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ENTREVISTA Coordinador general de Izquierda Unida

Antonio Maíllo: “Se ha cerrado el ciclo político que comenzó en 2014”

Alberto Ortiz

Sevilla —
15 de junio de 2024 20:30 h

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Lleva poco menos de un mes en el cargo y el nuevo coordinador general de Izquierda Unida, Antonio Maíllo (Lucena, 1966), ha visto cómo el espacio confederal que defendía ha implosionado con la dimisión de Yolanda Díaz de Sumar. Después de haber dirigido la organización en Andalucía en momentos muy complejos y tras décadas de militancia, reivindica la importancia de las formaciones políticas, del arraigo territorial, y habla abiertamente de los errores que ha cometido Sumar como aglutinador del espacio. Maíllo constata una nueva etapa en la que el protagonismo lo deben tener los partidos y cree que las europeas del pasado domingo han cerrado el ciclo político que se abrió en 2014 con la irrupción de Podemos y la denominada nueva política. 

Lleva apenas unas semanas en el liderazgo de Izquierda Unida y ha cambiado prácticamente todo desde que llegó.

Yo creo que se ha cerrado un ciclo, posiblemente. En 2014 se abrió un ciclo y tengo la sensación de que se cierra en 2024. Y afortunadamente hay una coincidencia en que tiene que volver la política de gestión lenta, una política de reposo y reflexión, de calma. Hay que acertar en la reflexión política y en la hoja de ruta que se vaya a desarrollar y saber leer el momento. No haberlo sabido leer ha generado este resultado electoral.

¿No se ha sabido leer que se estaba cerrando un ciclo?

No haber sabido leer que los instrumentos de cambio y de alianzas tienen que hacerse desde la colaboración colectiva. Un método y decisiones políticas en las que todos nos sintamos cómodos. En la nueva etapa tiene que haber dos cosas. No puedes ir a un espacio con otras organizaciones sin renunciar a máximos y tienes que renunciar a máximos si quieres llegar a un acuerdo con otros. 

Y un segundo elemento crucial en esta nueva etapa es el método en la toma de decisión y en la gestión de los desacuerdos. Porque si no hay método, no hay una cultura que nos una, no hay complicidad en la toma de decisiones y no hay una implicación de todos. Estamos en un contexto en el que no podemos estar pensando en qué hay de lo mío.

En este nuevo ciclo del que habla, a diferencia de en 2014, parece que la ola impugnatoria viene de la derecha, de la extrema derecha. 

Aparentemente impugnatoria. Dicen luchar contra las élites a las que ellos sirven.

Hay significantes que son los mismos que hace diez años, usados desde el otro lado.

Desde un ámbito muy reaccionario. A mí me preocupa que el discurso crítico hacia la Unión Europea venga desde la extrema derecha y desde la izquierda lo hayamos perdido, porque pueden vincularse al discurso impugnatorio y nosotros carecer de él. Pero también es verdad que hay que relajarse en eso, vivimos un tiempo en el que defender conservar determinados derechos no es regresivo, es progresivo. Defender la sanidad pública es progresivo, aunque suponga conservar un modelo. 

Pero en esta disputa, que tiene carácter civilizatorio porque tiene carácter de forma de entender la vida, tenemos que tener mucha firmeza en cómo articular un espacio político y alianzas sociales para combatir ese discurso impugnatorio de todo y desarticulador de los derechos que se han adquirido desde el movimiento obrero después de la Segunda Guerra Mundial. Y estamos en un momento muy importante y muy grave. 

¿Los partidos de izquierda qué papel tienen? Desde Izquierda Unida lo tenemos muy claro. Reposo, pero con reflexión profunda. Dejar la política del Twitter y más reflexión colectiva. Por eso hablamos de una dirección de carretera y manta. Lo decía en una entrevista anterior con elDiario.es, queremos una organización donde el arraigo territorial va a tener mucha importancia, pero no es lo único importante. 

