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La Formación Profesional, el nuevo nicho de mercado de la educación privada

FP

Ana Ordaz / Daniel Sánchez Caballero

28 de febrero de 2022 22:42 h

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La Formación Profesional se privatiza. La alta de demanda de estudios técnicos en la última década, unida a una respuesta pública insuficiente, está disparando el alumnado que acude a centros privados, tengan concierto o no. Desde 2012, el ascenso del sector es constante: ha pasado en conjunto (entre los grados medios y los superiores) de matricular al 23,5% de los estudiantes de esta vía formativa a un 30,3% en el curso 2019-20, el último del que hay datos disponibles. Si se excluye lo concertado, lo exclusivamente privado ha pasado de un 4% a un 15%.



Lentamente, porque son grandes cifras, pero lo privado no para de comer terreno a lo público, aunque este siga siendo mayoritario. Véase la evolución: los estudiantes de centros particulares de FP se han duplicado en diez años (de 120.000 a más de 240.000) mientras los de la pública han pasado de 400.000 a 568.000. Y el futuro, con la nueva ley y su apuesta por la FP Dual, no augura una mejoría, aventuran algunos actores educativos.



La subida es generalizada en todas las etapas y titularidades, aunque no comparable en su intensidad. En los grados superiores, el equivalente técnico de los estudios universitarios, la FP privada ha subido un 160% en una década, mientras la pública lo ha hecho un 60%. En los grados medios, alternativa al Bachillerato, la relación es de casi el 60% en lo privado frente al 28% en lo público. En conjunto, lo privado se ha duplicado (una subida del 105%) mientras lo público ha subido un 43%.



Esto, de media. Porque la situación varía mucho entre comunidades. Las plazas privadas rozan o superan el 40% en Madrid, Euskadi y Catalunya, mientras se quedan en el entorno del 15% en Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Galicia.

Aunque con diferentes magnitudes y alguna excepción, la tendencia es similar por toda España. El alumnado de FP se está volviendo hacia la privada. Dejando de lado Canarias o Murcia (donde las cifras son pequeñas y una pequeña variación ha provocado una subida del 200% en la privada), Madrid y Catalunya son las comunidades donde más han subido las matriculaciones privadas, que sobrepasan el 150% de incremento, mientras las públicas se quedan alrededor del 50%, con la (habitual) excepción de Madrid, cuya red estatal se incrementó un 29%.

Sonado fue el pasado verano cuando decenas de miles de jóvenes se quedaron sin plaza en la FP en Madrid y Catalunya. Lo público crece, pero no lo suficiente para absorber la demanda, y las administraciones abordan la escasez desde diferentes ópticas. En Catalunya hay un propósito de revertir la corriente. Madrid anuncia que creará plazas públicas, pero los presupuestos contemplan fondos para 81.500 plazas públicas, cuando en este momento tiene 136.000 alumnos y a la vez destina una partida de 18 millones de euros a su programa de cheques para financiar al alumnado las matrículas en los centros privados, tanto en Bachillerato como en FP.



La patronal de centros privados Acade toma nota y le pide a la ministra de Educación, Pilar Alegría, que instaure este cheque en toda España. El ministerio de momento se limita a reivindicar que ha financiado la creación de 42.000 plazas en un año y anuncia que pretende crear 200.000 en los próximos años. Si finalmente optara por financiar plazas privadas tampoco sería la primera vez: hace unos meses cedió ante las comunidades y se abrió a utilizar los fondos europeos destinados a crear plazas de infantil a sufragar las privadas ya existentes.

Y entre unos y otros el gasto privado en Educación, el dinero que ponen las familias para financiar los estudios de sus hijos, crece y crece: entre 2009 y 2019, último año con datos disponibles, pasó de 8.543 millones de euros a 11.417 millones, un 33% más, según datos del ministerio publicados en el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación.

Y desembarcaron los fondos de inversión

“Lo que venimos demandando desde la asociación es que haya suficiente oferta de plazas públicas, o sostenidas con fondos públicos, para todo el que la quiera”, defiende Luis García, presidente de la Asociación de Centros de Formación Profesional FP Empresas, que aúna centros públicos y privados. “Y luego si alguien quiere ofrecer otras cosas, estupendo. Pero que aterricen instituciones que hace unos años eran ajenas a la FP y lo vean como un negocio no nos parece que es en lo que debe convertirse la FP”, explica el también director del centro público madrileño Puerta Bonita.

