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La extrema derecha trata de expandirse aprovechando la pandemia y saca la artillería contra el Gobierno

Vox critica al PSOE por debatir sobre perspectiva de género durante la crisis sanitaria: "Id al infierno"

Carmen Moraga

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Ni un día de tregua. Aunque tras el primer decreto de estado alarma Vox prometió “lealtad” al Gobierno, las buenas intenciones solo se han quedado en palabras. Desde el comienzo de la crisis sanitaria, el partido de extrema derecha que lidera Santiago Abascal no ha parado de lanzar todo tipo de descalificaciones, algunas muy duras, contra el Gobierno y los técnicos que trabajan contrarreloj para frenar la pandemia a los que han llamado desde “irresponsables”, “psicópatas” y “mezquinos”, hasta “criminales” o “incapaces”. Vox ha pedido el cese de varios ministros.

Ni un solo miembro del Gobierno se ha librado de las críticas en su lucha contra lo que según Javier Ortega Smith es un “maldito virus chino”. La artillería más pesada la han reservado para el propio presidente, Pedro Sánchez, al que han acusado de ocultar datos sobre la gravedad de la crisis, de retener material sanitario impidiendo que llegue a las comunidades autónomas y de ser incapaz de controlar la epidemia que se extiende ya por prácticamente todo el mundo.

En otra diana han colocado a los vicepresidentes primera y segundo, Carmen Calvo y Pablo Iglesias. Al líder de Podemos lo consideran “un peligro público” desde que se modificó la ley para que pueda formar parte de la comisión que controla al CNI. Un edil madrileño le ha llegado a llamar “hijo de puta” y “mamarracho” por apoyar la cacerola contra el rey. Vox tampoco dudó en alentar la cacerolada que se produjo dos días después contra Iglesias y Sánchez.

Las críticas al Ejecutivo comenzaron muy pronto, el 8M. Las alarmas de la OMS ya se habían dado, pero Vox decidió mantener la Asamblea Nacional en la que se ratificó a Abascal sin votación alguna. El partido acusó después al Gobierno de haber permitido el mitin como si ellos no hubieran podido paralizarlo. Tampoco se suspendieron las manifestaciones feministas convocadas por diversos colectivos y a las que asistieron varias ministras, ni ninguno de los numerosos actos multitudinarios que se celebraron aquel fin de semana (partidos de fútbol y otros eventos deportivos, ceremonias religiosas, conciertos etc..).

Pese a que por entonces ya había signos del coronavirus nadie supo prever la incidencia que la pandemia tendría en España. A los dos días de la Asamblea del partido, Javier Ortega Smith -que previamente había estado en Milán y Vitoria- dio positivo por COVID-19. Luego cayeron el propio Abascal y otros diputados del Congreso.

Pocos días después, cuando España empezaba ya a cobrarse un abultado número de víctimas, Vox sentenciaba en su cuenta de Twitter: “Nos gobiernan psicópatas” y “encima se ríen a carcajadas”, en referencia a Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación y Emergencia Sanitaria, que aparecía sonriente en el vídeo que subieron a la red.

A partir de ese momento, el partido de Abascal inició una feroz campaña en contra del Ejecutivo, acusándole de “ocultar la verdad”, de “irresponsabilidad” y de no estar poniendo medios suficientes ni recursos para frenar la epidemia, con el reproche de que está reteniendo material sanitario a propósito en naves y aduanas -un extremo que el Ejecutivo niega constantemente-. Las únicas alabanzas han sido para los médicos y el personal de los hospitales, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y los militares, además de para esa ciudadanía que está afrontando “con patriotismo” el duro confinamiento y a la que Vox se dirige en busca de nuevos simpatizantes.

¿Desinfectó Sánchez los coches oficiales?

En una batería de preguntas escritas registradas en el Congreso el día 13 de este mes, incluso interpelaron al Gobierno para saber si “es cierto que el presidente del Gobierno, en los días previos a la celebración del 8M, mandó desinfectar todos los coches, helicópteros y aviones oficiales para protegerse”. “¿Conocía el presidente del Gobierno el elevado riesgo de pandemia y, sin embargo, dejó de informar a los ciudadanos españoles de forma deliberada”. “¿Por qué el presidente del Gobierno tomó las precauciones necesarias a nivel personal y, sin embargo, no las tomó respecto del resto de los ciudadanos españoles?”, insistían en preguntar.

Esas sospechas de que ocultan datos sobre las dimensiones del drama o que están impidiendo que llegue ayuda sanitaria a todas las comunidades autónomas han sido constantes. Las han estado vertiendo en todas las comparecencias que han protagonizado, pero muy especialmente en las redes sociales en donde Vox se muestra muy activo.

