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Mercedes de Córdoba, bailaora: “Mi enfado conmigo misma por desconocer a las Sin Sombrero me hizo dedicarles un espectáculo”

Mercedes de Córdoba acaba de actuar en el Festival de Jerez de la Frontera

Alejandro Luque

5 de marzo de 2025 06:00 h

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Mercedes de Córdoba (Córdoba, 1980) hace un alto en medio de los ensayos de su próximo estreno para atender a elDiario.es Andalucía. Los nervios estas fechas previas a la presentación de Olvidadas (A las Sin Sombrero) forman parte del oficio. “Parece un tópico, pero cada vez es peor”, comenta. “La sensación de que mucha gente te está esperando conlleva una responsabilidad muy grande. Pero una hace lo posible por contar su verdad, y el amor a esto es lo que me mantiene viva”.

Ese compromiso, que ha sido una constante en la carrera de esta bailaora y coreógrafa, vuelve a hacerse patente en la nueva propuesta, un homenaje a las brillantes mujeres de la Generación del 27, la mayor parte de las cuales han sido ninguneadas por la Historia. De hecho, la propia Mercedes de Córdoba reconoce que “mi interés por ellas surge de un enfado conmigo misma, por el hecho de no conocerlas. Tenía otro proyecto totalmente diferente entre manos cuando, en medio de mi investigación, tropecé con las Sin Sombrero y me llamó la atención ver que apenas sabía nada de ellas. Conocía a María Zambrano y a algunas más, pero lo ignoraba casi todo sobre ellas”.

“Esa noche no dormí”, prosigue la bailaora, “me la pasé leyendo sin parar, y pensé: tengo que hacer algo con esto. Por la mañana, mi pareja se despertó y le dije: ‘Cambio de proyecto’. Suelo guiarme por esas intuiciones, y por lo general todo fluye mejor así. Empecé a hablar con gente y sucedía lo mismo, muchos no tenían ni idea, otros tenían nociones, mencionaban a Maruja Mallo o alguna otra de las más conocidas, pero era evidente que pesaba un gran olvido sobre ellas. Por supuesto que en aquella generación hubo hombres deslumbrantes, Lorca, Buñuel, Dalí… Pero lo de las mujeres no es normal. El espectáculo nació de una pura necesidad y de una rebelión contra mí misma”.

Vivir en una jaula

Entre las Sin Sombrero (Remedios Varo, María Teresa León, Rosa Chacel, Concha Méndez y Luisa Carnés, entre otras) había una figura que cautivó especialmente a Mercedes de Córdoba: se trata de Marga Gil, poeta, escultora e ilustradora más conocida por su trágico final –se suicidó con un disparo en la sien– que por su interesantísima obra. “Quedé totalmente enamorada, casi obsesionada con ella”, asegura la bailaora. “En Jerez hice un work in progress de Olvidadas que era directamente un homenaje a ella. Su mirada, su imagen, me atraparon. Dicen que se quitó la vida por amor a Juan Ramón Jiménez, pero en mi humilde opinión creo que vivir en una jaula, no poder realizarse artísticamente, es algo insoportable. Me lo llevo a mí misma y la angustia no me deja ni respirar”.

Según adelanta, el espectáculo gira en torno a un audio de Concha Méndez que también le provocó un fuerte impacto, aunque prefiere no desvelar mucho más. “Yo amo el género masculino, tengo más amigos que amigas”, subraya la artista. “Pero para contar esta historia he tenido que echar mano de imágenes fuertes, porque esto es Historia y no puedo negar las cosas que pasaron”.  

Por otro lado, traducir todas estas ideas al lenguaje de la danza la ha dejado “mentalmente agotada”, pero también le pasa factura desde el punto de vista emocional. “Mis anteriores proyectos están basados en sensaciones personales. Me mueve mucho lo que me pasa, y me parece lo más honesto. Pero en este caso, ¿cómo llevaba yo todo esto a escena? No quería hacer una recreación de personajes clásicos, como cuando abordamos a Juana la Loca. Quería contar cómo esa historia de las Sin Sombrero me ha convencido y afectado. Es prácticamente una invocación, resultado de un año investigando que me ha hecho pasar por diferentes estados. Es como un sentimiento robado”.

En el ADN

Mercedes de Córdoba recuerda cómo la fotógrafa Tamara Pastora le preguntó cómo se encontraba, porque se había pasado todo el work in progress llorando. “Me dijo, ‘¿por qué te afecta tanto, si no lo has vivido?’ Traté de explicárselo y al final me dijo: ‘Claro, es como si lo lleváramos en el ADN’. No sé qué esperará la gente, pero mi propósito es sacar a todos esos nombres de la oscuridad”.

Eso, a pesar de que la cordobesa es consciente del alcance limitado del arte para hacer justicia y remover conciencias. “No me considero salvadora ni abanderada de nada. Tampoco soy la primera que ha hablado de esto. Pero creo que el simple hecho de que se hable, de que estemos haciendo esta entrevista, ya es un paso positivo. En mi caso, el premio es ante todo personal, porque yo tampoco las conocía. Si llega más lejos, si alguien más accede a ellas y toma conciencia, será igualmente bueno, porque la esperanza es lo último que se pierda. Las cosas hay que recordarlas para que lo malo no se repita. Y este espectáculo está dedicado a las Sin Sombrero, pero es para todas”.

¿Y el proyecto en el que estaba embarcada cuando se cruzaron estas mujeres del 27, se retomará? Mercedes de Córdoba ríe: “Sí, sí, pero ya tengo ganas de meterme también en otro… Mi cabeza tiene que decirme a cada rato: ‘Mercedes, para’. Lo importante ahora, con independencia de que guste más o menos, es que tenía una necesidad y la he saciado”.  

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