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La renuncia de Yolanda Díaz obliga a la izquierda a empezar de cero

La nueva política que nació a partir del 15M está llena de gestas heroicas, derrotas dolorosas y sobre todo de cambios de guión. Este lunes Yolanda Díaz volvió a protagonizar uno de esos movimientos de impacto. Su dimisión como líder de Sumar llena de incógnitas el futuro de la izquierda, que tendrá que repensar todas las hipótesis que han ido conduciendo a este momento y en concreto la que ha llevado a la ruptura con Podemos. 

“Es necesario dar un paso a un lado para dar un paso adelante en la política que importa a la gente, la que sirve a la gente trabajadora de este país que hace esfuerzos enormes cada día y se merece que estemos a su altura”. Esta frase del discurso de la vicepresidenta segunda del Gobierno trata de explicar los motivos que hay detrás de una salida que tomó de madrugada, tras analizar los resultados del domingo y que muchos de los miembros de la ejecutiva conocieron en la misma reunión de esta mañana.

Se trata, reconocen fuentes de su entorno, de un movimiento para que Yolanda Díaz pueda dedicar todos sus esfuerzos a la tarea que la encumbró como una líder rutilante dentro del espacio confederal: el Ministerio de Trabajo. Y permitir al mismo tiempo que la izquierda se reconstruya una vez más pero sin la tutela de sus decisiones, que han conducido a unas elecciones en las que la coalición que lidera ha sido incapaz de sobrepasar el 5% de los votos. 

En el escenario inmediato que se abre tras esta decisión, hay más incógnitas que certezas. Por ejemplo, que la vicepresidenta mantendrá un rol de liderazgo como referente de los ministros de Sumar en el Gobierno. Y que su voz seguirá siendo importante en el trabajo que realice a partir de ahora el grupo plurinacional en el Congreso de los Diputados. 

Pero a partir de ahí, la salida de Yolanda Díaz del liderazgo de Sumar abre un racimo de cuestiones. ¿Quién asumirá su rol a partir de ahora? ¿Qué papel tendrá el espacio que ha creado dentro de la coalición de partidos? ¿Seguirá siendo un rol preponderante o la izquierda volverá a articularse de manera similar a como lo hacía con Unidas Podemos? Y si se diese ese escenario, ¿es posible que Podemos vuelva a reencontrarse con todas esas formaciones políticas en una nueva candidatura en el futuro?

Sumar es en realidad Movimiento Sumar, el partido instrumental con el que Yolanda Díaz pudo incluir a personas de su confianza en la lista para las generales y más tarde en las diferentes elecciones a las que se han presentado. La dirección de ese proyecto intentó desde el principio que ese partido fuese el corazón de Sumar como fuerza política, como frente amplio, un sistema híbrido en el que se encuentran los partidos y personas que militan de alguna manera directamente en la coalición, tal y como hacen en los comuns o EH Bildu. 

Pero esa hipótesis que ya arrastraba sus dificultades quedó en punto muerto cuando Izquierda Unida decidió poner en pausa su integración en ese proyecto. Entonces Sumar pospuso también ese proceso para el resto de formaciones políticas. Hoy por hoy, por tanto, todas las estructuras de dirección, orgánicas, son las de Movimiento Sumar. Es a ese liderazgo al que ha renunciado formalmente Yolanda Díaz y el primer puesto que debe ocupar ahora otra persona. 

Esa primera incógnita se empezará a resolver esta misma semana. El Grupo de Coordinación de Movimiento Sumar tiene convocada una reunión este jueves en la que se abordará la nueva etapa que se abre. Una de las ideas que se manejan y que tendrá que se refrendada es la creación de una suerte de gestora que pilote la transición hasta que se decida a una nueva coordinadora o coordinador general, un trámite para el que se necesita la mayoría simple de ese órgano. 

Entre las 80 personas que forman parte del Grupo de Coordinación, hay pocas personas conocidas. Las caras más destacadas son las del ministro de Cultura y portavoz de la formación, Ernest Urtasun, y el del secretario de Análisis Político y Discurso y portavoz parlamentario, Íñigo Errejón, o la secretaria de Comunicación, Elizabeth Duval. Nadie en ese espacio ha dado pistas sobre el perfil del sucesor o sucesora de Díaz.

