El lago Crawford, en Canadá, es el lugar elegido para marcar el Antropoceno
El fondo del pequeño y desconocido lago Crawford, en Canadá, alberga un libro en cuyos sedimentos se puede leer la historia más reciente de nuestro planeta página a página. El lugar se ha convertido en una cápsula del tiempo gracias a su configuración geológica, dado que las aguas frías del fondo no se mezclan con las de la superficie y cada año se depositan en su lecho dos capas alternativas de sedimentos de calcita y fango asociadas a las estaciones.
Esto permite observar, en un espacio de unos 16 centímetros de la columna de muestra más representativa, la sucesión de cambios producidos por la actividad humana en las últimas décadas, revelada por los isótopos radiactivos de las pruebas nucleares a partir de los años 50, el aumento de la carbonilla procedente de la combustión y las variaciones bioquímicas producidas por el aumento de temperatura, entre otros marcadores.
Por este motivo, el Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (AWG, por sus siglas en inglés), establecido por la Comisión Internacional de Estratigrafía en 2009 para reunir información con la que decidir si aprobar la designación de este nuevo periodo geológico, lo ha presentado este martes como el lugar elegido para albergar el estratotipo o lugar de referencia. Este anuncio, realizado en el Congreso Internacional de Estratigrafía en Lille (Francia), implica que, en el caso de que se aprobara oficialmente la existencia del Antropoceno, este lago sería el emplazamiento marcado con un “clavo de oro” para señalizar el lugar de la Tierra que representa de forma más característica este cambio en la geología y las transformaciones asociadas a la actividad humana.
“Digno de un clavo de oro”
El lago Crawford se ha impuesto a otros dos emplazamientos finalistas, el lago de origen volcánico Sihailongwan, en China, y la bahía de Beppu, en Japón, seleccionados entre los doce candidatos iniciales ubicados en diferentes lugares del planeta y sometidos a diferentes rondas de votaciones del grupo de trabajo en las que el ganador debía reunir más del 60% de los votos.
El lago Crawford es tan especial porque nos permite ver los cambios en la historia de la Tierra con una resolución anual
En palabras de la geóloga Francine McCarthy, quien ha liderado junto a su equipo de la Universidad de Brock los trabajos de extracción de muestras de sedimento del lago, este es el lugar donde el registro reciente muestra con claridad que los efectos producidos por los humanos han “desbordado sistema de la Tierra y los sistemas interrelacionados de la atmósfera, la hidrosfera, la geosfera y la biosfera”.
“El lago Crawford es tan especial porque nos permite ver los cambios en la historia de la Tierra con una resolución anual”, explica McCarthy. Este punto de la geografía se ha convertido en una especie de sumidero en el que los grandes cambios introducidos por los humanos han quedado registrados. No solo la señal sincrónica que dejó a la vez en todo el planeta el plutonio 239 de las primeras bombas nucleares, sino otros indicadores muy claros. “También vemos un cambio en los isótopos de nitrógeno, además de la combustión de grandes cantidades de combustibles fósiles que llevaron a esta gran aceleración, y también vemos fertilizantes nitrogenados”, señala la especialista.
El disputado voto del Antropoceno
El mediático anuncio del estratotipo del Antropoceno viene acompañado de una fuerte polémica en el seno de la comunidad geológica internacional, donde los sectores más conservadores rechazan su existencia como periodo geológico. El proceso que queda por delante incluye la presentación de los informes definitivos ante la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario, que pasaría la decisión a la Comisión Internacional de Estratigrafía y de allí, en caso afirmativo, se sometería al criterio de los miembros de la Unión internacional de Ciencias Geológicas, con el requisito de superar el 60% de los votos en cada etapa.
En el escenario más positivo, si las sucesivas comisiones aprobaran los informes, los defensores de la iniciativa creen que se podría reconocer oficialmente la existencia del Antropoceno en el Congreso Internacional de Geología (IGC) que se celebrará en Busan, Korea, en 2024. Pero eso está muy lejos de suceder.
“El proceso de aprobación del Antropoceno se puede detener en cada uno de estos pasos”, reconoce el geólogo español Alejandro Cearreta, investigador de la UPV/EHU y uno de los 38 miembros del Grupo de Trabajo del Antropoceno que ha estado en todas las votaciones. “Es cierto que, conforme vamos ascendido en la jerarquía, las cosas se ponen más difíciles, porque hay más reticencias entre los geólogos que trabajan con rocas y periodos más antiguos a los que este cambio les parece demasiado reciente”.