El arraigo territorial es fundamental para elaborar un proyecto sólido y ahora ha habido cierta liquidez en la gestión de los proyectos muy vinculado a las personalidades políticas que lo dirigían. Y creo que vivimos un momento en el que tenemos que ofrecer espacio a gente que quiere militar a través de espacios amables, con solidez en el proyecto y en la hoja de ruta.

En anteriores entrevistas ha dicho que no quiere entrar demasiado en los errores, pero quizás los lectores o la gente o los militantes quieren saber qué es lo que se ha hecho mal. Sumar apenas lleva un año. ¿Qué ha pasado para que en tan poco tiempo haya que volver a empezar de nuevo?

De nuevo, no. Lo que hay que mirar es la dirección del timón. No es que me niegue a hablar de errores. Quiero centrarme en la gravedad del momento para analizar políticamente una situación que tiene consecuencias en la vida de la gente. En el contexto europeo claro que se han cometido errores. Si la gente no te vota te está diciendo que no lo estás haciendo bien. Nosotros nos sentimos injustamente tratados cuando un proyecto federal como Izquierda Unida va el 4º de la lista de las europeas. Y sin embargo antepusimos que no hubiera más rupturas ni divisiones dentro de la izquierda. Creo que fue un acto de estar a la altura del momento. 

El hecho de que Yolanda haya dimitido de la coordinación de su partido, de Sumar, es reflejo de que ha habido errores. ¿Ahora, qué pasa? Vivimos una nueva etapa en la que los partidos políticos con arraigo, creo que la clave no es ya ser partido político sino tener arraigo, nos articulemos en un espacio con voluntad unitaria y en el que Sumar sea un actor más. Hay una nueva etapa. Lo que está superada es la etapa de Sumar paraguas de los demás partidos. Es evidente que no responde a la realidad.

Era Sumar paraguas y a la vez Sumar partido político.

Era una confusión porque tú nombras un partido político con el mismo nombre con el que creas una coalición de partidos. Fue una confusión. Si incluso los que estamos más en la pomada nos tenemos que plantear cómo va esto, algo no se está haciendo bien. La claridad es fundamental.

Hemos visto que Sumar acaba de elegir a su nueva dirección transitoria. Esa va a ser la dirección de un partido y dice que habrá una coalición en la que Sumar sea a un partido más. ¿Qué instrumentos democráticos plantea Izquierda Unida para esta nueva etapa?

Primero, un encuentro de análisis constructivo de las organizaciones y crear un método en la forma de funcionamiento y de toma de decisiones. Sumar tiene un papel muy importante en el Congreso de los Diputados, plural pero muy cohesionado en el funcionamiento, y un papel muy importante con cinco ministerios en el Gobierno de España. Poca broma con eso. Ese trabajo tiene que seguir funcionando. Izquierda Unida tiene muy claro que quiere afrontar un Frente Amplio con alianzas no solo políticas sino también, muy importante, sociales.

Y tenemos que ir construyendo un método que no tenemos por qué tener definido ni tiene que ser preceptivo. Llámese mesa de partidos, llámese reunión de coordinación, me da igual el nombre, lo importante es que empiece a funcionar y que se haga política y que se esté en lo que se tiene que estar, que es en lo que no se ha estado.

Sumar es un partido más y punto. Ha acabado la etapa de Sumar como aglutinador.

Porque a la hora de analizar resultados y errores, si durante seis meses tú en lugar de hacer propuestas políticas, empoderar a tu gente, decir que hay una alternativa al fascismo o a la extrema derecha y al bloque reaccionario a través de de políticas, te dedicas a estar en cuitas internas, en tensiones y en imposiciones, pues estás en desafección y no te valen 15 días de campaña. 

