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Los vecinos del Eixample detectan 232 “fincas especulativas” en las que ha habido 4.100 desahucios en ocho años

Vista aérea del barrio de l'Eixample de Barcelona

Sandra Vicente

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El distrito del Eixample de Barcelona se ha convertido, en las últimas semanas, en el palo de bandera de la lucha por el derecho a la vivienda en la ciudad. Desde el intento de desahucio de la Casa Orsola -que finalmente quedó suspendido tras la compra de la finca por parte del Ayuntamiento y de la entidad Hàbitat3- “ha habido un cambio de chip”, tal como apunta Xavier Riu, miembro de la Asociación de Vecinos de l'Esquerra de l'Eixample.

“Antes parecía que los desahucios se daban porque la gente no podía pagar, pero ahora vemos personas que llevan décadas pagando religiosamente y llega un fondo de inversión y les expulsa”, añade. A esta casuística, que era también la de Josep, el vecino de la Casa Orsola que ha evitado el desahucio, se la conoce como “desahucios invisibles” y es una realidad “exponencial” en el distrito.

Se trata de expulsiones localizadas sobre todo en fincas de propiedad única que, si bien no pasan por un proceso judicial, hacen que los vecinos deban dejar sus hogares ya sea porque no se les prorrogan los contratos de alquiler o porque se sube el precio de los mismos por encima del precio de mercado.

Esto fue lo que pasó en la Casa Orsola y en el distrito del Eixample es una problemática “al alza”. De hecho, en los últimos ocho años se han detectado 232 propiedades verticales (es decir, que un solo casero posee todas sus viviendas), que se ecuentran en esta situación, según un informe de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB).

Los vecinos del Eixample las califican como “fincas especulativas”. Se trata de edificios en los que los residentes del distrito han podido constatar aumentos de precios por encima del mercado, grandes rehabilitaciones para fragmentar pisos o para convertirlos en viviendas de lujo o procesos de cancelación de contratos de alquiler.

Desde 2016, se han contabilizado hasta 4.000 desahucios invisibles, a los que hay que sumar 97 desahucios judiciales, según se destila de un informe elaborado por diversas asociaciones de vecinos de la zona, el Sindicat de Llogateres y el Sindicat d'Habitatge de l'Eixample. Estos habrían afectado a unos 10.000 habitantes.

De hecho, en estas fincas se ha detectado una desviación del precio de compra un 33% por encima del valor de mercado. Si bien el precio medio del metro cuadrado en el distrito es de 3.656 euros, en las “fincas especulativas” es de 5.285 euros.

Desde la Asociación de Vecinos del Eixample, el incremento de precios en el conjunto de la ciudad viene “por estas operaciones de compra especulativas. No es porque haya crecido la población, sino por la crisis de oferta, ya que muchas viviendas han pasado a los mercados temporales o al alquiler de temporada y turístico”, asegura Jaume Artigues.

Y es que estas dos últimas tipologías de alquiler son un “gran problema” del distrito. Según datos de portales inmobiliarios, el 70% de la oferta del distrito es de alquiler de temporada. A esto, hay que sumar un 4,15% de viviendas destinadas a uso turístico.

Residencias de ancianos al borde del desahucio

El distrito del Eixample es la zona de Barcelona que más propiedades verticales tiene. De los 58.000 edificios residenciales que hay en en la ciudad, solo un 8% son de titularidad única, pero según un estudio reciente del Observatori Metropolità de l’Habitatge de Barcelona, en el Eixample este porcentaje asciende al 20%, solo superado por Ciutat Vella.

Esta tendencia agrava la crisis de la vivienda que está afectando a vecinos, pero también a otros habitantes como los usuarios de residencias o equipamientos sociosanitarios. De hecho, en el distrito del Eixample actualmente hay cinco residencias de ancianos que deberán abandonar su emplazamiento después de que las fincas hayan sido compradas por fondos de inversión.

Según la Asociación de Vecinos, la mayoría de ellas no tienen claro su futuro. A excepción de la residencia Les Saleses, que ha decidido trasladar a todos sus usuarios a un nuevo edificio en el distrito de Sant Martí. “Ni el Ayuntamiento ni la Generalitat, a pesar de tener suelo disponible para reubicarlos, ha decidido darles ninguna alternativa”, se lamenta Artigues.

En esta línea, los autores del informe lamentan la “inacción” de las administraciones y añaden que el desenlace de la Casa Orsola sólo fue posible gracias a la movilización de la ciudadanía. Por eso, reclaman una organización “más amplia y que vaya más allá de núcleos pequeños que vayan parando desahucios poco a poco”, asegura Huc Camps, del Sindicat d'Habitatge de l'Eixample.

“Nos jugamos el futuro de nuestros barrios, en general, y del Eixample en particular, que es ejemplo de una ciudad que puede morir de éxito si no pone límites a un modelo que se lo está cargando todo y que hará que, en lugar de residentes, tengamos sólo visitantes”, añade Riu.

Por eso, reclaman políticas valientes y recuerdan a las administraciones competentes que “existen fórmulas para intervenir y regular el mercado sin vulnerar la libertad de los agentes económicos”, así como “empezar a hablar claramente de la especulación. Está nombrada en diversas leyes del país, pero no se establece cuándo hay que intervenirla”, asegura Artigues.

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