María Adánez: “El teatro es el último reducto de la palabra”

'La gramática' llega a Logroño después del gran éxito cosechado en otras ciudades. El Teatro Bretón acoge este viernes una obra donde se exploran los límites del lenguaje, la competencia comunicativa y la relación con el entorno. Este retrato lingüístico en forma de comedia satírica está escrito y dirigido por Ernesto Caballero, mientras que la interpretación corre a cargo de José Troncoso y María Adánez.
La actriz protagoniza esta entrevista en la cual advierte sobre el detrimento en la comunicación actual marcado por el grado de lo inmediato y reivindica la importancia del cuidado y el uso de la palabra.
Interpretas a una mujer con una formación limitada que trabaja limpiando en la Real Academia Española, la cual posteriormente se convierte por un accidente en una experta de la lengua y la gramática con una preocupación constante por la corrección. ¿Cómo ha sido la representación de esa dualidad entre el desconocimiento y la rigidez de la expresión?
Era un gran reto porque esos cambios durante la función suceden en pequeños lapsos de tiempo. En este proceso de dar a luz a estos personajes he tenido la suerte de contar con la extrema generosidad y confianza de Ernesto Caballero, que no solamente es el director de la pieza, sino el dramaturgo. Por supuesto, también por tener a mi lado a José Troncoso, que es un actor y director extraordinario.
Los tres hemos tenido casi cuarenta días de ensayos para preparar una función inédita y en ese espacio hemos podido adaptar la obra. Te puedo asegurar que La gramática que va a ver el público en Logroño es la que nosotros hemos estrenado. Si la llegan a hacer otras personas por primera vez, no sería igual. Solamente puedo sentir gratitud y felicidad por el aval del público. Para mí, está siendo una de las experiencias teatrales más importantes de mi carrera.
Un neurocientífico, interpretado por José Troncoso, se ofrece para someter al sujeto femenino que encarnas a una desprogramación lingüística. ¿De qué manera se plasma ese proceso de inadaptación, frustración y desaprendizaje?
La complejidad mayor del personaje no está en la desestructuración que le va haciendo el terapeuta a lo largo de toda la función, sino que lo más difícil de todo este proyecto ha sido aprenderme el texto. Si normalmente tardas entre tres y seis meses, aquí he estado prácticamente cerca de un año.
Desde que he hecho míos estos textos cuando habla el sujeto femenino en forma de mujer ilustrada, es verdad que el tránsito a la otra me ha resultado mucho menos complicado. Además, ha habido algo también en el subconsciente de que, cuando hemos ido dando paso a esa mujer un poco más intuitiva, divertida y abrupta, el cuerpo se relajaba y la mente también. La construcción de la primera a través de la palabra ha sido el mayor reto para intentar hacer que esos textos fueran orgánicos y sonaran míos desde dentro.
¿Cómo pueden las palabras servir de conexión o de aislamiento?
Somos totalmente lo que hablamos. Al final, nuestro lenguaje nos condiciona y dibuja nuestro entorno. Determina la persona que somos por la cultura y la educación que recibimos desde que somos pequeños hasta lo que hacemos por nosotros mismos a día de hoy. La lectura nos transforma el cerebro. Toda la cantidad de libros que leamos a lo largo de nuestra vida son años que retrasamos y frenamos a todas las enfermedades neurodegenerativas.
A partir de ahí, todo ello condiciona nuestra realidad, nuestras relaciones sociales y nuestro trabajo. Quienes nos dedicamos al teatro, por nuestro oficio, tenemos un amor a la palabra. El teatro es el último reducto de la palabra. La gramática es así un homenaje a la lengua y un llamamiento contra ese detrimento que vivimos desde hace años por distintas causas. La lengua es nuestro mayor patrimonio.Tenemos que cuidar la palabra igual que tenemos que cuidar la democracia.
¿A qué se debe ese detrimento en el uso de la palabra?
Creo que esta pregunta es para Ernesto Caballero, que es quien ha escrito esta obra y de alguna manera mi personaje, así como muchos textos del terapeuta, es un alter ego suyo. Desde hace unos años existe un igualamiento a la baja. En la televisión había antes en los programas un gusto por la palabra. Ahora mi hijo de tres años no tiene La bola de cristal ni los programas tan interesantes que había los sábados por la mañana.
También están las redes sociales. Queremos comunicarnos muy rápido y parece que no importa la forma, sino la rapidez. Me siento del Pleistoceno con la gente joven, ya que no sabría escribir con esos códigos en necesidad de la rapidez. Todavía intento escribir comas, los signos de puntuación al principio y al final en las interjecciones, las tildes… Son diferentes causas.
¿De qué forma atraviesa la clase social el lenguaje?
Hablamos de una cuestión de cultura. Hay gente de clases bajas que lee una barbaridad y hay gente de clases altas que, por mucho acceso que tengan a todo, no hacen uso de ello. Lo que nos delimita a los unos de los otros es la cultura, la lectura, el amor por el saber, por cómo nos expresamos, por nuestro lenguaje, por la palabra. Quizás por mi profesión, más allá de las clases sociales, me siento muy identificada con esto.
¿Cuál ha sido tu aprendizaje a raíz de la obra?