Es un error pensar que las campañas revierten. Las campañas consolidan apoyo y potencian, según la gestión y las tendencias del momento, una suerte de elemento de simpatía para ir a movilizar y a votar. Siempre aludo mucho en los momentos difíciles a las cuatro virtudes clásicas, aquello de la prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Ser prudentes, que no significa ser temerosos; ajustar el análisis a la realidad, fortalecer lo que estás construyendo; y sobre todo, tener templanza. Son momentos de templanza, de dar pasos firmes y de construir proyectos sólidos. 

En Izquierda Unida, que seamos tan previsibles en nuestras propuestas políticas nos hace tener un papel muy importante, protagonista como el de los demás. No queremos para nosotros un tratamiento especial, pero sí una conciencia de que somos un proyecto federal, el único proyecto federal de Sumar, porque [Movimiento] Sumar está haciéndose. Eso también nos da una responsabilidad.

¿Este planteamiento que hace de Sumar como un partido más es un deseo o es ya un hecho?

No, es así.

¿Lo ha hablado ya con Yolanda Díaz y el resto de partidos y hay un consenso sobre esto?

Hay un consenso en que hay que verse como un espacio horizontal y que hay que introducir una nueva etapa en el funcionamiento y en los métodos de desarrollo de los acuerdos. No es una apelación voluntarista de Izquierda Unida, sino una convicción que comparten afortunadamente la mayoría de los actores. Y me queda por hablar con algunos, pero todos con los que he hablado comparten ese diagnóstico.

Sumar puede tener legítimamente sus posiciones, pero un proyecto plural debe ser un proyecto de respeto de las culturas políticas, de los discursos, etcétera

¿Ha hablado directamente con Yolanda Díaz?

En los últimos días no. Hablé en la madrugada de la noche electoral. Hablé en tres ocasiones con ella, me llamó para valorar resultados. 

¿Y le planteó que iba a dimitir?

No, no. Estuvimos hablando de análisis de resultados, de cómo esto es un encuentro con la realidad que no se ha querido ver antes. Yo me entiendo con Yolanda porque hablamos muy claro, tanto para coincidir como para discrepar y eso es bueno. El problema que tienen algunos líderes políticos es que se rodean de gente que le dicen cosas que no coinciden con la realidad. Hay mucha adulación, ¿no? No digo en el caso de Yolanda, lo digo como reflexión general. Y luego llegan las convocatorias electorales y te das de bruces con ellas. Entonces yo creo que hubo una reflexión muy sincera. Desde entonces no he hablado con ella pero sí estoy en contacto con gente de Sumar permanentemente y con gente de Más Madrid, de los comuns. Y ahora pretendo hablar con Compromís, con CHA y con Més.

Hemos hablado de errores estratégicos. ¿Pero ha habido también un fallo en el análisis político y en el diagnóstico político? En la campaña se hicieron, por ejemplo, pancartas en las que se hablaba de que ya tocaban vacaciones, como una especie de eslogan, y hay mucha gente que está en el electorado de Sumar que quizá no puede pagarse unas vacaciones. O por ejemplo el documento político de Sumar hablaba de recuperar la libertad como concepto para no regalárselo a la derecha. 

No voy a intervenir en lo que son debates o discursos de una parte, como es Sumar. Para eso es Sumar y no Izquierda Unida. El problema es cuando tus tesis las convierte en una sinécdoque, perdone la petulancia, cuando quieres hacer de la parte el todo. Ese es el problema. Sumar puede tener legítimamente sus posiciones, pero un proyecto plural debe ser un proyecto de respeto de las culturas políticas, de los discursos... 

¿Qué ocurre? Sobre ese diagnóstico, durante la campaña electoral, se dan cuenta de que efectivamente hemos dejado carriles sin ocupar y de pronto, de manera precipitada, la relevancia del candidato de Izquierda Unida [Manu Pineda] fue evidente, ¿no? Pero con 15 días tienes poco tiempo para abarcar algo que tenía que ser sólido desde seis meses antes. 

¿Tiene sentido Movimiento Sumar como un partido político si no es el aglutinador, usando la palabra que ha empleado estos días? 

