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PSOE y Unidas Podemos abren una última negociación a horas de arrancar la cuenta atrás para la repetición electoral

Pedro Sánchez conversa con Carmen Calvo durante el Pleno de investidura.

Irene Castro / Andrés Gil

Pedro Sánchez salió del Hemiciclo derrotado –124 votos a favor, 170 en contra y 52 abstenciones, entre ellas las de Unidos Podemos, que finalmente cambió el no por la abstención como “gesto a favor de la negociación”– y se encerró en la sala de la que dispone el Gobierno en el Congreso durante más de tres horas con sus colaboradores más cercanos. Allí decidió junto a su equipo un nuevo paso: hacer una nueva propuesta a la formación de Pablo Iglesias para formar un Gobierno de coalición antes del jueves. El reloj de la repetición electoral para el 10 de noviembre ya estaba en marcha y también la cuenta atrás de 48 horas para la siguiente votación, en la que Sánchez necesita mayoría simple (más síes que noes) para ser reelegido presidente.

Todavía estaban reunidos cuando Carmen Calvo telefoneó a Pablo Echenique para retomar las negociaciones que habían volado por los aires el domingo a medianoche, sin que nadie haya salido oficialmente a darlas por rotas. Quedaron en “sentarse” cuanto antes. Ambas partes han acordado reunirse este miércoles, según fuentes socialistas conocedoras de la negociación. No tienen mucho margen si quieren que el acuerdo llegue a buen puerto para la votación del jueves a mediodía. De hecho, Sánchez había convocado una reunión de su Ejecutiva para este miércoles y se ha pospuesto hasta el jueves a las 10 de la mañana, justo antes de que se celebre el Pleno. La idea de esa convocatoria es hacer una “valoración” del proceso de investidura y también habilitar a la secretaría de Organización que pilota José Luis Ábalos a convocar la consulta a los militantes el fin de semana en caso de que haya acuerdo para un Gobierno de coalición.

“Pablo Echenique ha transmitido a Carmen Calvo que Unidas Podemos queda a la espera de las propuestas del PSOE y está dispuesto a reunirse sin demora. Quedamos a la espera de conocer si hay alguna propuesta que vaya en la dirección que hemos planteado: que Unidas Podemos pueda desarrollar políticas con carteras sociales”, afirman fuentes de Unidas Podemos, que esperan “que el PSOE dé un paso sincero con una propuesta realista y razonablemente proporcional de reparto de competencias de los ministerios actuales”, que les permita desarrollar desde el Gobierno de coalición políticas sociales que persiguen.

Hasta ahora el entendimiento entre PSOE y Unidas Podemos, a pesar del paso atrás de Iglesias que le había reclamado públicamente Sánchez, estaba resultando imposible fundamentalmente porque el grupo confederal consideraba “humillante” la última oferta del presidente en funciones, que incluía una vicepresidencia sin contenidos, según Unidas Podemos, y varias carteras que, según los de Iglesias, no tenían peso.

Unidas Podemos se puso a trabajar desde el 29 de abril en un esquema de Gobierno que incluyera una vicepresidencia de derechos sociales que coordinara un grupo de ministerios relacionados. A imagen y semejanza de las vicepresidencias económicas, que coordinan los ministerios económicos del Gobierno –Hacienda, Trabajo...–. Y, sin embargo, Unidas Podemos sostiene que lo que le ofrecen es “una vicepresidencia simbólica sin competencias y carteras que no permiten desarrollar las políticas del programa, como por ejemplo: subir el SMI a 1.200 euros; permisos de paternidad y maternidad igualitarios e intransferibles; escuelas de 0 a 3 años; desarrollar políticas de igualdad; bajar las tasas universitarias y potenciar la investigación; bajar la factura de la luz y medidas contra la emergencia climática; impuesto a la banca para recuperar el rescate…”.

“Son cuatro ejes sobre los que queremos tener responsabilidad y competencias: puesta en marcha de programa de inversiones estratégicas para la creación de empleo; acabar con la precariedad laboral con medidas como la derogación de la Reforma Laboral de 2012; reducir la desigualdad económica y social, y favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar; y justicia fiscal para una reforma tributaria progresiva”, explican en Unidas Podemos, que recuerdan: “Hemos cedido desde el inicio en no pedir ministerios de Estado [Defensa, Interior, Justicia, Exteriores], ofrecer lealtad con la cuestión de Catalunya y la renuncia de Pablo Iglesias del viernes ante el veto de Pedro Sánchez”.

A pesar de que el viernes se había desencallado la situación, la tensión fue máxima entre Sánchez e Iglesias en el Pleno de investidura tras las conversaciones frustradas. En las filas socialistas causó desconcierto la posición del presidente en funciones porque vieron, por un día, que el entendimiento era imposible. En la propia bancada del PSOE consideran que el discurso de Sánchez no estaba dirigido a sacar adelante ningún entendimiento. “La intervención de Adriana Lastra es la que tenía que haber hecho el presidente”, dice un cargo socialista sobre el tono conciliador que empleó la portavoz parlamentaria con Unidas Podemos este martes, durante el segundo día de debate.

Sánchez, que recibió el rapapolvo de todos sus potenciales aliados, que lo acusaron de no haber sabido negociar y haber sumado únicamente al diputado del Partido Regionalista de Cantabria, se movió tras la reunión de más de tres horas con su equipo. “Nos toca tomar la iniciativa”, reconocieron fuentes socialistas para explicar la llamada de Calvo a Echenique. En el PSOE admiten que la abstención de Unidas Podemos, como “gesto” para continuar la negociación, había sido una “buena señal”. Las expectativas de poder llegar a un acuerdo antes del jueves volvieron a aumentar, a pesar de que el propio Sánchez llegó a decir en el Pleno que se enfrentaba a ser el primer candidato en fracasar dos veces en la investidura y reconocer que la repetición electoral era un escenario factible. En Moncloa se declaraban “optimistas”.

Ahora PSOE y Unidas Podemos retoman las conversaciones in extremis. La aspiración de los socialistas es cerrar un acuerdo con los de Iglesias en las escasas horas que quedan antes de la votación, como sucedió en la moción de censura de hace ya más de un año, y que, a partir de ahí, lleguen el resto de apoyos. En la votación de este martes el resto de formaciones expresaron sus reticencias a respaldar a Sánchez, incluso PNV y Bildu que también se abstuvieron, precisamente por su incapacidad para alcanzar un acuerdo con Unidas Podemos. ERC votó directamente no por ese motivo, aunque Gabriel Rufián dejó claro que si Sánchez e Iglesias sellaban un acuerdo, sus 14 escaños no supondrían un problema. El socialista necesita al menos que los 42 votos de Unidas Podemos tornen al sí para seguir en Moncloa. “Con racionalidad hay solución”, confían fuentes socialistas.

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