Me gusta más lo de “macho de una manada de gorilas” que “tecnocasta de Silicon Valley”

Un viaje a Nueva York meses antes de la primera victoria en 2016 de Donald Trump. Un amable conductor colombiano nos guiaba en su monovolumen en un tour de un lado a otro de la ciudad que incluía una pasada por el puente de Brooklyn con el ‘New York, New York’ de Frank Sinatra a todo volumen. En el trayecto salió la conversación de Hillary Clinton o Donald Trump. Las pasajeras expresamos la expectación por una primera mujer presidenta de los Estados Unidos. Para mi sorpresa, José (nombre postizo), nuestro conductor, defendió con convicción a Trump, que entonces como ahora amenazaba con deportaciones masivas de inmigrantes, es decir, de probablemente algunos de sus amigos, conocidos e incluso familiares. Su argumento a favor era igual de sorprendente para nuestra visión europea: un hombre millonario con éxito en los negocios será quien mejor lleve la economía americana. Así de simple.

No sé cómo de regular era la situación de nuestro guía en aquel ‘freetour’ en Nueva York. No nos cupo duda de que, si podía votar, lo iba a hacer por Trump con el mismo razonamiento con el que el 53% de hombres de origen latino han apostado en 2024 por el amigo de los tecnomillonarios. Ocho años después, la melancolía del déjá vu es insoportable: una candidata demócrata a la Presidencia y Trump repitiendo victoria y amenazas. Y esta vez con más impunidad para cumplirlas. Me pregunto qué opinión tendrá nuestro conductor colombiano y todos los latinos que han votado a Trump de la imagen de sus compatriotas de origen esposados y con cadenas subiendo a aviones militares americanos para ser deportados como si fueran criminales. ¿Habrán tenido que tragársela como Petro las devoluciones?

El presidente colombiano ha sido la primera víctima internacional de las amenazas de Trump. No solo por las devoluciones despiadadas de los sin papeles. También por las amenazas de cuantiosos aranceles a los productos, como el café, que Colombia exporta a Estados Unidos y que son cruciales para su economía. Qué cruel el chantaje de personas o dinero.

El miedo a Trump ha llegado a Andalucía por esa cuestión de los aranceles. No es una exageración. Hay antecedentes. Los productores de aceituna negra sufren desde 2018 un incremento del 35% de tasas en la exportación a los Estados Unidos

El miedo a Trump ha llegado a Andalucía por esa cuestión de los aranceles. No es una exageración. Hay antecedentes. Los productores de aceituna negra sufren desde 2018 un incremento del 35% de tasas en la exportación a los Estados Unidos. Una decisión del anterior gobierno de Donald Trump a instancias de los productores californianos que le han supuesto pérdidas de al menos 230 millones de euros. La resolución de la Organización Mundial del Comercio en contra de dichos aranceles supuso un alivio, pero no ha dado tiempo, o no ha habido voluntad política, a ponerse en práctica. Poca esperanza hay de que se corrija con Trump de vuelta a la Casa Blanca.

Todo lo contrario. Las primeras declaraciones del presidente americano invitan a temer lo peor. Su amenaza de subidas de aranceles del 100% a España al confundir nuestro país con los llamados BRICS, foro de países emergentes como Sudáfrica o India, igual no es solo fruto de un desliz. “Hay que estar preparados”, admite el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. Andalucía tiene en el mercado del aceite en Estados Unidos uno de sus destinos pujantes. Las exportaciones andaluzas en su conjunto a EE UU suponen 2.940 millones de euros.

“La diplomacia tiene un gran trabajo”, dice la consejera andaluza de Economía y Hacienda, Carolina España. No le falta razón, aunque menos tino exhibe su jefe, Juan Manuel Moreno, al aprovechar una preocupación real compartida por todos los productores europeos para meter el dedo en el ojo a Pedro Sánchez y jugar al desgaste orquestado por su partido, el PP, contra el presidente socialista. Según Moreno, “no es buena la actitud de confrontación que el Gobierno de España está manteniendo en estas primeras horas con la Administración Trump”. Añade que eso “trae consecuencias, que no las va a pagar un dirigente político determinado, sino el agricultor, el que lleva las verduras, nuestra economía”.

El mandatario de la Junta de Andalucía, con el argumentario indicado por Alberto Núñez Feijóo, juega a la confusión al señalar como culpable a Pedro Sánchez en lugar de a Donald Trump de los posibles aranceles

El mandatario de la Junta de Andalucía, con el argumentario indicado por Alberto Núñez Feijóo, juega a la confusión al señalar como culpable a Pedro Sánchez en lugar de a Donald Trump de los posibles aranceles.

Primero, Pedro Sánchez no ha hecho ninguna manifestación dirigida a Donald Trump, solo la protocolaria felicitación tras su toma de posesión; salvo si se considera una crítica velada su advertencia hacia la “tecnocasta de Silicon Valley” de la que se rodea el mandatario americano y cuya ambiciosa desregulación podría ser una amenaza para el bienestar social en Europa.

Segundo, los productores de aceituna negra andaluces saben, Moreno también lo debe recordar, que las amenazas arancelarias de Donald Trump se realizaron durante el mandato de Mariano Rajoy (PP) y se culminaron a los pocos días de la moción de censura de Pedro Sánchez. Y no fueron por ninguna declaración arisca de Rajoy.

Tercero, la respuesta, si hubiera que darla, sobre nuevos aranceles comerciales corresponde a la Comisión Europea, como ha advertido el ministro Luis Planas, como miembro que es España de la UE. Así que la mano diplomática habrá que pedírsela también al gobierno de Ursula von der Leyen, de mayoría conservadora. Esto también lo sabe Moreno, que ha debido atragantarse con el sapo de las declaraciones de su compañero de partido Esteban González Pons, que ha llamado a Donald Trump “ogro naranja” y “macho de una manada de gorilas” en un artículo de ‘Las Provincias’, en el que se alinea con la amonestación de la obispa Marian Budde al presidente americano.

Pons, aplausos míos aparte, es vicepresidente del Parlamento Europeo, es decir, de una de las instituciones europeas que ha de varear la posible ofensiva arancelaria de Donald Trump a alguno de sus países miembros. Voy a pegar aquí de nuevo la frase de Moreno sobre buscarle las cosquillas a Trump dirigida a Sánchez porque no he visto que se las haya dedicado también a Pons: “Trae consecuencias, que no las va a pagar un dirigente político determinado, sino el agricultor, el que lleva las verduras, nuestra economía”.

No es la primera vez que Moreno, como aquel amable conductor de Nueva York, camina con la piedra de la incoherencia en su zapato. Lo hace cada vez que cede al guion de Génova para arropar las salidas desvariadas de Núñez Feijóo

No es la primera vez que Moreno, como aquel amable conductor de Nueva York, camina con la piedra de la incoherencia en su zapato. Lo hace cada vez que cede al guion de Génova para arropar las salidas desvariadas de Núñez Feijóo. Es su quiero y no puedo. Quiere la tercera vía. Quiere ser moderado. Y no puede.

Opino que lo de “macho de una manada de gorilas” me gusta más que “tecnocasta de Silicon Valley”, aun gustándome mucho las dos metáforas. Al final, el verdadero moderado no va a ser Juan Manuel Moreno sino Pedro Sánchez.