Es un partido más y punto. Es una evidencia. Tú puedes escribir la mejor tesis política que quieras, pero la realidad supera la ficción y la realidad ha superado el marco de un Sumar aglutinador. Ahora tenemos que crear otra cosa, se llame como se llame, pero ya no esto de Sumar, un paraguas de todos los demás partidos. Se ha acabado. 

¿Y tiene sentido un partido más en la izquierda?

Eso pregúnteselo a los de Sumar, no a mí. Yo lo que digo es que quiero unidad. Tiene sentido porque tenemos una tradición política, una cosmovisión del mundo y una organización articulada para llevarlo a cabo como un instrumento. En Izquierda Unida hay asambleas donde la gente milita, después se hacen amigos y crean complicidades. Esto no es darle un like en Facebook o un me gusta en Twitter. Esto es algo más profundo, más asentado. 

Por eso nosotros sacamos los mejores resultados siempre en las elecciones municipales, porque es donde se despliega con más amplitud nuestro capital político. Cuando se forma una organización política es desde la convicción de que se tiene una visión que canaliza a una parte social. De hecho se llama partido político porque es una parte de la sociedad. Los partidos políticos, por su propia naturaleza, no tienen ambición universal o totalizadora.

¿Y tiene Yolanda Díaz la legitimidad para seguir liderando Sumar como espacio político?

Si tú acabas de dimitir, la voluntad que tú expresas es que no quieres dirigir un espacio político. Es sentido común.

Estos días ha dicho: “Yo me quedo liderando en el Gobierno”.

Y me ha parecido un acierto. Yolanda Díaz no se puede ir del Gobierno, tiene que seguir desarrollando políticas laborales. El Gobierno no se toca. Pero si tú has dimitido de una organización, tú muestras una voluntad de concentrarte en el espacio institucional.

Si tú acabas de dimitir, la voluntad que tú expresas es que no quieres dirigir un espacio político. Es sentido común.

Lo digo porque se ha especulado mucho estos días y de hecho a los periodistas fuentes de Sumar nos han trasladado que no descarta ser la candidata dentro de unas generales. ¿Eso tendría sentido?

Cuando toque, cuando toque. Estamos perdiendo el foco en lo importante. Lo importante es analizar que la sociedad va con una tendencia reaccionaria, que se están achicando los espacios de la izquierda y en ese marco o tú creas un proyecto de país, un discurso integral que escucha a la sociedad, que se vincule con ella, o no sirve de nada que tengas el debate sobre quién va a capitanear. 

Yo creo que hay que centrarse en el trabajo previo. Y cuando toque la candidatura, que sea un proceso natural en el que nadie cuestione quién vaya a ser la candidatura. Pero a mí me parece que se equivoca la gente que sigue con ese marco político de corte, con perdón de la expresión, de corte de Juego de Tronitos, de tronitos, porque ya no hay ni para tronos. En política lo que hay que hacer es organizarse por abajo, articular socialmente, establecer alianzas, tener proyecto de país. 

Izquierda Unida va a defender legítimamente que ese proyecto de país tiene que tener una visión federal de España. Y legítimamente se decide. Y que la gente se sienta cómoda militando y orgullosa de estar haciéndolo. Los tiempos políticos son importantes y cuando toquen esos debates pues tocarán. Pero no debe ser ese el centro de tensión y de estrés más allá del que ya tenemos. 

¿Podemos tiene que estar en el espacio político del que habla?

Pregúnteselo a Podemos. Yo hablaré de Izquierda Unida. 

¿Pero es posible volver a revalidar la coalición de Gobierno sin que esté Podemos o lo que representa Podemos dentro del espacio?

