Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.
De objetivos, regular

Comienza la revisión del año, cada diciembre me gusta recapitular y ordenar lo que he hecho, visto o leído en un intento de fijarlo y darle su espacio entre todos los que ya voy acumulando. Pensar que cada año tuvo sentido y que pasó por algo, que lo viví. Habrá quien incluso repase los objetivos que se marcó y comprobará si cumplió alguno.
Yo creo recordar que solo me puse uno, pero por supuesto no lo he cumplido. Este año había pensado ahorrarme el trámite, pero quizá esté bien proyectar imágenes de una misma, aunque solo sea para fracasar en ellas o para traicionarlas directamente. Dice Hanif Kureishi que “sin duda, evolucionar constituye una infidelidad a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Tal vez cada día debería tener al menos una infidelidad esencial o una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro”.
Pues eso, personalmente no me fio de las personas consecuentes, o que piensan que lo son, porque ni siquiera creo que existan; y si lo son es porque están demasiado cómodas con ellas mismas y con sus circunstancias, es decir, están al borde la muerte o son señores muy poderosos, pero ni por esas.
Si fuéramos siempre consecuentes con lo que pensamos o con nuestros dogmas no podríamos evolucionar, manteniendo así una tradición que, por otra parte, nunca nos ha beneficiado en nada a las de siempre
A los demás no se nos puede pedir coherencia, si fuéramos siempre consecuentes con lo que pensamos o con nuestros dogmas no podríamos evolucionar, tendríamos que respaldar nuestros principios consecuentemente desde la más tierna infancia, manteniendo así una tradición que, por otra parte, nunca nos ha beneficiado en nada a las de siempre. Y una vez madurado, si lo hemos hecho con ciertos valores éticos y humanos, vivir sin contradicciones probablemente significaría tener que entregarnos sin resistencia al paro, al celibato, vivir en la calle, acabar en la cárcel y por supuesto vestir fatal.
No sé por qué mi cerebro viaja a un recuerdo de Albert Rivera, y no como otras veces al vídeo con aquel perrito tan mono, sino uno donde criticó a la escritora Cristina Morales por aceptar el Premio Nacional de Narrativa. Es decir, para algunos una persona que critica el sistema solo puede ser sierva y víctima de este, nunca puede disfrutar u obtener el más mínimo beneficio de ese sistema al que forzosamente pertenece y que sustenta también.
Estaría bien abandonar la ilusión de pureza ideológica, porque ser incoherente no siempre significa ser hipócrita, muchas veces significa habitar las contradicciones de un mundo bastante complejo
Estaría bien abandonar la ilusión de pureza ideológica, porque ser incoherente no siempre significa ser hipócrita, muchas veces significa habitar las contradicciones de un mundo bastante complejo en el que hacemos lo que podemos con lo que tenemos.
Pero como al demonio hay que vigilarlo y no caer en la complacencia, esto me ha hecho pensar, más allá de las lecturas, series o pelis, sobre las incoherencias o contradicciones en las que he caído este año y me han bastado unos minutos para ver que también es un objetivo inabarcable porque son infinitas, por ejemplo, hice turismo, asistí educadamente no a uno sino a dos encuentros monárquicos, usé faja, tuve celos, pedí a Glovo, adoré Tardes de soledad, me está costando Los años nuevos, me puse mechas para disimular las canas, impartí talleres de escritura y muchas, muchísimas más inconfesables.
De momento me propongo seguir, seguir también por aquí, aunque no siempre resulte coherente.
Sobre este blog
Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.
0