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Pesca del cangrejo rojo: entre la salvación y la precariedad laboral

Pescador en plena faena en la marisma del Guadalquivir.

Juan Miguel Baquero

ISLA MAYOR —

La pesca del cangrejo rojo venció la prohibición del Tribunal Supremo casi de milagro. En el último minuto, de penalti, pero la actividad está a pleno rendimiento: las industrias bregan por recuperar facturaciones de 20 millones de euros anuales y en los viveros la música la pone un incesante trajín de empleados. Todos contentos. O quizás no tanto. Con salarios de 3 euros la hora, 80 céntimos el kilo… la captura de procambarus clarkii nada entre la salvación y la precariedad laboral.

“Niña, ¿cuánto llevas hoy?”, pregunta un pescador veterano en un bar cercano a una de las factorías. “Son las 3 de la tarde y no llevo ni 20 euros”, responde una joven veinteañera. La labor más demandada es 'pelar colitas', trocear el duro caparazón del crustáceo para sacar la zona carnosa del abdomen. Por 3 euros de media el kilo, ya pelado. A las más nuevas les cuesta cubrir gastos.

Los pescadores son “otro mundo”. Capturar cangrejos es casi una profesión de riesgo. Que no es peligroso de por sí el marisco, pese a gastar pinzas de aspecto medio alienígena. El sustento básico de las marismas del Guadalquivir (junto al cultivo arrocero) requiere embutirse, bajo la canícula, en asfixiantes monos impermeables. Arrastrar el material metidos en barro y agua hasta la cintura. Combatir el frío de la noche o el amanecer, los mosquitos y hasta la leptospirosis, enfermedad conocida como 'fiebre de las ratas'. Por 80 céntimos el kilo.

Regula “el mercado”: EEUU y China

“El mercado es EEUU y China, no aquí al lado, y dependemos de eso. Queremos vender y ser competitivos”, defiende el presidente del sector de empresarios cangrejeros, Valentín Murillo. ¿Precariedad laboral? “Depende del punto de vista que se mire”, dice. ¿Salarios bajos? “Depende de la producción y hay unos precios establecidos que soportan estos trabajos, todo regulado bajo convenio”, sostiene.

No lo ve así el sindicato UGT. “Vamos a entablar negociación con la patronal del pescado, con las empresas que se dedican a este sector, porque según la información que tenemos no se está aplicando correctamente el convenio”, asegura el responsable del Sector Agrario, Forestal y el Manipulado Hortofrutícola de FITAG, Emilio Terrón. “Igual que se ha regularizado todo el tema de la pesca después de la prohibición hay que hacerlo con las relaciones laborales, los trabajadores tienen que ganar un salario digno”, apunta.

La tarta económica saltó a la luz con la crisis del cangrejo que adelantó eldiario.es/andalucía. Un par de decenas de millones de euros entre los cinco viveros que funcionan en Isla Mayor (Sevilla). Y el runrún en el pueblo fue claro. Empuje colectivo, pero de reojo vistazo serio a las condiciones de trabajo y el trozo del pastel que toca a cada cual.

“Hemos cobrado 35 céntimos, una miseria”

“Llevo 35 años pescando. Y es duro, claro. Tienes que trabajar de noche, metido en el agua, entre mosquitos… duro es”. Quien habla es Francisco Galera, veterano de la pesca. “Este año podemos decir que está bien la cosa, a 80 céntimos el kilo de cangrejo y el año pasado lo pagaban a 50 y hasta hemos llegado a cobrarlo a 35 céntimos. Una miseria”.

La crisis, asegura, ha marcado “un precio mínimo de 75” que tres de los cinco viveros del pueblo han subido a 80. Y lo mejor, que el trance motivado por la sentencia del Supremo los hecho pasar “de furtivos a estar legales” con la orden firmada para permitir las capturas de la especie invasora. Con estos mimbres, un pescador medio avezado puede coger en campaña “unos 200 kilos al día, limpio”, precisa Juan Zabala.

“En el campo tengo unas 450 redes puestas y preparadas, por si hacen falta, otras más de 100”. Zabala habla con pasión de la pesca y la marisma. Con poco más de 40 años, soporta “unas cuantas temporadas” de trabajo con el cangrejo rojo americano. Lo más peligroso, dice, “es que no tenemos ninguna cobertura y si cogemos la fiebre de las ratas o nos cortamos en un pie… nos quedamos sin nada”. Este año, “sin cupo de kilos ni de horas”, la faena “compensa más”.

Trabajar a destajo por salarios “injustos”

“Pero es verdad que las muchachas se quejan, que los precios son muy bajos. Por el vivero pasa uno de UGT”, señala Galera. “En los centros la mayoría son mujeres y trabajan por kilos, a destajo”, en jornadas maratonianas, confirma Terrón. Las condiciones “evidentemente son una injusticia”.

Los pescadores, cuenta, son más independientes: “la pesca es peculiar porque van con sus coches por fincas donde tienen repartidas las artes, cargan el producto en remolques, cestas y sacos y lo transportan a los centros de recepción, las fábricas, donde están los trabajadores que manipulan el producto”.

“Los trabajadores han estado al pie del cañón, apoyando en todas las manifestaciones y en todo momento de forma leal”, relata, por eso, continúa el representante sindical, “no sería justo que sigan con las mismas condiciones”. Y los empresarios, vaticina, “seguramente lo van a entender y cuando nos sentemos no debe haber ningún problema”.

“Este año es favorable porque nos están demandando, nos piden bastante y ese beneficio lo hemos trasladado a los pescadores”, responde el presidente de la patronal. “Eso no quiere decir que para el año que viene se van a mantener los precios, si sube o baja no podemos saberlo”, avisa. El tiempo, a velocidad de cangrejo, dirá.

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