Lo que hay que crear son las condiciones para garantizar que el bloque progresista esté bien representado. Lo primero es crear un espacio amable de política. Bajar el tono del lenguaje. La lengua es muy importante, es nuestro instrumento, el que nos distingue de los animales. En la forma de expresión que tú tienes, en la forma de debatir políticamente, en tu propio mensaje, en la forma de tu mensaje, también estás dando tu visión del mundo. Yo lo decía en el mitin de Madrid, en Getafe, decía: 'oye, si nosotros apelamos a la fraternidad y la sororidad en la sociedad, en el camino también tenemos que practicarlo, ¿no?'. Y a lo mejor la mayor crisis de la izquierda está en sus valores, que es la incoherencia que hay entre los valores que decimos defender y las prácticas que desarrollamos. 

Pero de los dos lados, ¿no? Porque en esta campaña hemos escuchado cosas muy duras contra Podemos en mítines de Sumar. 

Yo no voy a entrar en lo que ya se ha hablado. Quiero construir y para construir hay que desarrollar palabras amables y no me gusta ninguna que despiste el tiro. Venga de donde venga, no me gusta ningún tipo de discurso que no tenga claro el objetivo de disputar y de combatir a la extrema derecha, el verdadero adversario. Toca un espíritu constructivo. Izquierda Unida va a aportar espacio amable y va a construir desde discursos constructivos y desde formas de acción responsable. Y yo hablo como coordinador federal de IU que es de lo que tengo que hablar, de la organización a la que represento. Y ojalá toda la gente empiece a dejar de hiperventilar y empiece a relajarse un poco. Necesitamos reposar un poco.

En la Coordinadora Federal que tuvo IU el lunes...

Realmente fue una reunión de tránsito, porque al no tener yo dirección ejecutiva, reuní a la parte de la coordinadora elegida en las primarias y a los coordinadores territoriales y a los partidos. Tenga en cuenta que yo no dirijo un partido, yo dirijo un movimiento político.

¿Y qué análisis se hizo ahí del papel que tiene que tener Izquierda Unida, de cómo tiene que ser Izquierda Unida ahora hacia adentro, de qué puede aportar Izquierda Unida a la política española y a la izquierda? No tanto en lo orgánico sino socialmente, ideológicamente, políticamente.

Hemos hecho una asamblea en la que hemos definido la necesidad de fortalecer a Izquierda Unida como un espacio en el que se incorpore gente que se identifica con nuestro hilo rojo de la historia, con la incorporación de movimientos ecologistas y feministas que siempre han formado parte de nuestra identidad y de la lucha por la defensa de la paz como mecanismo de solución de los conflictos. 

Se acabó ese silencio responsable, ese asumir que por la unidad ya no vamos a decir lo que pensamos, sino que vamos a reivindicar con honestidad nuestra posición y hablar muy claro para construir esto. 

Se acabó ese silencio responsable, ese asumir que por la unidad ya no vamos a decir lo que pensamos

Se ha podido interpretar que ha habido una etapa de demasiado contención por aquello de seguir construyendo y nosotros vamos a hablar con mucha claridad. Porque hay sectores ciudadanos que se sienten huérfanos ahora mismo. Nosotros queremos recuperar a esa gente y yo creo que se pueden dar grandes sorpresas de gente que a lo mejor no ha participado hasta ahora en nuestra tradición y se pueden sentir animados a participar por encontrarse un espacio que le da seguridad, que le permite militar, articular propuestas, satisfacer demandas, movilizarse. 

¿En quién piensa cuando habla de esa gente huérfana?

La gente que en 2014 formó parte de todo el entusiasmo de un movimiento que sacudió este país. Podemos acumuló ilusión en este país. Y eso es un patrimonio que no lo elimina nadie. Pero a lo largo del camino, incluso de los nuestros, se ha quedado gente en el camino. Hay parte de culpabilidad del responsable y de las decisiones, pero también hay unas dinámicas que son absolutamente insostenibles en términos humanos. 