Y que es, al menos en parte, lo que distintos actores educativos, especialmente los sindicatos, vienen denunciado hace tiempo: la FP se está convirtiendo en un foco de inversión y especulación. “Durante los últimos diez años, y en particular desde la puesta en marcha de la LOMCE, hemos sido testigos de una corriente privatizadora. Habiéndose volcado durante muchos años en el crecimiento a través de la concertación de las enseñanzas obligatorias (de los 6 a los 16 años), centran su atención ahora, y en la última década, en buscar nuevas fórmulas privatizadoras en nichos diferentes”, exponía Francisco García, responsable educativo de CCOO, en el análisis del curso que hace el sindicato cada otoño.

La demanda existe y lo saben los fondos de inversión, que están entrando en uno de los grandes sectores educativos aún por explotar por su fuerte expansión. Uno de los últimos ejemplos se ha dado en Málaga, donde el fondo estadounidense KKR compró el pasado verano la empresa Medac –que tenía una red de 30 centros de FP en seis provincias– en la que participaba el consejero de Educación de la Junta, Javier Imbroda, por 200 millones de euros, y que los tres años anteriores a su venta venía ganando entre 400.000 y casi 600.000 euros anuales, según las cuentas reflejadas por infocif.es.

García explica, además, que esta etapa ejerce un papel que va más allá del puramente educativo: el de servir de puente, de elemento orientador para ese perfil de estudiante que acaba la ESO a trompicones, no tiene interés en estudiar, y puede encontrar en la FP una manera de continuar ligado a los estudios mientras madura o encuentra una vocación. “Se matriculan en un ciclo, continúan, y muchas veces acaban pasando esa crisis, relacionada a veces con su momento personal, y continúan su camino, sean en el Bachillerato o en la Universidad”, expone. “Y eso lo saben las familias, y si se lo pueden permitir y no les queda otro remedio, se rascan el bolsillo y pagan esos 4.000 o 5.000 euros anuales de matrícula”. Y también lo saben las empresas.

El problema es que muchas veces la Administración también opera con una cierta lógica de mercado, señala García, y no ofrece más plazas públicas en familias que no tienen tanta demanda o tanta salida profesional inmediata. “Tienen que hacer un esfuerzo”, pide el director, “no decir que no te cuadran los números y que solo ofrecer cosas con empleabilidad” para recuperar a este alumnado que apenas llega a sacarse la ESO o ni siquiera. “Es verdad que las plazas valen mucho dinero”, concede, pero esa inversión tiene réditos después.

¿Más FP privada para el futuro?

La privatización también puede ser sutil, indirecta. Muchos actores señalan que la nueva ley de Formación Profesional, que acaba de ser aprobada en el Congreso con los únicos votos en contra del PP, puede tener ese efecto de rebote. La reforma, avalada por la inmensa mayoría de los grupos políticos y organismos educativos, apuesta por la FP Dual como elemento central del desarrollo futuro de esta vía formativa. Esto quiere decir más presencia del alumnado en las empresas durante los estudios, pero también más presencia y capacidad de influencia de las empresas en el sector educativo, orientando los planes de estudios o con los tutores de empresas, que tendrán incluso voz (que no voto) en la evaluación del estudiantado.

Hay otras maneras de privatizar, según explican desde el sindicato STES en la Región de Murcia con un ejemplo de su comunidad. “Es una evidencia contrastada que el ritmo de implantación de nuevas especialidades en los centros públicos está siendo muy bajo, a pesar de las demandas de los centros educativos. Durante el curso 2019/2020, se crearon 25 unidades en ciclos de FP en centros públicos de toda la Región mientras se eliminaron 10 unidades, lo que supuso una creación total de tan solo 15 unidades. La iniciativa privada alcanzó casi esta misma cifra con 13 nuevas unidades de FP”, exponen. “El nuevo impulso a la Formación Profesional corre el grave riesgo de servir única y exclusivamente a los intereses empresariales de centros que ofrecen FP”, explica José Manuel Fernández, portavoz del sindicato.

El análisis de la distribución del alumnado por familias profesionales de la FP entre centros públicos y privados apunta algunas tendencias. Lo privado gana alumnado entre los estudios más populares, que más crecen, como los sanitarios, donde ya superan el 51% del total, la comunicación, imagen y sonido o las actividades físicas y del deporte. Estas tres familias han pasado de estar por debajo de un tercio del total de estudiantes en los centros particulares a rondar la mitad.



Por contra, los institutos públicos acaparan estudios como las artes y artesanías, donde se matricula el 100% del alumnado, las actividades marítimo-pesqueras o la química, familias donde rozan el 95% de los estudiantes. El único gran bloque de estudios que sube en los últimos años en los centros de FP estatales es el de estudios de seguridad y medio ambiente, que han pasado del 45% al 91%.

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