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Miguel Ángel Rodríguez: el hombre de Aznar y Ayuso que pasará a la historia por sus amenazas a periodistas

Al término de un mitin en Murcia, el presidente del PP, José María Aznar, celebró el día de su 43 cumpleaños, en febrero de 1996. En la foto junto a Miguel Angel Rodríguez.
17 de marzo de 2024 22:20 h

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“O plomo o plata”. Así definía el periodista José Oneto el modus operandi del Gobierno de José María Aznar con la prensa. Desde el momento en que llegó a Moncloa. Y su ejecutor era Miguel Ángel Rodríguez (Valladolid, 1964), entonces secretario de Estado de Comunicación (1996-1998) y portavoz del Gobierno. Rodríguez, también conocido como MAR, era amigo de Aznar, y fue el responsable, según recuerdan los periodistas de Valladolid, de convencer hace ya cuatro décadas, al entonces nuevo líder del PP en Castilla y León recién llegado desde Madrid, de dejar de pedir Coca-Cola en los bares y empezar a beber tintos de Ribera del Duero.

“O plomo o plata”, decía Oneto: “Y Antonio Asensio fue lo suficientemente hábil como para coger la plata y evitar el plomo”. Quien había sido uno de los principales colaboradores del fundador del Grupo Z relataba así a Jesús Quintero las amenazas proferidas por Rodríguez contra su editor en diciembre de 1996, a raíz del acuerdo entre Asensio y Jesús de Polanco para compartir los derechos del fútbol entre Antena 3 y Canal Plus.

Asensio y Polanco firmaron la paz del fútbol en la Nochebuena de 1996, y eso enrabietó profundamente a Moncloa en el primer año de Aznar como presidente. “Cuando yo estaba en Antena 3”, explicaba Oneto, el que era portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Rodríguez, me amenazó directamente para que el señor Asensio vendiera la cadena. Y tuvo que venderla [a Telefónica, en julio de 1997, controlada por el Gobierno]. Pasó igual que lo que pasa en Colombia en la época del señor Aznar con el señor Asensio. Y me lo transmitió el señor Miguel Ángel Rodríguez diciendo que el Gobierno tenía más escoltas que Antonio Asensio y al final la película terminó como tenía que terminar: o plomo o plata. Y Antonio Asensio fue lo suficientemente hábil como para coger la plata y evitar el plomo“.

Miguel Ángel Rodríguez no duró mucho más en Moncloa. En 1998 Aznar cambió a quien le había ayudado a ser presidente del PP y del Gobierno por Josep Piqué, en un claro giro de estilo.

No fue hasta muchos años después, cuando Rodríguez volvió a la primera línea con Isabel Díaz Ayuso. “Él no ha vuelto por dinero, ha vuelto porque la vida le ha dado una segunda oportunidad y sobre todo, una oportunidad para resarcirse de un fracaso, que es el que tuvo tras la dimisión como portavoz del Gobierno de España”, explicaba la periodista Esther Palomera en el podcast Un tema Al Día, con Juanlu Sánchez: “Y a las personas a las que la vida les da una segunda oportunidad, no hay nada que les frene ni se les ponga por delante. Él quiere demostrar que todavía sigue siendo capaz, y a veces actúa como si tuviera los 23 años que tenía cuando empezó en Castilla y León, y sigue emitiendo a través de Ayuso palabras sin complejos y está cada día dispuesto a agitar la crispación que acompaña la vida política”.

En aquellos años, muchos en el PP no entendían que Rodríguez pudiera ser la voz del Gobierno cada viernes, había mucha gente que no entendía por qué Aznar le había dado tanto poder. Al final su éxito se convirtió en su ruina, de la que ahora se quiere resarcir.

En este sentido, Palomera explicaba en Un tema Al Día: “Isabel Díaz Ayuso es un personaje de Miguel Ángel Rodríguez, de la misma forma que en los años de Valladolid Aznar no tenía un proyecto, sino que tenían un plan nacional, y desde Valladolid Rodríguez hizo de Aznar un líder nacional. Esa estrategia política la ha reeditado en Madrid. Es decir, Ayuso no habla de Madrid, habla de España, tiene un proyecto nacional y todo eso es Miguel Ángel Rodríguez. Es exactamente lo mismo que hizo con Aznar en Castilla y León”.

Luis Miguel de Dios, periodista zamorano que conoce a Miguel Ángel Rodríguez desde mediados de los ochenta, recuerda: “Aznar estuvo de presidente en Castilla y León apenas dos años, desde junio de 1987 a septiembre de 1989. Y cuando se va a Madrid, él se lleva a Miguel Ángel, y Miguel Ángel dice en la redacción de El Norte, a la que había vuelto después de cesar como portavoz del Gobierno regional: 'Me voy a Madrid a fabricar un presidente'. Se lo tomaron de cachondeo. Y luego mira las cosas por donde discurrieron”.