Pasar del 18 al 8% electoral significa que hay un porcentaje también de actividad militante que se ha desprendido. Es un error diagnosticar que se ha superado la forma clásica de organización de los partidos. Los partidos tienen muchas limitaciones y ya si quiere se las cuento, pero también tienen muchas virtudes. Y la articulación en momentos de resistencia es fundamental. Un movimiento sin articulación en tiempos históricos de repliegue, no se sostiene.

Pero hay una dificultad para seducir a la gente joven. Veía las imágenes en la campaña electoral de jóvenes movilizándose en los encuentros de Alvise para ir a recoger las papeletas porque él les había dicho que las iban a quitar. Era un bulo, ¿no? Pero iban. 

Pero eso no viene de la campaña electoral. Esto viene de toda una tradición que hay en las redes de gente conspiranoica, y hay una red internacional. La gran ironía de la historia es que los que somos internacionalistas no practicamos el internacionalismo y aquellos que no vienen de esa tradición se han hecho una gran internacional, que es la gran internacional de la extrema derecha, que enlaza dos tradiciones pero que están organizados de manera internacional. El fenómeno de la extrema derecha conspiranoide viene de hace mucho tiempo y Alvise ha sido un oportunista que ha canalizado esa aspiración de gente que ha salido del armario en términos electorales, pero que estaba ahí. 

Nosotros tenemos que organizarnos en actividad, en militancia, tenemos que desarrollar alianzas sociales con gente que llega mucho más lejos que un gobierno pero que crean las condiciones objetivas para que gobiernos progresistas las traduzcan en leyes. Si no hay un tejido social que empuje, no va a darlas. El PSOE no da el paso adelante de reformas de calado hasta que no haya un movimiento político detrás. 

¿Por qué la ley de la Vivienda no se está desarrollando en los términos en los que nosotros planteamos? Quizás porque no hemos creado un tejido social que empuje, impulse y obligue, como ha hecho el movimiento feminista u otros movimientos, a desarrollar esas políticas. Para nosotros va a ser fundamental en estos momentos la política de vivienda, por una razón de índole material. El ensanche que se ha producido por el ámbito laboral resulta que es subsumido por los gastos en vivienda. Solución: o tú avanzas en la misma velocidad desde el punto de vista de la política de vivienda, como la otra columna complementaria, o los efectos del aumento del salario, los engulle la vivienda.

Nosotros hablamos con el socio mayoritario del Gobierno y si no hay empuje social, pues juega la aritmética. Tú dices que hay que hacer un parque de vivienda, que hay que obligar a los grandes tenedores de vivienda a que alquilen, que hay que establecer límites a los pisos turísticos para que no expulsen a la gente, pero si no hay movimiento social, la otra parte no se siente impelida. 

Cuando el socio minoritario del gobierno presiona al PSOE para hacer medidas, muchas veces el PSOE lo acaba rentabilizando políticamente y electoralmente. ¿Qué propone Izquierda Unida para que eso no pase?

Para que no sea todo culpa de los demás: a lo mejor lo que tenemos que hacer es dedicarnos a hacer política en su estado más genuino, consumir nuestros esfuerzos colectivos en estrategias de difusión, de pedagogía, de articulación y de conciencia de que el elemento audaz de la política del Gobierno lo marca Sumar. Porque objetivamente, además, es así. Hay elementos que siempre ayudan a la parte favorable. Pero si además no nos dedicamos a difundir en la medida de lo posible lo que nosotros hacemos, debilitamos también nuestro espacio. 

Si tú te dedicas solamente a ver en qué puesto estás y decides no incorporar a los demás y creas incomodidad, se están desaprovechando energías. A mí me enseña mucho la política municipal. Yo aprendo mucho de los alcaldes y concejales. ¿Por qué? Porque esa gente sí que está en lo que está. Vas a un pueblo y ellos están en la piel del último detalle de gestión. Y hablan con la gente, hacen pedagogía, enseñan, muestran que lo han realizado, van de vuelta a una especie de rendición de cuentas. Desarrollan la política en su estado más genuino. 

