Cobre: la barrera contra el coronavirus que se esconde en el subsuelo de Andalucía
El cobre es básico esencial en la red eléctrica, baterías o energías renovables, pero es quizá son menos conocidas sus posibilidades con una de las grandes amenazas de nuestro tiempo: el Sars-CoV-2. Sus propiedades frente a virus y bacterias lo llaman a convertirse en demandado material para áreas hospitalarias, por ejemplo en las barras de las camas, picaportes de puertas y otras superficies muy expuestas a este tipo de contaminación. Ya se venían desarrollando ensayos y proyectos, pero el actual contexto ha disparado el interés en torno a sus propiedades.
Esa ventaja -conocida desde hace tiempo- abre nuevas perspectivas para la minería en Andalucía, reactivada los últimos años con una nueva mirada sobre las siempre polémicas industrias extractivas. Hoy día, de hecho, España produce prácticamente una de cada cinco toneladas de cobre de Europa y prácticamente todo (90%) sale de Andalucía, líder también en su transformación.
“Hace más de 10 años la Agencia de Protección Ambiental de EEUU describió el cobre como el primer material antimicrobiano sólido. El uso de este metal se remonta a los siglos V y VI antes de Cristo, y desde entonces el subsuelo de Andalucía ha sido uno de los lugares del planeta donde más cobre ha habido”, explica el geólogo Miguel Cabal. Miembro de la Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas, Auxiliares y de Servicios (AMINER), agrega que “el cobre se comercializa como metal de altísima pureza y es como lo conocemos en los cables, por ejemplo, pero en el terreno se encuentra a mucha profundidad y, tras su extracción, necesita una compleja transformación en la que Andalucía es
La realidad es que la crisis de la COVID-19 ha sido vista como nuevo filón para este metal por muchos y ya proliferan por internet dispositivos de cobre y latón para activar interruptores o abrir puertas sin necesidad de contacto, mientras se están desarrollando nuevos estudios sobre su relación con el Sars-CoV-2 que lo presentan como una de las mejores barreras. Se están fabricando incluso tejidos que contienen hilos finísimos de cobre.
El doctor en medicina Joan March es cauto: “Lo que se sabe es que el cobre puede tener unos efectos positivos, pero hay que seguir investigando. También tiene efectos tóxicos, y por tanto, hay que valorar unas cosas y las otras y seguir investigando. También sobre la cantidad del material y el precio del mismo”. En la misma línea, el que fuera director de la Escuela Andaluza de Salud Pública subraya que “todas estas cosas ayudan a intentar saber más, pero siempre desde la prudencia. En estos momentos, solo se puede decir que hay unas primeras informaciones, pero hay que conocer todavía mejor qué pasa en la relación del cobre con este virus”.
Fulmina al Sars-CoV-2
Y es que uno de los posibles focos de infección del coronavirus es el contacto de nuestras manos con superficies donde está presente el virus, cuestión sobre la que todavía no se ha pronunciado de forma tajante la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero ya hay avances que apuntan en esta dirección. El más destacado es el estudio de científicos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (el CDC), la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y la Universidad de Princeton, publicado en The New England Journal of Medicine: demuestran que en el cobre este virus solo aguanta una cuatro horas, frente a los hasta tres días en plástico o acero inoxidable.
Francisco Guillén, director de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, ha presentado distintos estudios en los que se demuestra que el uso del cobre puede reducir en casi un 60% la transmisión de infecciones en hospitales. En España, los hospitales de Vall d'Hebrón (Barcelona) y Ceuta (en la UCI) y la Clínica Universitaria de Navarra, que los han generalizado en sus instalaciones. Hay incluso una empresa especializada en estos suministros.
“Los iones de cobre, plata y oro tienen propiedades antibacterianas y antiviricidas. Los más usados son el cobre y la plata. Las superficies de cobre o de aleaciones que lo contengan, pueden ser una buena medida para la lucha contra el coronavirus. Esto se debe a que el cobre destruye por métodos fisicoquímicos a la bacterias y a los virus porque tiene un electrón que se puede liberar fácilmente y desestabilizar la estructura de los microorganismos. El uso más extendido es colocar elementos de cobre en superficies de alta frecuencia de contacto, como por ejemplo los raíles de las camas, los botones para apertura de puertas, los tiradores de los cajones, mesas y mesillas, palos de goteros, interruptores de la luz, teclados de ordenador...”, desglosa.
Un problema que tenían cuando hace ocho años realizaron este estudio es que las soluciones que se empleaban eran de cobre macizo con un grosor muy elevado, y por tanto, más caro. Tampoco había empresas en España dedicadas a la comercialización de productos con cobre para la prevención de infecciones. “Tuvimos que dedicar varios meses a encontrar proveedores, muchos de ellos en el extranjero, que nos proporcionase los materiales que necesitábamos. Todo ello ha hecho que sea una tecnología muy poco difundida en España”, explica este catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública.
“El cobre no solamente destruye las bacterias y los virus en las superficies en las que está instalado, sino que alrededor del mismo decrece el número de microorganismos”, agrega. Esto puede deberse a un efecto “halo”, es decir que al tocar las superficies cobre, “la gente se lleva nanopartículas en los dedos y la depositan en otras superficies cercanas”.
La producción europea de cobre ronda las 916.000 toneladas (5% del total mundial) según la International Copper Study Group. Las principales minas de cobre de la UE están en Finlandia, Polonia, Portugal, España y Suecia. En Andalucía están las principales, que son Cobre las Cruces, la mayor de europa a cielo abierto, Riotinto y las tres de Matsa: Aguas Teñidas, Sotiel y Magdalena.
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