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El Ministerio de Ciencia salva la participación de España en la macroencuesta europea tras negarse el CIS de Tezanos a pagar

Pedro Duque pagará la cuota a pesar de las reticencias de Félix Tezanos

Teguayco Pinto

El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades dirigido por Pedro Duque se ha comprometido a pagar la cuota de la Encuesta Social Europea (ESS, por sus siglas en inglés) durante los próximos dos años, a pesar de que la citada encuesta es competencia del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). A mediados de año, este organismo se había comprometido a pagar la cuota e incluso tenía adjudicado un presupuesto de algo más de un millón de euros para financiar la encuesta durante cuatro años, pero el proceso se paralizó tras el nombramiento del actual presidente de la institución, Félix Tezanos, quien asegura que existe un problema legal sobre los plazos de publicación de los datos. La decisión del ministerio evita que España quede fuera de la encuesta por primera vez desde que ésta se lleva a cabo y pone fin a una polémica que se ha alargado durante más de dos meses, haciendo saltar las alarmas entre muchos investigadores españoles.

El problema se dio a conocer a finales de octubre, cuando varios economistas, sociólogos y politólogos alertaron de que, por primera vez en los más de 15 años de historia de esta encuesta y tras haber participado en las ocho rondas anteriores, España no aparecía entre los países de la novena edición. La noticia se extendió rápidamente entre los más de 7.400 usuarios de la ESS registrados en España (quinto país en número de usuarios) y en los últimos meses muchos de ellos han manifestado públicamente su preocupación, llegando a calificar la situación como un “desastre sin paliativos”.

La paralización de la encuesta resultaba sorprendente para la comunidad académica, dado que, a diferencia de lo sucedido en años anteriores, cuando la financiación provenía de los presupuestos de I+D, desde el pasado año la participación de España en la ESS está recogida en el Plan Estadístico Nacional y tiene un presupuesto asignado al CIS de 1,1 millones de euros para desarrollar el proyecto durante el cuatrienio de 2017-2020.

“La inclusión de la ESS en el plan nacional se vio como una pequeña victoria entre la comunidad académica, porque se le asignaba un presupuesto fijo y se establecía un compromiso a largo plazo por parte de las instituciones”, explica a eldiario.es Laura Morales, profesora de Ciencias Políticas del Centro de Estudios Europeos de Política Comparada en París.

Morales, que fue una de las primeras personas en lanzar la voz de alarma a través de redes sociales, creando el hashtag #SalvemosESSEspaña, aseguraba que, “si finalmente España no entrase sería muy grave, porque la ESS es probablemente la encuesta más importante que hay en Europa para trabajar en ciencias sociales” y porque “no solo es una encuesta, sino que es una gran infraestructura de investigación de la Unión Europea”.

Un recurso fundamental para la investigación social

La ESS ofrece datos sobre multitud de variables de percepción política y social, inmigración, religión, perspectivas de futuro, etc. y se divide fundamentalmente en dos bloques: una encuesta que permanece relativamente constante en cada ronda, lo que ofrece a los investigadores información sobre la evolución temporal de muchos indicadores de percepción ciudadana, y un segundo módulo sobre temas concretos que cambian cada dos años y que este año está enfocado al análisis de las desigualdades socioeconómicas.

“Para los analistas sociales, esta es una encuesta de gran valor, de la que se obtienen importantes variables y que no queremos perder”, explica a eldiario.es Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco. Según esta investigadora, a pesar de que el CIS también realiza encuestas en las que se obtienen diferentes datos de percepción social, “el principal valor de la ESS reside en que estos aspectos se analizan en un contexto de varios países”, de forma que se puede “comparar el avance de planteamientos ideológicos de la ciudadanía” entre unos y otros.

Pero para que los datos sean comparables, asegura el presidente del comité español de la ESS, el catedrático de Ciencias Políticas de la Universitat Pompeu Fabra Mariano Torcal, “es importante que todos los países realicen las encuestas aproximadamente en los mismos tiempos”. De esta forma “se puede analizar simultáneamente la percepción de distintos eventos, como una crisis de inmigración o una decisión del Banco Central Europeo”, concluye este politólogo.

Sin embargo, mientras que la mayoría los 28 países participantes en la encuesta comenzaron los trabajos de campo el pasado mes de octubre, España no confirmó oficialmente su presencia hasta la tarde del jueves. Horas antes de conocer la noticia, el director internacional de la ESS, el profesor de la Universidad de la City de Londres, Rory Fitzgerald, aseguraba a este diario que “sería una tragedia que España no participase”, dado que su ausencia “perjudica la fuerza comparativa de la encuesta, debido a que es un país grande e importante”.

La llegada de Tezanos lo paraliza todo

La participación de España en la ESS se paralizó tras el nombramiento de José Félix Tezanos como nuevo presidente del CIS, dado que el anterior dirigente, Cristóbal Torres, había confirmado el compromiso de este organismo con la encuesta y anunció el pago de una cuota de 139.000 euros en la comisión de presupuestos celebrada el pasado mes de abril.

El CIS alega que el motivo del bloqueo es que la legislación obliga a este centro a publicar todos los datos de las encuestas que realiza dentro de los tres meses siguientes a la recogida de los mismos, un plazo que no cumple la ESS y que, según sus responsables, es técnicamente muy difícil de alcanzar.

“Los datos de la ESS solo se ponen a disposición pública una vez se ha hecho una revisión exhaustiva de los mismos, algo que no se hace país por país, sino de forma colectiva, con lo que no es posible cumplir el plazo de los tres meses”, explica Torcal. Además, este politólogo afirma que esta exigencia no se había planteado hasta la llegada de Tezanos a la presidencia del CIS.

Finalmente, ha sido el Ministerio de Ciencia el que ha tenido que encauzar la situación. Fuentes de este ministerio han asegurado a eldiario.es que desde que desde se conoció la noticia han estado “buscando soluciones para que se haga la encuesta y no se pierda la serie” y, aunque recuerdan que la ESS no dependía de sus competencias, en la tarde de ayer, el secretario general de coordinación de política científica, Rafael Rodrigo, comunicó a los responsables de la encuesta el compromiso de España con el pago de la cuota.

La financiación del trabajo de campo sigue en el aire

El director de la ESS, Rory Fitzgerald, respondía esta misma mañana por carta, asegurando que estaba “encantado de escuchar que la financiación de la cuota para la Ronda 9 ya está disponible” y agradeciendo los esfuerzos del ministerio por “encontrar una solución que garantice que España siga siendo una parte clave de la infraestructura de la ESS”.

Para el presidente del comité español, Mariano Torcal, “es una notica extraordinaria”. Sin embargo, este politólogo aclara que “el problema no está solucionado”, dado que el pago de la cuota solo supone una parte de la inversión necesaria para la ejecución de la encuesta. “Ahora alguien tiene que encargarse de su elaboración y de financiar el trabajo de campo”, algo a lo que “el CIS se había comprometido a principios de año”, concluye este investigador.

Desde el CIS insisten en que “no hay ningún problema en realizar esos trabajos de campo en España”, siempre y cuando se cumpla la condición de los tres meses. El objetivo del ministerio que dirige Pedro Duque es que sea finalmente este centro el que asuma la ejecución de la ESS, dado que ya está presupuestado, pero, en caso de no hacerlo, se buscarán alternativas para que la encuesta se lleve a cabo.

Torcal, por su parte, insiste en que lo deseable es que la encuesta sea elaborada por el propio CIS, dado que “ya tienen un equipo formado y crear un nuevo equipo en una universidad y subcontratar a una empresa que haga el trabajo de campo sería mucho más costoso”.

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