Las posibilidades de que esto se apruebe al final del proceso son muy pocas, porque falta el visto bueno de los más reticentes
“Creo que las posibilidades de que esto se apruebe al final del proceso son muy pocas, porque falta el visto bueno de los más reticentes”, apunta Asier Hilario, director científico del Geoparque de la Costa Vasca y presidente de la Comisión Internacional del Patrimonio Geológico. “El movimiento que está ganando fuerza es el que propone considerar el Antropoceno como un ”evento geológico“, en lugar de época. Eso supone reconocer que existe, que está bien representado, que tiene registro, pero se mantiene la precaución por si dentro de quinientos años hemos conseguido revertir la situación y la clasificación es errónea”.
Uno de los principales defensores de esta propuesta, y opositor de la idea del Antropoceno como periodo geológico, es Stanley Finney, quien ha sido presidente de la Comisión Internacional de Estratigrafía entre 2008 y 2016. En conversación con elDiario.es, Finney se muestra indignado con la manera de actuar del Grupo de Trabajo del Antropoceno, a quienes acusa de haberse saltado el procedimiento oficial y actuar por motivaciones políticas. “El grupo ha seguido adelante con un gran despliegue de publicidad, pero aún no han enviado la propuesta formal, que debe dar lugar al proceso de revisión”, denuncia.
En cualquier caso, puntualiza Blanca Martínez, de la Unidad de Cultura Científica del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), la controversia no es sobre la influencia humana en el medio ambiente. “Eso no lo discutimos”, afirma en declaraciones al SMC España. “[Lo que se discute] es si el Antropoceno es una unidad geológica”. Y sobre la mesa se van a poner algunos argumentos contundentes en contra, como el que esgrime Juan Carlos Gutiérrez Marco, geólogo y paleontólogo del CSIC en el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM). “El plutonio detectado en algunas varvas de lago Crawford”, sostiene “tiene una vida media de 24.100 años, y dejará de ser detectable a los 100.000 años, cifras casi irrelevantes a la escala geológica”.
Una sacudida planetaria
Para Colin Waters, presidente del Grupo de Trabajo del Antropoceno, las dudas a la hora de certificar este cambio geológico no están justificadas. “Hasta la biología del planeta ha cambiado abruptamente”, asegura. “Ya no podemos volver al estado del Holoceno”. El planeta ha sido sacudido con tal intensidad, que el futuro a medio y largo plazo quedará alterado, incluso si cesamos nuestra actividad mañana mismo. “Las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera tardarán miles de años en volver a lo que podría considerarse un nivel del Holoceno”, señala. “Ya se ha estimado que la próxima Edad de Hielo se ha retrasado al menos 50.000 años, si no 100.000 años. Eso es de cinco a diez veces más que la existencia del Holoceno como época”.
“Estamos viendo un sistema de la Tierra que está cambiando a toda velocidad. Y esos cambios ya no se pueden entender sin tener en cuenta la intervención humana”, añade Jürgen Renn, director del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia y del de Geoantropología. “Hay muchísimos cambios que ya se han consolidado. Los glaciares que se derriten, la criosfera completa, el hielo sobre la tierra. Estos cambios que ya hemos inducido se desplegarán en las próximas décadas y siglos. Y no hay forma de que podamos detenerlo”.
“El clima de nuestro planeta ya no se rige por los ciclos de Milanković”, subraya Cerraeta. “En los últimos 800.000 años se sucedían más o menos 90.000 de frío con 10.000 de calor, eso es lo que caracteriza al Cuaternario. Y lo que hemos hecho es modificar esos ciclos astronómicos, hemos retrasado los ciclos de glaciación y estamos cambiando la dinámica de clima”. “Solo se me ocurre otra especie que haya afectado al planeta con mayor intensidad, y son las cianobacterias que hace dos mil millones de años oxigenaron la atmósfera”, concluye Francine McCarthy. “Con una diferencia: las cianobacterias no tenían la capacidad de razonar y reconocer lo que estaban haciendo para considerar las consecuencias. Pero nosotros, sí”.
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