Resuelta esta incógnita, quedará por ver qué ocurre con el resto de fuerzas políticas que se habían involucrado en la construcción de Sumar pero que desde hace ya tiempo mostraban diferencias en torno a la forma de articular el diseño de ese frente amplio. Izquierda Unida celebraba la tarde del lunes una reunión de la Coordinadora Federal, el máximo órgano entre congresos, para analizar el escenario que se abre. La reunión estaba convocada antes del resultado electoral y la noticia de la dimisión de Yolanda Díaz les ha pillado por sorpresa.

IU ha empezado a debatir si quiere seguir participando en la construcción de ese frente amplio o si quiere que Sumar sea un paraguas, una coalición en la que Movimiento Sumar sea un partido más y las decisiones se tomen en igualdad de condiciones en mesas de partidos. Su líder, Antonio Maíllo, ha dado por superada la etapa en la que Sumar era el aglutinador de la izquierda y ha apostado por un modelo más horizontal.

“[Sumar] entra en una nueva etapa. Yolanda ha sido la inspiradora de ese proyecto y entramos en una nueva etapa en la que el protagonismo lo vamos a tener las organizaciones. Su personalidad ha condicionado el proyecto y ella ha reconocido que hay cosas mejorables. Una de ellas es la necesidad de crear un proyecto más horizontal y de igualdad en los actores”, ha reflexionado en una entrevista en Hora 25 en la que ha hablado incluso de extender la unidad de la izquierda a Podemos. “Debemos celebrar un debate honesto y una reflexión de todos los partidos de izquierdas”, ha dicho

Más Madrid, que fue muy crítico la misma noche del domingo tras los resultados electorales y pidió una reflexión “integral y profunda”, también debatía este lunes las primeras consecuencias de la dimisión de Díaz. En la construcción de Sumar también están Verdes Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, pero sobre todo los comuns, que habían sido junto con IU los principales impulsores del proyecto político. 

Una vez que haya claridad sobre este asunto, los partidos tendrán que elegir o pactar un liderazgo de cara al futuro. Una persona de consenso que forme parte de Sumar directamente o de alguno de los demás partidos que pueda aunar todas las sensibilidades de esas formaciones, apelar al electorado y recuperar la ilusión. 

En Sumar sostienen que todos estos debates se deberán dar con calma, que la construcción de nuevos sujetos políticos necesita tiempo y que una etapa como la que se abre a priori sin nuevos procesos electorales a la vista puede ayudar para abordar ese debate con mejores garantías, lejos de las tensiones por las listas y las estrategias electorales. 

Otro debate que merecerá mucha más calma aún será el de la unidad. Si las elecciones europeas han arrojado un resultado objetivo es el de que la distancia entre Podemos y Sumar no es tan lejana como teorizó el núcleo dirigente de los segundos hace un año, cuando se negociaron las listas para el 23J. Un escenario como el de las europeas trasladado a unas generales, en las que el sistema electoral es cruel con la división, supondría la jibarización del espacio confederal. 

El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, ha considerado este lunes que “la decisión de Díaz es el fin de Sumar”. El exvicepresidente del Gobierno ha argumentado que Sumar solo tenía sentido bajo el liderazgo de Díaz“, ha dicho en un editorial de Canal Red en el que ha teorizado que Pedro Sánchez convirtió a Sumar en un socio ”cómodo“ y que al hacerlo ha dejado a esa formación ”demasiado débil“.  Al mismo tiempo, ha considerado que Podemos debe ”respirar“, ”respetar los debates de los que fueron sus socios“ y ”seguir trabajando en las instituciones y movimientos sociales para seguir demostrándose que es una fuerza política e ideológicamente útil“. 

El PSOE, a la expectativa

En el PSOE y en la Moncloa miran con sigilo pero con toda la atención los pasos de sus socios de coalición. La preocupación en las filas socialistas por la deriva del espacio político a su izquierda no es ninguna novedad. De hecho, de manera más o menos sucinta las advertencias a Yolanda Díaz sobre la configuración de su proyecto han sido recurrentes por parte del Partido Socialista, que ahora prefiere mantener la prudencia sobre el devenir de Sumar.

En la Moncloa han sido informados por la propia vicepresidenta segunda de que es ella quien se mantiene al frente de la responsabilidad del Grupo Parlamentario y también la que liderará la interlocución con el presidente del Gobierno para despachar al más alto nivel los asuntos del día a día de la gestión del Ejecutivo.

En principio, en el PSOE no ponen ningún reparo a ese planteamiento. Sin embargo, advierten de que se mantendrán respetuosos a las decisiones que se adapten en ese espacio en las próximas semanas o meses. Y que si en algún momento un nuevo liderazgo reclama la interlocución y el poder para marcar el rumbo, esas demandas serán, lógicamente, atendidas.