La convivencia con el lobo, a examen: todas la comunidades con manadas “necesitan mejorar”

Todas las comunidades autónomas con manadas de lobos “necesitan mejorar” tras el examen sobre sus medidas para la convivencia de la especie con los ganaderos realizado por la organización WWF. Con todo, el análisis muestra que Galicia es la que sale mejor parada, mientras que Castilla y León, Asturias y Cantabria tienen agujeros importantes, sobre todo en prevención de ataques.

WWF ha examinado tanto a estas cuatro comunidades, que tienen las mayores poblaciones estables y cuyos gobiernos no han parado de empujar para intentar desproteger al lobo al norte del río Duero, como aquellas en las que hay presencia lobuna más reducida y las que observan ejemplares más esporádicos de paso como Aragón y Catalunya. El trabajo se ha fijado en la prevención de daños, la compensación de las pérdidas de rebaños y la participación a la hora de gestionar la especie.

“Lo que se evalúa es la voluntad política y el marco institucional que hace posible la conservación del lobo y la reducción del conflicto social”, explica el coordinador de conservación de WWF, Luis Suárez. Según sus conclusiones “las comunidades autónomas no están haciendo los deberes”. De hecho, abunda el ambientalista, solo La Rioja ha adaptado su plan al nuevo estatus de protección de la especie lo demuestra –analiza– que “las demás esperan volver al modelo anterior basado en el control de poblaciones”, es decir, cazar lobos.

Lo que se evalúa es la voluntad política y el marco institucional que hace posible la conservación del lobo y la reducción del conflicto social: las comunidades autónomas no están haciendo los deberes

En ese sentido, el Gobierno de Cantabria le da la razón a Suárez, ya que este febrero inisistió en que inicia el proceso para eliminar lobos y afirmó que no pararía salvo que haya una resolución judicial que se lo impida.

Así que, de manera global, Catalunya es la que obtiene mejor nota, la única “en buen camino”, con un 81% en la idea de que cuánto antes se comience a planificar, menor será el conflicto si la especie se asienta. La segunda es la provincia de Álava y la tercera Galicia (que se queda ya en el 63%). También en el grupo que precisa progresar están (por orden): Bizkaia (60%), Cantabria (58%), La Rioja (58%), Madrid (56%), Asturias (56%) y Castilla y León (55%). Cierran con un “insatisfactorio” Castilla-La Mancha (49%), Aragón (44%) y Andalucía (cuya última población relicta está extinta, con un 28%). WWF insiste en que las medidas evaluadas “son el mínimo esperable. Llegar al 100% es lo que debería ser”.

Evitar los ataques antes de que se produzcan

“Es la clave para cambiar el modelo de gestión”, explica el informe. Se trata de “poner el foco en la disminución de daños y no en matar ejemplares” –cuando se producen los daños– que, además, se ha revelado como una estrategia no muy eficaz porque los incidentes continuaban a pesar de los cupos de caza permitidos.

La idea es prevenir las pérdidas en la cabaña ganadera. Para eso las ayudas públicas deben ser “fáciles de obtener desde el punto de vista burocrático y que cubran la adquisición y el mantenimiento”, explica el documento. Aquí destaca para bien Galicia, sin embargo las otras comunidades con las mayores poblaciones (cuyos gobiernos son muy beligerantes para retirar la protección del lobo) como son Castilla y León, Asturias y Cantabria salen bastante peor paradas.

El análisis pone un ejemplo: en Galicia y Castilla-La Mancha (además de Álava y Catalunya) “se financian los gastos de mantenimiento de los mastines” porque pueden llegar a 350 euros por animal al año. “Una barrera para su adopción”, reflexiona WWF.

Compensar los daños

Donde, según el análisis de la ONG, la mayoría de las comunidades autónomas están cumpliendo mejor es a la hora de compensar económicamente los daños que se atribuyen a ataques de lobo (o de cualquier otro cánido porque algunos gobiernos meten en el mismo saco si se trata de perros asilvestrados). El pago justo y rápido “es una de las reivindicaciones esenciales del colectivo ganadero”. Un plazo que la organización considera adecuado serían “tres meses desde las pérdidas”.

En este apartado Cantabria sí llega al 88% de nota, mientras Galicia, Madrid, La Rioja y Catalunya están en un 75%. Con todo, el caso de Cantabria ilustra cómo se apuesta por compensar daños, donde tiene nota alga, pero mucho menos por la prevención. “Y eso no ayuda a reducir el conflicto porque los ganaderos, claro que quieren que se les compensen los daños”, dice Suárez, “pero, sobre todo, lo que quieren es no perder sus reses”.

Sobresale que Aragón (donde el Partido Popular, ahora en el Gobierno, llegó a pedir que declarara al lobo como una especie invasora) “no cuenta con ninguna orden de compensación ni ningún mecanismo de abono de daños”.

Participación y transparencia en la gestión

Este apartado trata de, por ejemplo, que los ganaderos no sean simples receptores de las medidas decididas por las administraciones autonómicas sino que participen de ellas en foros comunes. “Resulta sorprendente la pésima valoración de comunidades con presencia histórica de la especie como Asturias, Galicia y Castilla y León”, concluye el trabajo.

Además hay dos comunidades, Madrid y Castilla-La Mancha, que “fallan estrepitosamente” a la hora de facilitar la información disponible sobre la especie, añade el examen.

Además de estos aspectos, la organización ha comparado la gestión del lobo antes y después de que la especie se incorporara al listado de protección especial (Lespre). En ese momento (año 2022), el lobo dejó de ser una especie cazable y comenzó el movimiento de oposición de sectores ganaderos y gobiernos autonómicos.

También a partir de ese momento se activó la transferencia de fondos a las comunidades autónomas para facilitar la coexistencia de la ganadería y el Canis lupus signatus: unos 20 millones de euros anuales para compensación de daños y medidas preventivas.

Desde que se incorporó el lobo al Lespre, el avance en los programas de prevención y compensación de daños ha sido evidente: el 50% de las comunidades autónomas ha conseguido una mejora en la evaluación de WWF. Sin embargo, algunas regiones con mucha presencia de la especie (como Cantabria o Castilla y León) están entre las que obtienen una peor puntuación. “Hay mucho margen de mejora”, remata el documento.  

“Hay que despolitizar al lobo”, remata Luis Suárez, pero al mismo tiempo lamenta: “Parece que la especie se ha convertido en rehén de algunas ideologías”.