Lo esperable es que vayamos hacia una mayor segmentación en la provisión de protección social, y que las preferencias porque sea el Estado el que organice y financie esa protección se deberían polarizar. 

El argumento central del libro tremendamente sugerente, y los estudios de casos que incorporan dejan pocas dudas acerca de la tendencia general que vincula un mayor acceso a la información a una provisión de protección social más segmentada. Pero también deja muchas preguntas abiertas: ¿en qué medida los individuos pueden desarrollar preferencias intrínsecas sobre la forma (universal o segmentada) de ofrecer protección social? ¿cómo encaja la expectativa de una mayor polarización izquierda-derecha con el realineamiento político que observamos en muchos países en los que es la derecha populista anti-estatista la que aspira a representar a los más necesitados de protección social universal? ¿En qué medida los riesgos nuevos a los que se enfrentan nuestras sociedades (pandemias, cambio climático, cambios geopolíticos, …) no vuelven a introducir nuevas incertidumbres sobre las cuales las ciudadanías demandarán protección? ¿Y qué ocurrirá si la información acerca de esos riesgos no cae en las manos de los potenciales asegurados, sino (solo) de los aseguradores?

En cualquier caso, un libro con el que tendremos que dialogar todos los preocupados en cómo será el Estado del bienestar del futuro.

 

Love, Money, and Parenting: How Economics Explains the Way We Raise Our Kids. Matthias Doepke y Fabrizio Zilibotti (Princeton University Press, 2019)

Uno de los cambios más llamativos de nuestra sociedad es el crecimiento del tiempo y los recursos que dedicamos a la crianza de los niños. En casi todos los países, el tiempo que pasamos con ellos se ha disparado, tanto para las familias más aventajadas como para las que lo son menos. En todos los casos, este esfuerzo también implica la adopción de estrategias de estímulo de lo más variopintas que van desde no perdonar la lectura de antes de dormir, a incrustar un violín en las manos de niños sin oído alguno. Para ciertos adultos, la inversión de recursos y tiempo en la crianza se ha convertido en una obsesión. Muchos de ellos llegan incluso a pensar que cada segundo cuenta y que no aprovecharlo supone ceder en la transmisión de ventaja a la siguiente generación.

Con seguridad muchos lectores habrán compartido largas y tediosas sobremesas con amigos, padres y madres de niños de altas capacidades, que no hablan de otra cosa que de los hitos que éstos alcanzan, o de los múltiples planes que tienen para que lo hagan de manera precoz. Pues bien, tanto para estos padres obsesionados como para quienes comparten con ellos sobremesa, este libro de los economistas Matthias Doepke y Fabrizio Zilibotti tiene algunos mensajes interesantes y sorprendentes que les ayudarán a relativizar su modelo de crianza y a contextualizar sus propias decisiones. Se trata de una gran lectura para entender la irrupción de los padres helicóptero que viven agobiados y agobian a sus hijos. El libro es, además, un fantástico ejemplo de cómo la economía ha diversificado con éxito su foco en los últimos años hacia debates clásicos de otras ciencias sociales enriqueciendo sus teorías y superando su capacidad analítica. La historia que el libro cuenta combina experiencias biográficas y autobiográficas con datos representativos de múltiples países, aunque el aparato estadístico no resulta molesto ni siquiera para un lector menos interesado en cifras que en letras.

La mayor contribución del libro es demostrar cómo el objetivo universalmente compartido por casi todas las familias de asegurar el éxito de los hijos se afronta de formas distintas en distintos países sin que la explicación radique en las manoseadas diferencias culturales. Doepke y Zilibotti muestran la importancia del contexto macroeconómico en el que operan las familias. Así, los modelos de crianza más intensivos son propios de los países más desiguales, mientras que los más guiados por el principio del laissez faire predominan en los más igualitarios. La oposición entre Estados Unidos y China frente a la igualitaria Suecia es una constante del trabajo. Pero en no pocas ocasiones se reflexiona sobre otros casos como Reino Unido, Italia, Alemania, Japón o España.

 

La generación perdida: Una encuesta sobre la juventud de 1929. Juan Francisco Fuentes (Taurus. 2022) 

Este es un libro bello que puede leerse de distintas formas. Es la historia de una proto-encuesta realizada a la juventud española (a sus lectores) por el diario el Sol, y de algunas de las personas que respondieron a esa encuesta. Se puede leer por su interés sociológico, y metodológico, sobre las dificultades del autoconocimiento social, se puede leer por su interés histórico y etnográfico, y se puede leer simplemente por gusto, curiosidad y simpatía.

El historiador Juan Francisco Fuentes ha hecho un trabajo fabuloso no solo exponiendo el contexto, los documentos y las reacciones al experimento en la época, así como extrayendo la señal de fondo que puede hallarse en las 36 entrevistas que se conservan. Ha identificado además las biografías de la mitad de estos entrevistados. Esto es a veces sorprendente, a veces conmovedor y siempre interesante. Deja una visión de una joven burguesía muy liberal o de un socialismo declaradamente idealista, a menudo expresamente liberal-socialista, que, en su mayoría, llevaron vidas tranquilas y apolíticas tras la guerra. Oposiciones, algún que otro negocio… Algunos no, fueron antifranquistas y fueron represaliados con distinta dureza, incluyendo la extrema. Otros, los menos, estuvieron con el bando franquista, sin que sea evidente en sus respuestas ningún distintivo olor a azufre. En general, dan la impresión de ser como debía de ser la gente educada pero corriente antes del hundimiento de la República, un tiempo de polarización, con perdón del anacronismo, y violencia que fue silenciando a todo ese coro de las voces moderadas y más que un poco soñadoras; no digamos la experiencia de la insurrección, la guerra y la dictadura.

Es una proto-encuesta, en varios sentidos. El amateurismo del Sol y su equipo esperando hacer un Gallup es bastante llamativo. A todos los efectos el resultado de la encuesta está perdido, si las mil y pico respuestas que en verdad hubo aparecieran en un cajón sería un material de un valor maravilloso. Incluso con sesgos de muestra y todo. Hoy sería casi trivial digitalizar y sistematizar la información, extrayendo la información cuantitativa y cualitativa. En tiempos del Sol eso habría sido un trabajo de locos, pero parece evidente que los promotores no eran conscientes de eso.

El cuestionario es larguísimo e incumple las normas más elementales de un cuestionario de encuesta. Es más bien el guión de una entrevista estructurada. Pero cómo manejar más de mil entrevistas sin un cuestionario estandarizado.  Y para quien responde, manejar unas 75 preguntas, algunas bastante abstractas, todas ellas formuladas de forma abierta, no es fácil sin la ayuda de un entrevistador. Se responde a lo que se quiere, a una pequeña parte, por lo que el valor como encuesta se desploma.

Por suerte, el Sol decidió publicar 36 respuestas completas. Escoge el camino del testimonio (tal vez, la etnografía) sobre la encuesta, el de los individuos frente a las variables. La ciencia es más ciencia cuanto más “borra” los identificadores del individuo y trata de las cuestiones de las que hablan y de su distribución. Y reforzó el sesgo de selección de sus datos. El camino hacia el conocimiento a través de las encuestas no ha sido tan sencillo como parece, y es una senda muy reciente.

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