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Antonio Romero, un camarada leal
Se ha ido Antonio Romero, un grande de la izquierda y los comunistas andaluces. Audaz, brillante, de asentada simpatía revolucionaria. Antonio fue un corazón rebelde, indomable, generoso, trabajador incansable, escritor...hasta este 29 de noviembre, cuando libró su penúltima batalla. Y digo penúltima porque sus hechos quedan ahí.
Persona de gran compromiso ideológico, político de fuertes convinciones, luchador frente a todo tipo de corrupción. Sencillo, humilde,valiente, cercano... comprometido desde muy joven, desde tiempo de emigración, con la creación de las CC.OO del campo, de las que fue secretario general andaluz.
Destacó en la defensa de la reforma agraria de nuestra tierra, siempre en la lucha por su Andalucía. Defensor del bien común, de la autonomía andaluza, en la que fue diputado en la primera legislatura. Se pueden encontrar luchadores como él en defensa de la Justicia Social, pero difícilmente mejor. Lo conocí, siendo alcalde de Bollullos en 1979, cuando en más de una ocasión vino a echarme una mano.
En la despedida de un gran comunista, José Benítez Rufo, presidente del PCA, ya despuntaba, con 24 años, como un luchador de los imprescindibles. Combatió junto a Díaz Caparrós, cuando este joven perdió su vida en defensa de la autonomía andaluza el 4 de diciembre de 1977. Antonio pudo ser alcalde de Málaga, al ser el candidato más votado de la izquierda, más la “miopia” política de PSOE-IU, lo imposibilitó.
Como diputado andaluz, senador y congresista, llevaba a gala ser el diputado de mayor actividad e iniciativa parlamentaria, se preocupaba de los problemas sociales y políticos, se distinguía por hablar con la ciudadanía. Con los temas del GAL, señaló a Felipe González, como el señor X de esa nefasta trama. Estuvo en todas las batallas, hasta el día de ayer no se perdió ni una.
La ejemplaridad en defensa de una sociedad justa, del bien común, es su gran legado para las jóvenes generaciones. La justicia fue siempre su meta en la búsqueda de un mundo mejor. Trabaje con él, codo con codo, mucho aprendí con él, le sucedi al frente de IU Andalucía. Sólo recibí de Antonio la grandeza y el respeto de un camarada leal.
Gracias Antonio, por todo, por tanto, no te digo adiós. Gracias Carmen, compañera imprescindible de un grande, estrecha colaboradora de su entrega histórica, que queda en la historia de Humilladero, Málaga, Andalucía, las CC.OO y el PCE.
Antonio, deja correr tus galgos, te confieso no estar preparado para llorar. Un fuerte abrazo Carmen, a tus hijos, a toda la familia Romero, a toda la familia comunista.
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