El alto el fuego en Gaza está siendo recibido con esperanza e incertidumbre en un enclave donde casi el 70% de la infraestructura está destrozada, más de 46.000 personas han sido asesinadas y 660.000 niños y niñas llevan más de un año sin poder ir a la escuela.
Los bombardeos han cesado mientras los ataques continúan contra la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, UNRWA, en territorio Palestino ocupado (Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Este). Las leyes que recientemente ha aprobado el parlamento israelí podrían limitar los servicios de la Agencia y entrarían en vigor el próximo 29 de enero.
“Sin embargo, nos quedaremos y cumpliremos. El personal local de UNRWA permanecerá y seguirá prestando asistencia de emergencia y, cuando sea posible, educación y atención sanitaria primaria. Sin embargo, seguir trabajando supondrá un considerable riesgo personal para nuestros compañeros palestinos”, explica el Comisionado General, Philippe Lazzarini.
Poner en peligro los servicios del organismo sería un auténtico desastre para la población refugiada de Palestina en el territorio Palestino ocupado, especialmente los de educación, ya que la organización gestiona uno de los sistemas escolares más importantes de Oriente Próximo.
Los ataques de Israel contra la Agencia no son algo nuevo, aunque se han intensificado en los últimos meses y podrían suponer un antes y un después para la población que depende de sus servicios y escuelas. “El Gobierno de Israel ha invertido importantes recursos financieros y diplomáticos en campañas que presentan a UNRWA como una organización terrorista y a nuestro personal como terroristas o simpatizantes de los terroristas. Lo absurdo de estas afirmaciones no disminuye la amenaza que suponen para nuestro personal, que se ve cada vez más intimidado y acosado por las autoridades israelíes”, afirma Lazzarini.
En las 706 escuelas que la Agencia tiene distribuidas en Gaza, Cisjordania, Siria, Jordania y Líbano estudian cada día medio millón de niños y niñas en edad escolar. Se trata del principal proveedor de educación primaria con el que cuenta la población refugiada de Palestina desde hace más siete décadas. Además, también proporciona formación profesional a jóvenes, para ayudarles a adquirir habilidades adicionales que favorezcan su ingreso al mercado de trabajo.
Aunque la educación es un derecho humano consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en Gaza parece que ningún derecho humano se respeta. Tampoco el de la educación. Allí, desde hace 15 meses, más de medio millón de niños esperan volver a las aulas, de los cuales casi 300.000 son alumnos y alumnas de las escuelas de la Agencia. Según un estudio de la Universidad de Cambridge, el Centro de Estudios Libaneses y UNRWA, el 92,9% de las escuelas han sido dañadas por ataques aéreos israelíes.
Las condiciones de vida de los niños y jóvenes refugiados de Palestina son extremadamente difíciles también en Siria, Líbano y Jordania, donde las leyes israelíes no tienen cabida y donde la organización seguirá trabajando a pesar de las dificultades del contexto de cada país. Allí, 10.434 profesores y profesoras de la Agencia seguirán dándolo todo cada día por sus más de 200.000 alumnos.
En Cisjordania, incluida Jerusalén Este, los niños y niñas sufren el acoso de los colonos israelíes y las incursiones del ejército israelí de camino al colegio. Su seguridad está en riesgo y en el último año la intensidad de la violencia se ha disparado cobrándose la vida de 213 niños asesinados. Los 46.000 estudiantes de las escuelas de UNRWA en Cisjordania se levantan cada día con la esperanza de seguir aprendiendo para construir un futuro mejor. En varias ocasiones se ha tenido que activar el programa de educación en emergencias gracias al cual pueden asistir a las clases de forma remota para no ponerse en riesgo ni sufrir incidentes o ataques.
La educación de calidad promueve los valores de la tolerancia, la identidad cultural y la igualdad de género. A través de su sistema educativo, UNRWA tiene como objetivo garantizar que los estudiantes refugiados de Palestina desarrollen su máximo potencial y se vuelvan “seguros, innovadores, reflexivos, para defender los valores humanos y la tolerancia, orgullosos de su identidad palestina y contribuyendo positivamente al desarrollo de la sociedad y la comunidad global”.
En el Día Internacional de la Educación reivindicamos que el derecho a asistir a las aulas y recibir una formación de calidad sea igual para todos los niños y niñas, incluidos los palestinos. Se estima que la ofensiva en Gaza retrasará hasta cinco años la educación de los niños y de los jóvenes y existe un alto riesgo de crear una generación perdida y traumatizada permanentemente.
