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La senadora que llamó “sumisa” a Irene Montero y los ataques de Levy: el PP más crispado precedió al giro de Casado

El presidente del PP, Pablo Casado, durante el Pleno del Congreso de esta semana.

Iñigo Aduriz

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El líder del Partido Popular, Pablo Casado, quiso el jueves escenificar su enésimo giro al centro al romper con Vox cuando anunció el voto en contra de su partido a la moción de censura presentada por la extrema derecha –que fue rechazada al no lograr ni un solo apoyo más que los de Vox– con un durísimo discurso contra el candidato a la presidencia del Gobierno Santiago Abascal. “No queremos ser como usted”, le dijo Casado al líder de Vox. “No somos como usted porque no queremos ser como usted. Así de sencillo. El Partido Popular no quiere ser otro partido del miedo, de la ira, del rencor y la revancha, del insulto y de la bronca, ni de la manipulación, la mentira y la involución frentista”, añadió.

Las palabras del máximo jefe de los populares llegaban, sin embargo, después de meses en los que el PP ha hecho precisamente del insulto una de sus estrategias contra el Gobierno. Esta misma semana, apenas 48 horas antes de la intervención de Casado en el Congreso, dirigentes populares protagonizaban dos polémicos enfrentamientos contra la izquierda utilizando insultos y ataques personales.

El martes, durante sesión de control al Gobierno en el Senado, la senadora del PP María Adelaida Pedrosa, preguntó a la ministra de Igualdad, Irene Montero, sobre el “agravante de género” que un juez de la Audiencia Nacional ha citado en la exposición razonada en la que pide al Tribunal Supremo que investigue al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el marco del llamado 'caso Dina'.

“¿Va a seguir defendiendo al vicepresidente en el machismo salvaje que está llevando a cabo?”, le preguntó. “Ponga en práctica lo que defiende, no ceda ante un machista”, añadió. Pedrosa insistió durante su alocución en realizar alusiones personales a la vida privada de Montero: “Es un escándalo que usted como ministra de Igualdad siga callada. De mujer a mujer, si quiere mirarme a la cara, ¿siente vergüenza por compartir su vida con un machista o va a seguir callada? ¿Es usted una mujer sumisa a un macho alfa?”.

En ese momento la presidenta del Senado interrumpió el debate para llamar “a la cuestión” a la senadora. “Evite hacer alusiones personales”, le dijo. Pese al aviso, Pedrosa mantuvo el tono y reiteró varias veces las preguntas, lo que provocó comentarios cruzados entre los diferentes grupos y la intervención, de nuevo, de la presidenta. “Lo primero, yo me meto en la cama con quien me da la gana”, le respondió Irene Montero, que concluyó: “Necesitan llamar machista al Gobierno y a todo el mundo porque es la única estrategia para blanquear que gobiernan con la extrema derecha que niega la violencia machista y las desigualdades estructurales”.

Levy, a una edil del PSOE: “Debe ser que le gusto”

Otro durísimo enfrentamiento tuvo como protagonista a la presidenta del Comité de Derechos y Garantías del PP y concejala de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, que perdió los nervios en una comparecencia municipal. Durante la celebración de la Comisión de Cultura del consistorio, Levy, visiblemente enfadada y sin dejar de elevar el tono, hizo mención al colgante que llevaba la concejal de Más Madrid Pilar Perea.

“Me gusta el collar de arte precolombino que lleva. Lo único que le deseo es que no le haga un daño cervical por lo grande que es”, le dijo la dirigente popular a la edil de Más Madrid. El presidente de la Comisión se vio entonces obligado a instar a Levy a que no descalificara a nadie por su vestimenta, a lo que la concejal del PP respondió, gritando: “¿Me va a decir el señor de Más Madrid como tengo que hacer mi intervención como delegada?”.

Unos minutos antes, Levy había tenido otro encontronazo con la edil del PSOE Mar Espinar tras afirmar ésta que la delegada era “experta en la cultura del postureo”. “No puedo ocuparme de su frustración por no ser nada ni nadie”, le profirió Levy, que añadió: “Debe ser que le gusto”. En el debate, la dirigente popular también calificó a Espinar como “socialista machista” al entender que la edil la estaba “juzgando por no ser madre a su edad”.

