La figura del mago en la pintura: un recorrido histórico

"La adoración de los Reyes Magos", Peter Paul Rubens

Ada Sanuy

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Desde la Antigüedad hasta la actualidad, la figura del mago ha sido un símbolo de conocimiento, poder y misterio. En el arte, estos personajes han sido representados como sabios, alquimistas, astrólogos o hechiceros, reflejando las creencias y preocupaciones de cada época. Desde los Reyes Magos en la iconografía cristiana hasta la figura de Merlín en la pintura romántica, como en Merlín y Viviana de Gustave Doré (1868), los magos han servido como un puente entre lo terrenal y lo divino.

Uno de los ejemplos más icónicos de magos en el arte lo encontramos en las representaciones de los Reyes Magos en las escenas de la Natividad. Estas figuras, que aparecen en miles de cuadros a lo largo de la historia, simbolizan no solo la sabiduría y la reverencia, sino también la diversidad cultural. En obras como La Adoración de los Magos de Sandro Botticelli, los magos son retratados con atuendos exóticos y opulentos, destacando su carácter de visitantes místicos provenientes de tierras lejanas.

Los Reyes Magos presentes en el arte románico y en las obras del Renacimiento

El arte románico también incorporó representaciones de los Reyes Magos, en especial en la escultura y los frescos de iglesias y catedrales. En el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, es posible encontrar figuras de los Magos en actitud de adoración, una iconografía común en el siglo XII. En Cataluña, la Epifanía fue un tema recurrente en el arte medieval, con frescos como los de la iglesia de Sant Climent de Taüll y San Juan de Boí, donde los Reyes Magos aparecen con túnicas ricamente decoradas.

El interés por los magos en el arte no se limitó a lo religioso. En la Edad Media y el Renacimiento, los artistas también exploraron el lado oscuro de la magia a través de figuras de hechiceros y alquimistas. Uno de los ejemplos más fascinantes es El alquimista de Pieter Brueghel el Viejo, donde la magia y la ciencia se confunden, mostrando a un hombre rodeado de instrumentos extraños en una atmósfera caótica.

En su libro Eros y magia en el Renacimiento, Ioan Petru Culianu, sirviéndose “de las teorías neoplatónicas de Pico de la Mirandola, Marsilio Ficino o Giordano Bruno” elabora un estudio sobre la imaginación que se plasma en el arte de la época. No obstante, la Reforma aplica cambios en la figura del mago en el arte que, con la llegada de la Contrarreforma terminaron censurando la magia en el arte, como bien ilustró Culianu en su publicación.

Oscuridad en el Barroco y nueva interpretación en el Romanticismo

No obstante, en el Barroco siguieron presentes, y los magos adquirieron un carácter aún más teatral. Artistas como Caravaggio exploraron la tensión entre la luz y la oscuridad en sus obras, una metáfora perfecta para la magia. En cuadros como Los adivinos de Georges de La Tour, los magos y hechiceros aparecen envueltos en sombras, manipulando cartas o realizando actos que invitan a cuestionar la frontera entre ilusión y realidad. 

El Romanticismo trajo consigo una nueva interpretación de los magos. Durante este período, se les asoció con la naturaleza y lo sublime, en un intento de recuperar su conexión con las fuerzas primordiales del universo. En obras como la anteriormente mencionada Merlín y Viviana de Gustave Doré (1868), ilustración que se encuentra en el libro Idilios del rey, de Alfred Tennyson, los magos no son figuras oscuras ni amenazantes, sino guías espirituales que conectan a los humanos con lo trascendental. 

La representación de los magos en el arte también revela las preocupaciones de cada época sobre el conocimiento y el poder. Si bien en el Renacimiento, los alquimistas y astrólogos encarnaban el deseo de desentrañar los secretos del universo, mientras que en el Romanticismo, los magos simbolizaban la búsqueda de lo espiritual frente a la industrialización creciente. En cada caso, el mago se convierte en un espejo de las ambiciones humanas.

La figura del mago en la actualidad

Hoy en día, la figura del mago sigue inspirando a los artistas contemporáneos, quienes reinterpretan su simbología en nuevos contextos. En obras modernas y conceptuales, los magos aparecen como críticas a los excesos del conocimiento o como figuras que desafían las estructuras de poder. Desde la ilustración hasta el arte digital, su presencia sigue siendo un recordatorio de que el deseo de comprender lo inexplicable es tan antiguo como el arte mismo.

Un ejemplo reciente de la figura del mago en el arte contemporáneo es la pintura El Mago (2014) del artista chileno Coco González Lohse. Tal y como precisa la galería Isabel Croxatto, el trabajo del artista “ha sido influido por el neopop, el expresionismo alemán, la pintura metafísica, el arte conceptual, el surrealismo y la gráfica popular”. 

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