Listas de periodistas

“Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den”. Esto es lo que Rodríguez escribió a una periodista de elDiario.es la semana pasada después de aquel episodio, cuando este medio empezó a publicar las exclusivas sobre el fraude fiscal de la pareja de la presidenta de Madrid y las comisiones millonarias que cobró y que evidencian que la presidenta madrileña vive en un piso pagado con dinero cuya procedencia está llena de sombras.

Entre el Miguel Ángel Rodríguez de 2024 amenazando con “triturar” a elDiario.es y el Miguel Ángel Rodríguez de 1996 amenazando con mandar a la cárcel al entonces presidente del Grupo Z han pasado tres décadas. Pero el modus operandi es el mismo. Y viene de antes aún, de cuando se le atribuye la elaboración de listas de periodistas en febrero de 1989 desde el Gobierno regional.

Rodríguez había entrado muy joven a trabajar para José María Aznar. Apenas había empezado como redactor en El Norte de Castilla, el periódico más importante de la región, cuando Aznar le llamó y se convirtió en portavoz de la Junta de Castilla y León en 1987 para luego irse con él a Madrid como director de Comunicación del PP.

Y el caso de las listas de periodistas lo dio a conocer el entonces diputado autonómico socialista Leandro Martín Puertas, quien en 1990 lo denunció en las Cortes de Castilla y León. El presidente ya era Jesús Posada, quien relevó a un Aznar que se había convertido en líder del PP y diputado en el Congreso en noviembre de 1989. Posada anunció una comisión de investigación que, como era previsible, no averiguó mucho: la mayoría del PP dio carpetazo al asunto.

La lista fue publicada en 2013, por el periodista Fernando Valiño en el medio local Último Cero, ya desaparecido, como recordaba hace unos días el periodista de la Cadena SER Mario Alejandre.

“La lista venía con un sello de la Consejería de Presidencia”, recuerda a este medio Martín Puertas, ahora presidente del PSOE de Valladolid, “y en ella hablaba de todos los periodistas que en aquellos momentos estaban cubriendo la información de la Junta y de las Cortes de Castilla y León. Además, hacía una pequeña valoración sobre algunos de ellos. Yo presenté la denuncia y Miguel Ángel Rodríguez lo negó todo. Y como seguí insistiendo y además demostré que existía esa lista y que estaba sellada, se abrió una comisión de investigación que no tuvo ninguna conclusión positiva, pues la presidió una persona de absoluta confianza del propio equipo de gobierno”.

Martín Puertas recuerda que también él fue intimidado: “El propio Miguel Ángel Rodríguez también llegó a amenazarme de manera verbal. Era un personaje muy conflictivo, lo ha seguido siendo durante todo este tiempo y, además, era una persona muy belicosa, que arremetía contra todo y amenazaba a todo el mundo”.

elDiario.es ha contactado con algunos de los periodistas que aparecían en aquella lista. Miguel Ángel García, entonces periodista de TVE en Valladolid y ex corresponsal en Berlín de la cadena, explica: “Es un episodio que he ido olvidando, porque tampoco tuvo especiales repercusiones para mí, pero sí que fue en su momento muy chocante. Miguel Ángel Rodríguez había trabajado conmigo en la tele, me conocía perfectamente, y yo era el jefe de programas entonces de Castilla y León y de hecho vino a pedirme trabajo al día siguiente de que ganara las elecciones [Aznar en 1987]. Yo creo que estaba valorando si le interesaba la oferta que le había hecho ya en ese momento de ser portavoz del Gobierno regional o seguir por el camino del periodismo o lo que fuera. El caso es que, como ves, la relación era bastante cercana. Lo que más me molestó de todo es que ponía algo absolutamente personal, sobre la chica con la que yo estaba saliendo entonces. Me sentó muy mal, pero como profesionalmente no me calificó ni para bien ni para mal, me llamaba exigente, pues tampoco me enfadé mucho”.

“A Miguel Ángel Rodríguez no lo volví a ver”, relata García: “Nunca he tenido ocasión de preguntarle. ¿Oye, por qué pusiste esos datos personales? Y ya está. Es un tema para mí ya olvidado”.

En efecto, la lista cuya autoría se atribuye a Rodríguez no sólo calificaba a los periodistas en función de su afinidad con la casa –el Gobierno de la Junta–, sino que daba datos personales sobre sus relaciones íntimas.

