Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
¿Trump tiene algún plan?

Todos los días nos levantamos con nuevos anuncios de Trump que son una mezcla de escenario distópico o de una broma. Muchos nos preguntamos si sus propuestas son fanfarronerías o excentricidades de un loco. En este contexto, hace poco, Yanis Varoufakis (exministro de Economía de Grecia y prestigioso economista) ha publicado un artículo en su blog, titulado El plan maestro de Trump para su economía, compartido en diversos foros. Me atrevo a resumirlo, porque sin duda, creo que puede dar valiosas pistas para comprender esta situación.
Cuando un país compra productos a otro, a cambio entrega su moneda. Si compra más que vende al extranjero, entonces su moneda pierde valor (depreciación de una moneda), y entonces se invierte el proceso, se frenan la importaciones y aumentan las exportaciones. Ahora bien, este mecanismo no se produce en Estados Unidos, porque los dólares se utilizan por el resto del mundo como un activo seguro, como si fuese oro, ya que es la economía más fuerte del mundo. Por tanto, aunque existan muchos dólares en el mercado estos se atesoran, en especial por los Bancos Centrales, que los usan como un activo seguro, es decir lo dejan como parte de sus reservas, o los reutilizan para comprar deuda pública estadounidense, consiguiendo una rentabilidad.
La consecuencia es que el valor del dólar es más “elevado” de lo que correspondería a una economía “normal”. Como el dólar es una moneda “fuerte”, a los norteamericanos les sale más barato comprar al resto del mundo que producir dentro del país, de ahí su abultado déficit comercial. El efecto de esta situación beneficia a las empresas norteamericanas que producen fuera de sus fronteras, y también a las grandes fortunas que pueden comprar activos en el resto del mundo.
Trump necesita un dólar más barato para potenciar su industria, pero a la vez que siga siendo moneda de reserva (referencia) mundial, lo cual reduciría aún más los tipos de interés de la deuda pública estadounidense
Y ahí está el problema. Según Trump, Estados Unidos importa demasiado, porque es un buen ciudadano del mundo, que se siente obligado a proporcionar a los extranjeros los activos de reserva en dólares que necesitan, y sus trabajadores y su clase media sufren para que el resto del mundo pueda crecer a su costa. A ello se une el temor de Trump de que cada vez su sector industrial se reduzca más, y llegue un momento en el que el déficit comercial lleve al debilitamiento del dólar, lo que puede suponer una venta masiva de dólares por parte de los extranjeros y la búsqueda de una moneda-refugio alternativa. Este sería el escenario peor para EEUU pues estaría sin tejido industrial, unos mercados financieros en ruinas y un Gobierno con una deuda pública que no querría comprar nadie.
Ante esta posibilidad, cada vez más plausible ante el aumento de poder de China, Trump necesita un dólar más barato para potenciar su industria, pero a la vez que siga siendo moneda de reserva (referencia) mundial, lo cual reduciría aún más los tipos de interés de la deuda pública estadounidense. ¿Cómo conseguir todo esto?
En una primera fase, la subida de aranceles supone la reducción de exportaciones de los otros países, y por tanto la reducción de la demanda de las monedas nacionales. En ese momento, el dólar se estaría apreciando, anulando así las subidas de precios de los bienes importados a Estados Unidos, y por tanto no tendrían efectos sobre los precios que pagan los consumidores norteamericanos.
A continuación, llega una nueva ronda de negociación, donde Trump negociaría individualmente con cada país para que aprecien sus monedas (mediante la política monetaria que debería aplicar cada Banco Central) y la compra de más productos estadounidenses, incluyendo armas. Su objetivo es mantener el dólar como moneda de reserva mundial, pero a un valor más bajo, beneficiando así a la economía estadounidense.
Habrá dos bandos, uno conformado por los países que reciben protección de la seguridad estadounidense a costa de una moneda apreciada, la pérdida de plantas de fabricación y la compra forzosa de exportaciones estadounidenses, incluidas las armas
Con los aranceles por un lado y la amenaza de retirar el escudo de seguridad de Estados Unidos (o desplegarlo contra ellos) por el otro, cree que puede conseguir que la mayoría de los países accedan a una apreciación sustancial de su moneda nacional y a la vez mantener los dólares a largo plazo. A la eurozona en concreto Trump puede exigirles tres cosas: una, aceptar cambiar sus bonos a largo plazo por bonos a muy largo plazo o incluso perpetuos; dos, permitir que la fabricación alemana emigre a Estados Unidos; y tres, hacer que compren muchas más armas fabricadas en los Estados Unidos.
En ese momento habría dos bandos, uno conformado por los países que reciben protección de la seguridad estadounidense a costa de una moneda apreciada, la pérdida de plantas de fabricación y la compra forzosa de exportaciones estadounidenses, incluidas las armas. El otro grupo de países estará estratégicamente más cerca tal vez de China y Rusia, pero todavía conectado a los EEUU a través de un comercio reducido.
Existen dos amenazas para el plan de Trump. La primera es si las élites financieras estadounidenses están dispuestas a admitir que el dólar pierda valor, junto a la posibilidad de que la inflación termine afectando a la clase media y trabajadora que lo ha votado, antes de que sus planes tengan todos los efectos esperados. La segunda amenaza es que China convierta su moneda en la moneda-reserva para una parte del mundo, rompiendo así la hegemonía del dólar. Quizás Trump es más inteligente de lo que parece, lo que sí es evidente es que en sus cálculos se quedan fuera la prosperidad, el bienestar y la paz de la humanidad.
0