El partido de Abascal exigió desde el primer momento al Gobierno medidas tanto sanitarias como económicas y sociales para frenar el impacto de la crisis: desde el cierre de fronteras hasta el confinamiento de la población en sus territorios. Pero cuando se han tomado estas medidas les han parecido siempre cortas o que han llegado tarde y mal. Pese a ello, el día en el que Pedro Sánchez decretó el primer estado de alarma, Vox prometió “lealtad” al Gobierno. El propio Abascal adelantó desde su confinamiento el voto favorable de sus 52 diputados para que el dirigente del PSOE pudiera “escapar del miserable chantaje comunista y separatista” al que, en su opinión, lo están sometiendo Podemos, ERC y los nacionalistas catalanes y vascos.

El portavoz del grupo, Iván Espinosa de los Monteros, en aquella intervención en el Congreso, pidió la dimisión tanto de Iglesias como de Carmen Calvo, afirmando que en el Gobierno hacían falta “personas más capacitadas y menos ideologizadas” para estar al frente de la situación. Su discurso fue a más hasta comparar a Iglesias con Stalin: “Iglesias tiene el mismo afecto a los españoles que Stalin por el pueblo ruso, Fidel por los cubanos o Maduro por los venezolanos. O sea, ninguno”, aseveró.

También el portavoz del Comité de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé, no ha dejado de disparar contra Iglesias. “Iglesias es el responsable de todas las medidas que el Gobierno no adoptó, de la emergencia sanitaria y de la emergencia social y no puede venir a hacernos un discurso de oposición cuando él estuvo sentado sin mascarillas saltándose la cuarentena en el Consejo de Ministros”, afirmó el pasado día 19 en un mensaje grabado que coronó asegurando que el vicepresidente segundo solo quiere “servirse de la incertidumbre y la parálisis” para “aumentar su poder en el Gobierno y continuar con su agenda golpista”.

Un edil de Vox llama a Iglesias “hijo de puta”

Otros cargos institucionales de Vox también han colocado en su punto de mira al líder de Podemos por haberse saltado la cuarentena después de saber que su pareja, la ministra Irene Montero, había dado positivo en coronavirus. En Vox pasaron por alto que también Pedro Sánchez está en las mismas circunstancias ya que su esposa también se ha visto afectada por el virus. Pero olvidaron que en ese caso el propio Espinosa de los Monteros debería haber guardado cuarentena tras los positivos de Ortega Smith y el propio Abascal, con los que estuvo en contacto directo en el mitin de Vistalegre y, sin embargo, no lo hizo y acudió al Congreso.

En esta imparable escalada de críticas contra el Ejecutivo algunos cargos de Vox han llegado traspasar los límites permitidos lanzando graves insultos contra el vicepresidente segundo. Es el caso de Fernando Martínez-Vidal, uno de los cuatro concejales del partido de extrema derecha en el Ayuntamiento de Madrid, que en Twitter le llamó “hijo de puta” y “mamarracho”. “Te lo digo en uso de mi libertad de expresión, la que tú dices ejercer cuando promueves las caceroladas a S.M. El Rey. La diferencia es que tu eres vicepresidente del gobierno y les has prometido lealtad y yo a ti no te debo nada, mamarracho”.

Otra de las diputadas más beligerantes con el Gobierno ha sido Macarena Olona, que ha estado de baja por dar positivo en coronavirus. Este mismo lunes llamaba “criminal” al ministro del Interior, Fernando Grandez Marlaska, al atribuirle la orden de no repartir suficientes mascarillas entre las fuerzas de seguridad.

Este mismo lunes, el portavoz de Vox, Jorge Buxadé, condicionó el apoyo de la formación de extrema derecha al segundo decreto sobre el estado de alarma que se debatirá en el Congreso este miércoles, a que el Gobierno “deje de hacer propaganda masiva”. Buxadé incidió en que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, está “hurtando el debate” a la oposición por “cerrar la Cámara” y no permitir sesiones de control. Además, califico de “ataque” o de “golpe institucional a la separación de poderes” que el ministro de Justicia haya aprovechado la crisis del Covid-19 para reactivar los procedimientos de indultos con intención -según creen- de aplicar la medida de gracia a los presos del procés.

Que los extranjeros no residentes paguen por curarse

Así las cosas, no se espera que Vox cambie de discurso ni de actitud en el debate de este miércoles en el que reaparecerá Abascal una vez recuperado del coronavirus. Aunque el partido de extrema derecha sigue hablando de “lealtad” y nadie espera que llegue tan lejos como para rechazar el decreto, el líder del partido, además de pedir a Sánchez que saque a Iglesias del CNI, anunciará una veintena de medidas adicionales para seguir luchando contra la pandemia.

Entre esas veinte medidas que han preparado destaca la sexta en la que piden que “durante el Estado de Alarma y mientras el sistema sanitario permanezca saturado, los extranjeros que no sean titulares de una autorización para residir en territorio español podrán obtener la prestación de asistencia pagando”.

Abascal, además, adelantará que cuando pase la crisis su partido va a exigir a todo el Gobierno “una rendición de cuentas final” . “Pediremos responsabilidades por cada vida que se pierda” , dejó dicho Buxadé en una de sus comparecencias.

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