Carlos Blanco, que fue periodista de la SER, subdirector de El Día de Valladolid y columnista de El Norte de Castilla, aparecía en la lista como “anti-esta casa”. Y explica: “MAR [Miguel Ángel Rodríguez] salió en abril de 1989 de la Junta de Castilla y León que presidía Aznar con el apoyo del CDS. El CDS pide la cabeza de MAR, y Aznar no pudo tardar mucho en dársela por seguir en el gobierno”.

“Pero no importaba, porque MAR siguió con sus manejos ya desde el PP”, recuerda Blanco, “y uno de ellos, seguramente no el más importante pero sí el que tuvo más repercusión, fue el de las listas negras de periodistas: eran microinformes de más de una docena de periodistas poniendo por escrito lo que se puede comentar seguramente en un bar. En la lista aconsejaba a su sucesor en la Junta”.

“En mi caso concreto decía que dudaba mucho que que fuera a ser benévolo con ellos. Y así fue”, explica Blanco: “En mi informe aparecen además asuntos de mi vida privada que no me hicieron ningún favor, más bien al contrario. Lo que decían de un determinado periodista y de su trabajo eran más propio del chismorreo que de otras cosas, de barra de bar. No me cabe ninguna duda de que el autor de estos papeles fue MAR, lo que pasa es que no hay pruebas”.

Luis Miguel de Dios, en aquellos años redactor jefe de RNE en Castilla y León, coincidió con Rodríguez desde sus inicios como periodista. Además, estaba en la lista. “Le conocía muy bien, pero ahora apenas le distingo porque ha cambiado mucho. Entró con 17 años o así en El Norte de Castilla, y yo era el más joven de la redacción, el único que estaba soltero y teníamos una relación muy buena. La sorpresa fue que se incorporara como jefe de prensa de Aznar cuando ganó las elecciones y luego la deriva posterior: yo ya no la reconozco para nada”.

De Dios tiene claro que aquellas listas las hizo Rodríguez: “Mi sospecha desde el primer momento es que había sido él, porque hablaba de que mi mujer era médico y estaba en el paro, que tenía un hijo que se llamaba Alvar. De otro amigo decía que tenía una relación con una cantante, que unas veces salían, otras que no. Es decir, estaba muy claro quién había sido. Lo que sí me preocupó fue que él, con el mandato o la aquiescencia de Aznar, se metiera en esos berenjenales: ahí no había simplemente una exposición de cuál eran los periodistas principales, sino que había una forma de control, de por donde se les podía entrar”.

“El problema es que algo tan inexplicable, tan inconcebible y tan peligrosísimo como lo que os ha escrito de que 'os vamos a triturar', tendría que tener un rechazo muy fuerte en el propio Partido Popular y en la gente, digamos, de orden de de derechas”, concluye Luis Miguel de Dios.

Pedro Vicente, otro de los periodistas citados en la lista negra de Castilla y León, era entonces redactor del Centro Regional de TVE, ahora cultiva su blog y colabora con diferentes medios, como elDiario.es en Castilla y León. “A ninguno nos cupo nunca la menor duda sobre la autoría de MAR, su estilo era inconfundible”, explica: “Su elaboración parece ser que tenía como objeto orientar a su sucesor, Carlos de Francisco, un periodista del diario Ya fichado por Aznar completamente ajeno a Castilla y León”.

Su primera caída política

El episodio de la prematura marcha de Miguel Ángel Rodríguez en 1989 lo recordaba hace unos años el periodista Arsenio Escolar en una columna en el diario El País. En ella rememoraba una información de Cambio 16 que firmaba él mismo y en la que destapaba las maniobras económicas de Rodríguez a consecuencia de las cuales Alianza Popular iba engrosando sus filas con alcaldes provenientes del partido Democracia Cristiana. “Y cometió un error garrafal: creyó que las interioridades de la Junta las había contado un parlamentario regional democristiano, y se dedicó a inundar las redacciones de Valladolid y Madrid de especies contra él desde un fax de la Junta, que dejaba huella. Pero resultó que el tal parlamentario se iba a pasar al CDS, que era el apoyo parlamentario con el que gobernaba Aznar. Al presidente regional del CDS, Daniel de Fernando, le faltó tiempo para exigir, y obtener, la destitución de Rodríguez. Se disfrazó de dimisión. El 13 de abril de 1989, el portavoz cesante escribía una carta a Aznar: ”Han conseguido echarme después de tantas amenazas. Que no consigan echarte a ti“, escribía Arsenio Escolar.

En efecto, el modus operandi de Rodríguez fue lo que provocó su abrupta marcha de la Junta de la misma manera que, una década después, provocó su salida de Moncloa.

Mario Alejandre, periodista de la SER en Valladolid, afirma que Miguel Ángel Rodríguez “ha sido así toda la vida” y lo considera “pionero” en amedrentar a la prensa: recuerda incluso a un jefe de prensa de Juan José Lucas que “daba patadas en las espinillas en los canutazos si hacías preguntas que no les gustaban”.

