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COVID-19

Radiografía del macrobrote de Mallorca: cuántos son, dónde están y qué efectos puede tener

La atención mediática de estas semanas se ha dirigido hacia un único brote de coronavirus. Un viaje de fin de curso a Mallorca, que reunió a estudiantes de todas las comunidades autónomas y se celebró entre el 12 y el 18 de junio, ha causado al menos 1.167 casos de COVID-19, 12 hospitalizados y 4.796 viajeros en cuarentena. De todos los jóvenes afectados, el 26% ha dado positivo, según los datos de la Consejería de Salud balear. El alcance nacional de la transmisión ha obligado al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) a centralizar la gestión.

En Salou, Lloret de Mar, Tenerife y Menorca se han registrado otros brotes relacionados con viajes de estudios que suman 900 contagios en España. Los equipos de Salud Pública de todas las regiones trabajan en hacer cribados y dar seguimiento a estos focos, en especial al que se ha extendido por casi toda la península: el de Mallorca.

“Lo que ha pasado en Baleares es la anécdota, porque lo normal y lo que estamos haciendo los españoles es cumplir las medidas sanitarias y, por lo tanto, España es un destino seguro”, ha insistido la ministra de Turismo, Reyes Maroto. “Se ha generado la situación perfecta para una gran transmisión del virus en un punto concreto”, ha dicho Fernando Simón, director del CCAES. “No es la primera vez que pasa, pero sí la más mediática”, ha intentado tranquilizar, aunque el de Mallorca se trata del mayor brote de coronavirus detectado en España durante la pandemia.

La prioridad para las comunidades ahora es afinar el seguimiento de los contactos intrafamiliares y de los contagiados, que en su mayoría –incluidos los hospitalizados– son leves o asintomáticos. Algunas también se han comprometido a endurecer la vigilancia sobre los macroeventos para evitar que estos brotes se repliquen en lo que queda de verano. La Ponencia de Alertas del Ministerio de Sanidad pidió el pasado jueves suspender todos los viajes de fin de estudios tras este episodio, en el que ya son 11 las autonomías afectadas.

El origen: fiestas en barcos, hoteles y conciertos

Centenares de jóvenes que terminaron los exámenes de la EBAU han organizado su viaje de fin de curso a Mallorca. Según las autoridades y medios locales que han rastreado el brote, este dio comienzo en los propios trayectos hacia las islas baleares. Los ferry que salían desde Denia y Valencia carecieron de controles en el uso de las mascarillas ni en las distancias de seguridad durante las siete horas de travesía. 

Al llegar, los operadores turísticos habían preparado varios eventos con un amplio aforo, entre ellos un concierto de reguetón y fiestas en barcos. El primero se celebró en dos tandas en la plaza de toros de Palma, el martes 15 de junio y el domingo 19, y las imágenes tomadas por los jóvenes y los propios artistas dejan patente la relajación general de las normas de seguridad.

La Policía Local irrumpió el martes y canceló el concierto, ya que el aforo se incumplía en la pista y en las gradas, donde supuestamente solo cabían 200 y 1.000 personas, respectivamente. La cita del domingo siguió adelante porque el Ayuntamiento palmesano alegó que no podía cancelarlo de forma preventiva. Ahora, el Govern ha abierto expediente a los organizadores del festival por infracción “muy grave” y por la que podrían multarles desde con 60.000 hasta con 600.000 euros.

No obstante, para los epidemiólogos, más problemáticas eran las fiestas en barcos y los 20 complejos hoteleros donde se alojaban los chicos que los dos conciertos al aire libre. Todas estas celebraciones continuaban una vez atracaban en la orilla, con botellones en las zonas del Arenal y Magaluf. Los organizadores, por su parte, culpan al Govern balear por permitir aglomeraciones vigiladas por la Policía con “cerca de 4.000 chavales” justo después de sus actividades programadas.

“El foco se está poniendo en los chavales, pero el problema es que se permitan macroviajes con actividades que conllevan riesgo de forma inherente”, expresa Mario Fontán, médico de Preventiva y autor de investigaciones sobre la COVID-19. “Cualquier tipo de medida que intente controlar esto altera la naturaleza de la actividad y la hace menos atractiva”, entiende. “No podemos culpar únicamente a los jóvenes o a una variante más transmisible, sino a quienes permiten este tipo de fiestas”, comparte Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo de ISGlobal. 

Baleares ha anunciado que frena durante una semana su política turística y su desescalada. A partir de ahora, pedirá una PCR negativa a los grupos de más de 20 personas que entren a las islas y, a nivel nacional, el Gobierno central impondrá también el pasaporte verde a los turistas británicos. Reino Unido estaba exento hasta ahora por su tendencia epidemiológica, que ha empeorado tras la irrupción de la variante Delta. Por su parte, las consejerías de 11 comunidades siguen de cerca la evolución de los chavales regresados de Mallorca, que ya suman un millar de contagios y 5.000 contactos en cuarentena.

¿Cuánta gente está afectada y dónde?