La concejala socialista había justificado en su turno de intervención su ausencia en determinados actos institucionales por sus responsabilidades como madre de una menor en una situación de pandemia como la actual. En el rifirrafe, Levy le reprochó a la edil del PSOE que le dijo que se “ponía cariñosa con un cantautor en el despacho” y advirtió a Espinar: “No vuelva a juzgarme por mi vida personal”.

La sesión concluyó con la presentación por parte de Más Madrid y PSOE de una queja formal dirigida al alcalde de la capital José Luis Martínez-Almeida por los “insultos” vertidos por Levy. Los dos grupos denunciaron que la delegada de Cultura había “descalificado” a las concejalas Perea y Espinar “en lo personal, en su vestimenta y en su actividad como concejales”. Un día después, Almeida se comprometió con la oposición a que el tono de la réplica de Levy del día anterior fue “un hecho aislado que no volverá a repetirse”. El regidor consideró que la actitud de su concejala “no estuvo a tono con el debido decoro parlamentario”.

Gamarra y la “dictadura” de Sánchez

En las últimas semanas el PP había dado más muestras de querer situar el debate político en la bronca y la descalificación permanente, una estrategia de la que ni siquiera se libraron dos de los principales puntales sobre los que Casado quiere sustentar su giro a la moderación: la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, y la exministra y vicesecretaria de Política Social del partido, Ana Pastor.

El pasado día 13, Gamarra acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de “querer imponer una dictadura” por la propuesta para reformar la vía para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), registrada ese mismo día por PSOE y Unidas Podemos, que reduce la mayoría necesaria –en lugar de tres quintos, pasa a ser la mayoría absoluta del Congreso– y cuya tramitación Sánchez se comprometió a paralizar el jueves, con el objetivo de que el PP se vuelva a sentar a negociar una renovación que Casado mantiene bloqueada desde 2018. La portavoz parlamentaria del PP se refirió a Sánchez con las siguientes palabras: “Quiere imponer una dictadura, solo un dictador considera que las únicas mayorías viables son las que él tiene”.

Cuando, en rueda de prensa, los periodistas preguntaron a Gamarra si con sus palabras había querido llamar dictador a Pedro Sánchez ella aseguró que son sus “conductas” las que tacha de “dictatoriales”: “No cuestiono su legitimidad, es decir las urnas, solo faltaba: sus conductas sí que lo son (...) Cuando se está buscando anular el papel de la oposición, esas conductas son dictatoriales y se alejan de la buena calidad democrática”.

El PP lleva meses sosteniendo que el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos quiere “romper las reglas de la democracia para pasar a un estado autoritario, donde el Gobierno gobierna y legisla” mientras “ningunea” a la Cámara Baja. El lunes, tras la reunión del Comité de Dirección de los populares, el propio Casado acusó al Ejecutivo de un “intento de ocupación de las instituciones del Estado” y de “atacar” al rey por su alianza “con independentistas y batasunos”.

El enfrentamiento entre Pastor e Illa

Pastor, por su parte, mostró su faceta más dura el pasado día 8 cuando durante una Comisión de Sanidad del Congreso pidió la dimisión del ministro de Sanidad, Salvador Illa: “Usted ha venido aquí y parece que sigue surfeando la realidad de lo que ocurre en el país. No puede surfear más señor ministro: usted tenía que haber empezando pidiendo disculpas a los españoles y anunciando que no le queda ni un día más en el Ministerio de Sanidad”, dijo la diputada al comenzar su intervención. “Su tiempo pasó ya señor ministro”, sostuvo, para añadir: “Reflexione sobre lo que está haciendo y recapacite, pero sobre todo desde su casa”.

El titular de Sanidad se defendió reclamando “humildad” a la diputada conservadora: “Su formación política está dirigiendo la sanidad en cinco comunidades, en concreto la que a fecha de hoy presenta unos datos más preocupantes y digo yo que algo tendrá que ver quien gestiona esta comunidad autónoma”, le respondió, haciendo alusión a la Comunidad de Madrid.

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