Vamos a crear una dirección integrada con los participantes de las cuatro candidaturas

Alguien me puede decir 'bueno, en la escala estatal es más difícil, que hay una constelación de medios que condiciona mucho cómo te llega la información'. Bien, no la tenemos. Creemos organización para que desde la organización tengamos terminales de difusión de nuestras políticas, porque si no lo hacemos nosotros, no lo hace nadie. Pensar que podemos depender solamente del espacio mediático... Cuando el espacio mediático decide que no eres interesante, te caes. De lo que no te caes es de la malla que tú estableces en una organización sólida. Y por eso pensamos que es tan importante el arraigo territorial en estos momentos.

Hemos analizado la tesis política de Izquierda Unida, pero qué viene ahora dentro de Izquierda Unida a nivel orgánico. ¿Ha pensado ya en una dirección? ¿Tiene un diseño listo?

Tras las elecciones, yo soy coordinador, sigo en el instituto dando clases, ya terminando los exámenes, y me meto en una campaña electoral. Hemos analizado los resultados, y al día siguiente de los resultados me he puesto a empezar a conformar una dirección. Mi voluntad es la que dije en la clausura. Vamos a crear una dirección integrada con los participantes de las cuatro candidaturas. Y con un criterio de elección de personas que sean solventes, que tengan ganas y tengan ilusión. A mí me parece que eso es fundamental. Gente que se apasione por lo que hace y que tenga la mochila cargada de pocas piedras. Que estén ligeros para mirar más hacia el futuro que hacia el pasado. Y sobre esos criterios, igual que pedimos para fuera estar cómodos, elegir una dirección en la que se sientan cómodas todas las partes. Y creo que se están dando condiciones muy buenas para ello. Pero me he dado un tiempo para hacerlo porque quiero hacerlo bien y que cuando lleguemos al acuerdo, sea sólido y estable. 

¿Sira Rego tendrá un rol como ministra dentro de la dirección?

La ministra va a tener un rol muy importante, claro. Ella y Enrique Santiago como portavoz de Izquierda Unida en el Congreso. Son dos pivotes en clave institucional que van a tener relevancia en la dirección.

¿Sira Rego va a seguir como ministra?

Hombre, por favor. Yo creo que eso lo dejé muy claro desde el principio. El Gobierno debe ser estable, debe estar en lo que tiene que estar y debe desarrollar sus políticas y que nosotros nos sintamos orgullosos de su trabajo.

En la asamblea federal dijo: “Es el momento de Izquierda Unida”. ¿Eso quiere decir que ahora Izquierda Unida va a ser el protagonista...?

Un protagonista. Las palabras son muy importantes. Nosotros queremos para nosotros lo que los demás también quieren. Queremos ser protagonistas de lo que se haga, sentirnos partícipes, no ser subalternos ni ser eje dominante. Queremos la fraternidad y la horizontalidad porque es la única forma en que toda la gente se sienta cómoda. Si yo hago un proyecto en el que todo vire en torno a nosotros, habrá gente que no se sienta cómoda. Y si se hace un proyecto en el que vire en torno a otro eje, pues no nos sentiremos cómodos los demás.

Cuando yo digo 'ha llegado la hora de Izquierda Unida' es porque queremos aportar y ser parte protagonista junto con los demás de un proyecto constructivo, ilusionante, donde la gente se sienta cómoda y por tanto sea compatible el militar en una organización y sentirse cómodo con otros espacios y no sentirse ni subalterno ni actor secundario en una película apasionante que es aportar la justicia social. También en Getafe dije algo así. Tenemos que construir una orquesta en la que cada instrumento afine y que sepamos construir una sinfonía. Eso es lo que ha fallado.

¿Se podrá arreglar?

Yo estoy convencido que sí, parto de la hoja de ruta que tenemos en Izquierda Unida, que a mí me da mucha seguridad para desarrollar el trabajo que tenemos, que es mucho: carretera y manta, contacto con la gente, a calzón quitado y a recorrernos el país.