De los 1.167 casos totales identificados y los 4.796 viajeros en cuarentena, 249 permanecen aislados en Mallorca, en el hotel puente Palma Bellver. 62 de ellos con PCR positiva, 175 con negativa y 12 pendientes del resultado. Los otros 12 que han sido trasladados al Hospital Son Espases, por precaución, tenían “fiebre, dolor de garganta y malestar general, y algunos fiebre alta, de más de 38,5 y síntomas leves”, ha informado la Consellería balear. 

“Las familias y los propios afectados están colaborando mucho”, ha reconocido Simón. No obstante, hay quien no sigue esa tónica. Los progenitores están asumiendo los costes de la cuarentena y algunos padres han criticado que sus hijos permanezcan en Palma sin la seguridad de haber estado en contacto con un positivo. De hecho, son ya varios los que han denunciado al Govern balear por detención ilegal. El ejecutivo, por su parte, ha justificado el aislamiento forzoso por la “gravedad” de la situación y de la enfermedad.

Para evitar que esto se repita, el Ministerio de Sanidad ha pedido considerar contactos estrechos a cualquier joven que haya participado en un viajes a Mallorca. Todos ellos realizan una cuarentena obligatoria de 10 días de regreso a casa y se someten a dos pruebas diagnósticas.

Los 12 jóvenes que han sido trasladados al Hospital Son Espases, por precaución, tenían "fiebre, dolor de garganta y malestar general, y algunos fiebre alta, de más de 38,5 y síntomas leves".

Once comunidades autónomas han detectado casos asociados al viaje de Mallorca. Las más afectadas son Madrid, con 410 positivos; Euskadi, con 172; y Catalunya, con 132. Algunas de estas, como Madrid, sospechan que en pocos días sergirán brotes intrafamiliares. “Sus padres, de entre 50 y 59 años, son ahora mismo las personas más vulnerables, porque algunos no estarán vacunados con las dos dosis”, ha recordado Fernando Simón. De esta cohorte, un 69,9% han recibido la pauta completa.

“Los que aún no están inmunizados tienen que ser conscientes de ello”, ha dicho el portavoz refiriéndose a la población más joven. “El brote no está teniendo un impacto enorme en la incidencia, pero ya representa un porcentaje notable de los casos detectados: el 2,5% de los últimos 14 días y el 5% de los últimos 7 días”, ha enumerado. “Son personas jóvenes, pero es posible que alguno termine hospitalizado o que alguno fallezca”, ha concluido Simón.

¿Qué puede suponer para el control de la pandemia?

España ha roto definitivamente su tendencia a la baja en la incidencia y ha vuelto a superar los 100 casos por cada 100.000 habitantes tras los 92 de la semana pasada. “Más que el efecto del macrobrote, me preocupan las subidas de contagios en todo el país”, expresa el epidemiólogo Quique Bassat. La incidencia ha aumentado en Aragón, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Catalunya, Comunitat Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia y Melilla. Muchas de ellas, sin relación conocida con el brote de Mallorca.

“El impacto sanitario y epidemiológico, en términos colectivos, puede no ser tan importante”, reconoce Mario Fontán. El sanitario advierte que, si bien la población vulnerable está cubierta, aún faltan las segundas dosis de un tramo de 60-69 años. “Las vacunas no son infalibles y pueden fallar en la población que responde peor por edad o por patologías de base. En números macro, quizá no tenga un gran impacto, pero en micro, que un joven contagie a un familiar puede generar sufrimiento”. La clave está, en su opinión, en encontrar un punto medio entre “el discurso catastrofista y el que le quita toda la importancia a la COVID-19”.

En números macro, quizá no tenga un gran impacto, pero en micro, que un joven contagie a un familiar puede generar sufrimiento. La tensión está entre el discurso catastrofista y el que le quita toda la importancia a la COVID-19.

Respecto a si la movilidad y la relajación de las medidas asociadas al verano puede suponer un pico como el de agosto de 2020, los expertos prefieren no comparar. “El año pasado la incidencia era mucho menor, pero no había tanta gente vulnerable protegida por la vacuna”, matiza Fontán. También reconoce que no solo importan los indicadores hospitalarios. “Son muy relevantes, por supuesto, pero el gran error de toda la pandemia ha sido medir la saturación solo en los hospitales y no en la Atención Primaria, que son los que a partir de ahora van a gestionar las pruebas, los cribados y las bajas”, recuerda. 

“No era difícil anticiparlo: retirar la mascarilla, quitar medidas de prevención, reabrir ocio nocturno y organizar viajes multitudinarios, y unirlo a una variante delta mucho más transmisible, era la receta del gran brote”, enumera Bassat. “Esto nos tiene que servir de lección y para dar las gracias a la vacuna: si hubiera ocurrido entre gente de 60 años sin vacunar, habría sido una carnicería”, expresa el epidemiólogo.

Tanto él como Fontán confían en que esta no sea la tónica habitual del verano. En primer lugar, por la imagen que ofrece fuera de España en un momento en el que se juega la etiqueta “verde” para recibir turistas. Y, por último, porque “algunas medidas son recuperables” si se demuestra que esto ha tenido un impacto inasumible en la tendencia de la pandemia.