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The Guardian en español

Las mujeres de Irlanda del Norte esperan que 2019 sea el año en el que se legalice el aborto

Concentración en apoyo de Savita Halappanavar ante el Ayuntamiento de Belfast en noviembre de 2012.

Alexandra Topping

Las activistas por los derechos de las mujeres de Irlanda del Norte se han propuesto unir fuerzas con activistas a favor de la legalización del aborto de la República de Irlanda y con miembros del Parlamento de Londres para presionar al Gobierno británico para que en 2019 ponga fin a la “negación de los derechos humanos” y apoye el fin de la prohibición del aborto en la región.

Las activistas le han reclamado al Gobierno de Theresa May que no sacrifique los derechos y la salud de las mujeres en en aras del Brexit y que apoye los proyectos de ley para despenalizar el aborto en Irlanda del Norte.

La región tiene una de las leyes más prohibitivas del mundo. Casi en cualquier circunstancia las mujeres se enfrentan a penas de hasta cadena perpetua por un aborto. La ley del Aborto de 1967 no se extiende a Irlanda del Norte, donde el aborto no es legal ni siquiera en caso de violación, incesto o anormalidades fetales de índole mortal.

Sin embargo, las activistas están más optimistas y animadas de lo que se había visto en décadas, afirmó Emma Campbell, copresidenta de la Alianza a Favor del Derecho a Elegir. Las razones han sido el éxito de la campaña por la derogación de la octava enmienda que ayudó a poner fin a la prohibición casi total del aborto en la República de Irlanda, gracias a una victoria rotunda en un referéndum, y una serie de sondeos que muestran un gran apoyo popular a un cambio similar del otro lado de la frontera norte.

“El referéndum en el sur nos ha ayudado mucho, porque ya no se puede decir que la gente no apoya un cambio en la legislación”, señaló. “Ésta ha sido una batalla larga, con muchos retrocesos, así que somos optimistas pero con cautela. Pero diría que esto es lo más optimistas que hemos estado nunca”.

En la República de Irlanda también fueron muy importantes páginas web como In Her Shoes (“En sus zapatos”) para compartir las historias de mujeres que se vieron obligadas a viajar a otros países para abortar, dijo Campbell. “La gente conoció historias de viajes que no eran diferentes a las historias de aquí. Y esto cabreó a mucha gente. Hasta ahora, ha sido un secreto a voces, pero una vez que se rompe el muro de silencio ya no se puede volver a meter al genio dentro de la lámpara”.

En Irlanda del Norte, el partido Unionista Democrático, que apoya al Gobierno de May en Londres, se ha negado a cambiar de opinión respecto de su apoyo a ultranza a la ley del aborto de la época victoriana que rige en la región. Sin embargo, el Sinn Féin cambió su postura radicalmente después del referéndum en la República de Irlanda y ahora apoya una liberalización de la ley.

Las activistas tienen el apoyo de sus colegas de la República de Irlanda, que están listas para seguir luchando del lado norte de la frontera, remarcó Ailbhe Smyth, portavoz de la Coalición para la Derogación de la Octava Enmienda. “Creo que lo más importante es que en el sur lo logramos”, dijo. “Si hubiéramos perdido el referéndum, eso habría paralizado todo el proceso, pero al ganar se han propagado la fuerza y la determinación”.

En los últimos meses, se han sumado una serie de elementos que han avivado el fuego. En octubre, un sondeo de Amnistía Internacional sugirió que el 65% de los adultos de Irlanda del Norte piensa que el aborto no debería ser un crimen.

En junio, un fallo del Supremo afirmó que las leyes sobre el aborto en la región eran incompatibles con los derechos humanos. La decisión ha presionado aún más a los políticos, aunque los jueces se han negado a emitir un fallo firme porque el caso que se les presentó no tenía una víctima individual.

Y, dado que la asamblea de Irlanda del Norte no se reúne desde el colapso del Gobierno de coalición hace casi dos años, los parlamentarios en Londres a favor de un cambio de ley sienten que están frente a una oportunidad sin precedentes. El pasado julio, más de 170 políticos de Reino Unido y la República de Irlanda firmaron una carta instando al Gobierno británico a reformar las leyes del aborto en Irlanda del Norte.