Todavía no lo sé. Las funciones te dejan un aprendizaje con la perspectiva del tiempo, cuando te despegas de ellas y ya no están contigo. Ahí eres más consciente del poso que te dejan. Ahora, que la hemos estrenado hace muy poquito y estamos disfrutando con la pieza, estamos como en fase de descubrimiento. Por lo tanto, no soy todavía muy consciente, aparte de que el ejercicio verbal que hacemos Troncoso y yo es lo primero que he aprendido porque es algo que te pide la función. Hay momentos en mi personaje en los que tengo que hablar con cierta rapidez o la preciosidad del monólogo que tiene, lo cual te da una agilidad mental y verbal muy interesante. Eso lo noto ahora al hacer otros trabajos, donde veo que estoy mentalmente muy entrenada. El poso del personaje también lo percibes en el aprendizaje con el paso del tiempo.
¿Consideras que en la actualidad existe un cuidado en la forma de comunicarnos?
Lamentablemente, al final nos terminamos relacionando muchas veces por profesiones. Si te relacionas con actores y actrices en el teatro, sí hay un gusto por la palabra, la lectura y el saber y eso definitivamente te marca. Si me dices a nivel general hoy en día, sí he notado un detrimento por el uso de las redes, el abuso de la imagen y la rapidez. Parece que da igual cómo se diga y la manera; lo importante es comunicar y la rapidez. Antes todo iba más despacio, se saboreaba más un libro o una serie. Ahora todo es un consumo rápido.
El reflejo de la realidad y la apelación a las emociones constituyen una dimensión lingüística fundamental. ¿Expresamos adecuadamente lo que nos rodea y lo que sentimos?
Si no tienes el vocabulario, no puedes transmitir lo que te pasa porque no tienes las palabras para saber que eso corresponde a una palabra determinada. Es muy interesante esta pregunta porque la respondemos totalmente en la función. Antes del accidente mi personaje se podía considerar una persona normal. Vivía con sus frustraciones sin que ello le supusiera un gran problema. Era una criatura bien adaptada, pero con el cambio sí que puede expresar las aflicciones del alma que le afectan y padece. Eres una actriz polifacética con una dilatada carrera en el cine, la televisión y el teatro.
¿Qué conexión sientes con este último?
El teatro ha sido el aprendizaje de entrar a los grandes textos, de descubrir. Yo soy autodidacta, no he estudiado una carrera. Para mí, el teatro ha sido esa carrera, esa escuela que me ha faltado y que me ha dado el trabajo con Josep María Flotats, Miguel Narros, José Carlos Plaza o Ernesto Caballero y el hecho de enfrentarme a los textos de las obras en las que he participado.
El teatro ha sido la implicación con mi profesión porque no se trata solamente de hacer teatro, sino que es una forma de vida. Elegir los textos que quiero contar, cómo me quiero posicionar como mujer con personajes donde la mujer avanzaba en la historia o su posición hacía que todo evolucionara… Mi implicación con el teatro ha sido de una forma muy profunda.
Antes de Logroño habéis estado en Zamora, Madrid, Barcelona, Tarragona, Vigo o Castellón, a los cuales hay que sumar todos los sitios que aún os faltan para continuar con la representación de la obra. ¿Cómo está siendo la acogida por parte del público y qué lugares os quedan por recorrer?
La acogida está siendo estupenda. En Madrid hubo muchísimo éxito con un lleno a los tres días o en Barcelona nos ha ido también muy bien de público y de crítica. 'La gramática' tiene cinco meses, es casi un bebé y nos está dando muchas alegrías. El público forma parte de la función porque es el conjunto de colegas neurocirujanos que asiste con Troncoso a la deconstrucción de esta mujer y esa es una sorpresa que también se llevan. Solamente te puedo contar cosas buenas.
Has estado en Logroño previamente con la representación de obras literarias como ¡Ay, Carmela!, Divinas palabras o La señorita Julia. ¿Cuál es tu consideración de un espacio como el Teatro Bretón?
El Teatro Bretón es uno de los teatros más maravillosos del circuito de España. Para nosotros hay plazas muy especiales y el Bretón de Logroño es uno de esos sitios. Entre otras cosas, porque su director es un señor de teatro que lo mantiene vivo donde las infraestructuras y las personas que trabajan en él hacen que te dé gusto entrar. Está vivo, está caliente, está cuidado. Tiene también una programación exquisita. Al final, los teatros los definen sus gentes y se nota mucho cuando detrás hay personas que aman profundamente el teatro.
¿Qué sientes que te queda por cumplir y cuáles van a ser tus próximos pasos profesionales?
Me queda un musical (risas). Quiero cantar encima de un escenario y lo haré. Es algo que me ha gustado mucho siempre. Llevo años ya educándome la voz y estoy más cerca de poder ejecutarlo. En el teatro mi intención es seguir con esta carrera tan interesante trabajando y eligiendo los textos que quiero con gente a la que también quiero y admiro. Para mí, el teatro es salir de la zona de confort para continuar creciendo y no quedarme haciendo lo que ya sé. En definitiva, ponerme nuevos retos para tocar nuevos límites. Eso es el teatro.
1