Otro ejemplo del modus operandi de Miguel Ángel Rodríguez es el caso del periodista José Antonio Martínez Soler. Como contaba este fin de semana, fue despedido de la TVE de Aznar tras la entrevista preelectoral al líder del PP en 1996: “Puse un pleito contra la TV del nuevo Gobierno por despido improcedente. Gané el juicio, pero no pude volver a la prensa. Me refugié en la Universidad hasta que, años más tarde, fundé 20minutos. Tuve fuentes solventes que apuntaban a MAR como el mensajero de La Moncloa que amenazó a los grupos de prensa para que no me dieran empleo. Se le da muy bien amenazar… y ejecutar. No te confíes, querido Ignacio Escolar. No soportan el éxito de elDiario.es. Recuerda que MAR esconde herradura en su guante. Solo por eso, comprenderéis que este Rasputín no sea santo de mi devoción. Por prevención, en mis memorias («La prensa libre no fue un regalo») no quise darle a MAR el triste crédito por sus amenazas a los medios. Su mensaje fue, más o menos, que si me daban trabajo lo considerarían ”un acto de hostilidad hacia el nuevo Gobierno“.

Condenas

Pero si el estilo de Miguel Ángel Rodríguez ha podido ser rentable en algún momento para los liderazgos de José María Aznar o Isabel Díaz Ayuso, lo cierto es que a él no sólo le ha supuesto salidas prematuras de sus puestos institucionales, sino que también le ha merecido alguna condena judicial.

Rodríguez fue condenado en 2011 como autor de un “delito continuado de injuria grave realizado con publicidad” contra el doctor Luis Montes, excoordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés. Rodríguez le llamó nazi en el programa de TVE 59 segundos en 2008, y en La Noria, de Tele 5.

El ahora asesor de Díaz Ayuso insultó así a Montes incluso después de que la justicia había archivado la denuncia de las supuestas sedaciones irregulares en Leganés. La sentencia condenó también a Rodríguez a 11 meses de multa a razón de 30 euros diarios. El exportavoz de Aznar, además, debía indemnizar con 30.000 euros a Montes.

Rodríguez también fue condenado en 2013 a un año sin carné de conducir por ir ebrio al volante. El exministro y exportavoz de Aznar, en aquel momento tertuliano de TV, fue detenido en el madrileño distrito del Retiro por circular ebrio tras un accidente. Rodríguez golpeó con su Mercedes a tres vehículos estacionados, según informaba El País. Tras el siniestro de tráfico, la Policía Municipal de Madrid sometió al test de alcoholemia a Rodríguez, quien cuadruplicaba la permitida, por lo que fue detenido.

Eran los años de contertulio que llegaron después de una etapa en la que, como presidente de Carat, consiguió para la empresa 26,5 millones de euros en licitaciones del Gobierno de Aznar, algunas cuestionadas por el Tribunal de Cuentas por la urgencia en la concesión. Otra empresa en la que participaba, una productora de televisión, se hizo con varios contratos de la TVE controlada entonces por el PP. Sus empresas también han trabajado para FAES, por ejemplo haciendo vídeos que alimentaban la teoría de la conspiración del 11M, y han sido agraciadas con grandes cantidades de dinero por parte de la administración madrileña: recibió casi 600.000 euros del Canal de Isabel II por un proyecto frustrado de televisión por Internet.

Pero su último destino, hasta el momento, es la jefatura de Gabinete de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Para quien logró, por dos veces consecutivas, que apareciera en la lista de Forbes España de personas más influyentes del año. Y a quien, poco antes de trabajar directamente para ella, defendía en redes contra una supuesta conspiración de Telemadrid. La cadena autonómica que había logrado un paréntesis de independencia durante el Gobierno PP-Ciudadanos, lo cual no sentaba muy a Miguel Ángel Rodríguez, quien no dudaba en arremeter contra los entonces responsables de la cadena, José Pablo López Sánchez  y Jon Ariztimuño.

“El parte del supuesto de que toda la prensa es o comprable o influenciable”, reflexiona Luis Miguel de Dios: “Y, claro, muy poca gente ha denunciado esas cosas. Es decir, él ha tenido entonces y ahora también la aquiescencia de los medios conservadores, en los que influía muchísimo y usaba el palo y la zanahoria; el palo de decir 'oye, que os cerramos'; y la zanahoria de 'te voy a dar una exclusiva, vas a venir a un viaje'...Y hay que reconocer que los periodistas somos muy vanidosos. El día que has conseguido una gran exclusiva, vas con el pecho por delante que te llega de la Cibeles a la Puerta del Sol. Y él se ha aprovechado de eso”.

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