¿Modificará la ley Londres?

El Comité Selecto sobre Mujeres e Igualdades está analizando las leyes, y la ministra de Mujeres e Igualdades, Penny Mordaunt, les ha dicho a los políticos de Irlanda del Norte que si no liberalizan la ley del aborto, lo hará el Parlamento de Westminster.

Desde el referéndum, la secretaria por Irlanda del Norte, Karen Bradley, también ha recibido cartas de activistas contra la despenalización del aborto, incluidas personas nacidas con enfermedades graves, que piden que se mantengan las prohibiciones. Una de ellas le pidió a Bradley que le confirme si realmente se consideraba una persona cristiana: “Parece que a los seres más vulnerables de nuestra sociedad, los niños por nacer, se les niegan sus derechos humanos”.

Pero cada vez más miembros del parlamento apoyan un cambio en la ley, y algunos están tomando medidas activas. Una votación libre en la Cámara de los Comunes sobre un proyecto de ley presentado por la laborista Diana Johnson logró 208 votos a favor (contra 123 en contra), con apoyo variado de todos los partidos. Esto levantó los ánimos de los activistas y de los miembros del Parlamento que lo apoyaban, incluso si el proyecto no llega a convertirse en ley, porque el Gobierno ha dado señales de que no le dará espacio en la agenda parlamentaria.

“No podemos seguir sentados mientras a las mujeres de Irlanda del Norte se les niegan sus derechos humanos”, le dijo Johnson a the Guardian. “Está claro que el Parlamento de Westminster está preparado para discutir el tema”.

Muchas activistas ahora depositan sus esperanzas en la diputada laborista Stella Creasy, quien –junto al también laborista Conor McGinn– logró en octubre someter a discusión una enmienda, obligando a Bradley a “proveer material orientativo” sobre cómo se debe seguir haciendo cumplir la ley del aborto en la región.

Creasy planea también someter a discusión una enmienda a la tan esperada ley del Gobierno contra la violencia machista.

“No se puede utilizar la ausencia de asamblea como excusa para no actuar en un tema de derechos humanos tan básicos”, dijo Creasy. “En 2019, redoblaremos la batalla contra esta injusticia y buscaremos aprobar una legislación que despenalice el aborto en todo el Reino Unido, incluida Irlanda del Norte. Sin importar las negociaciones que haga la primera ministra con el partido Unionista Democrático, no descansaremos hasta que el aborto sea libre, seguro, legal y local para todas las ciudadanas del Reino Unido”.

La situación para las mujeres que buscaban abortar era una tragedia continua, aseguró Ruairi Rowan, directora de la Asociación de Planificación Familiar de Irlanda del Norte. “Las mujeres todavía se quedan perplejas cuando se enteran de que pueden ir a la cácel por comprar pastillas para abortar, o que no puedes abortar si te han violado”.

Una mujer se enfrenta a una pena de prisión después de una batalla legal de años por haberle conseguido pastillas para abortar a su hija menor de edad, que mantenía una relación violenta.

A partir de este mes, las mujeres de Irlanda del Norte podrán acceder a abortos legales en la República de Irlanda. Sin embargo, es obligatorio un período de espera de tres días, lo que hace que las mujeres en situaciones desesperadas viajen al resto del Reino Unido donde tienen acceso a un aborto gratuito, dijo Rowan.

Las activistas están más decididas que nunca a que el 2019 traiga el cambio que tanto necesita Irlanda del Norte, señala Goretti Horgan, una activista. Horgan dijo que hizo falta que en 2012 muriera Savita Halappanavar –después de que se le negara un aborto durante un aborto espontáneo extendido– para que se genere un movimiento de masas a favor del cambio al sur de la frontera.

“Quizás la única forma de salir del estancamiento es lograr que decenas de miles de personas salgan a las calles, ya sea aquí en Irlanda del Norte o el Londres”, dijo. “Sólo espero que no haga falta otra muerte trágica para que eso suceda”.

Traducido por Lucía Balducci

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