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Euskadi estrena Cupo y “no tiene ningún problema en seguir siendo solidaria” con España

El consejero Pedro Azpiazu (derecha), junto al portavoz del Gobierno.

Iker Rioja Andueza

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el consejero vasco del ramo, Pedro Azpiazu, que mantienen una buena relación desde que coincidieron como diputados en las Cortes Generales, han sellado un doble acuerdo (se cerró el jueves, se ha presentado este viernes y se escenificará el 19 de julio) que retoca por un lado el Concierto Económico vasco, las competencias de las Haciendas de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa en materia de recaudación de impuestos, y por otro el Cupo, la aportación vasca al Estado por los servicios que presta y para la solidaridad interterritorial. Muchas han sido las voces, algunas desde el propio Gobierno central, que han cuestionado que el Cupo que abona una comunidad autónoma rica como la vasca sea lo suficientemente generoso con la solidaridad con las regiones menos pudientes. Azpiazu, sin embargo, ha asegurado que “no tiene que quedar ninguna duda de que Euskadi es solidaria” con España y de que “no tiene ningún problema” en seguir siéndolo.

De hecho, el consejero ha destacado que “si sube” el fondo de compensación interterritorial que articula el Estado y plantea una mayor contribución vasca no tendrían inconveniente en asumir esa carga. El retocado Concierto Económico, como hasta ahora, prevé que Euskadi abone el 6,24% del total de esa partida que beneficia a regiones por debajo de la media. “Si tenemos que contribuir más, lo haremos”, ha indicado Azpiazu.

España ha dotado en 2017, como en 2016, con unos 430 millones este fondo que beneficia a diez comunidades y a Ceuta y Melilla. Euskadi, por lo tanto, aporta unos 27 millones anuales para colaborar con el desarrollo de Extremadura, Andalucía y otros territorios. “Si sube y tenemos que contribuir más, lo haremos”, ha zanjado Azpiazu.

El consejero ha señalado que el siguiente paso una vez lograda la ‘paz fiscal’ con el Estado hasta 2021 y después de haber liquidado las desavenencias larvadas desde 2007 hasta 2017 es hacer “pedagogía” en el resto de España y demostrar que el Concierto Económico no es un privilegio. La prueba de fuego será la votación que en otoño habrá de celebrarse en las Cortes Generales para la aprobación de la nueva ley quinquenal del Cupo y para la reforma del Concierto. Aunque tiene asegurada su aprobación merced a los votos del PP, del PNV y del socio de los nacionalistas en Euskadi, el PSOE, está por ver si, como ha recordado Azpiazu, las singularidades fiscales vascas reciben ahora el apoyo “masivo” que tuvieron las anteriores reformas.

Como ya se conocía, el acuerdo del Cupo deja en 1.300 millones la aportación vasca anual al Estado para el pago de puertos, aeropuertos, ferrocarriles, seguridad, Inem, defensa y servicios comunes. A ellos se les aplican otros descuentos que dejan el saldo final en unos 956 millones. El abono de las obras del AVE y de otras inversiones estatales se contabiliza aparte, aunque para facilitar los pagos se articula después también como un descuento del Cupo. Sólo el AVE son unos 350 millones anuales. “Claro que se pagará menos Cupo si hay certificaciones [e obras ejecutadas], pero es un tema instrumental”, ha despejado Azpiazu para desterrar la idea de que el Cupo vasco sufre una rebaja con este acuerdo. En cifras homogéneas, son unos 192 millones la diferencia entre lo liquidado en 2016 y lo previsto en 2017.

Para el cálculo se mantiene como cifra de referencia el 6,24%, una orientación del peso económico vasco en el conjunto de España que se realizó en 1981 y que se mantiene ahora. Azpiazu no cree que perjudique a Euskadi porque aunque la población vasca no es tanta, en cuanto a renta sí es un porcentaje aproximado de lo que son Álava, Bizkaia y Gipuzkoa dentro de España.

En cuanto a los retoques en el Concierto, Euskadi ha destacado la importancia de que se refuerza la autonomía fiscal vasca y se acaba con ciertas “asimetrías”. El País Vasco, por ejemplo, asumirá los impuestos de aquellas empresas (“200 ó 300”) con sede en el resto de España pero que acrediten un volumen de negocio superior al 75% en territorio foral. También tributarán en las Haciendas vascas los trabajadores con centro de trabajo en Euskadi aunque desempeñen su labor fuera, sea en el extranjero o en aguas internacionales. El efecto en la recaudación de estos cambios no será “relevante” pero sí apuntala el régimen foral vasco.

“Es, en opinión del Gobierno vasco, un muy buen acuerdo para Euskadi. La normalidad y el no conflicto deben presidir las relaciones interinstitucionales”, se ha felicitado Azpiazu, que acredita en sus pocos meses al frente de la calculadora del Ejecutivo de Iñigo Urkullu varios acuerdos de calado con el Estado y singularmente con Montoro.

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