Cenicientes del carbón: el homenaje de Marisa Valle Roso a las protagonistas de la 'Huelgona del 62' en Asturias

Podría decirse que Marisa Valle Roso llegó a la música por casualidad. La que hizo que una niña tímida, a la que le costaba decir que no, siguiese los pasos de su hermano Fernando, extrovertido y con inquietudes musicales, cuando su padre decidió que ya estaba bien de tararear las canciones del folclore asturiano y que había que ponerse a ello. Así llegó Marisa, junto a su hermano Fernando, a Alfredo Canga, una de las voces de la tonada asturiana, y así comenzó hace ya 25 años, el idilio de esta enamorada de la cuenca minera, con la música tradicional asturiana, recorriendo todos los concursos de tonada de la región.
Lleva las fechas, pero mantiene los recuerdos intactos, como el día que recibió la llamada de Víctor Manuel, con quien nunca había hablado pero a quien conocía perfectamente porque “¿quién no conoce a Víctor Manuel?”, porque la había visto cantar y quería que participase en un homenaje que artistas como Chus Pedro, el Coro Minero de Turón, Tejedor, Rodrigo Cuevas, Fran Nixon, Alfredo González o Los Berrones le harían el 24 de junio de 2017 en Mieres, aprovechando los festejos de la noche de San Juan. En ese concierto interpretó Para que te quieran y que tú sepas y En la planta 14, y fue entonces cuando empezó su “tonteo” con nuevo géneros musicales al margen de la tonada.
Después de este primer encuentro con Víctor Manuel, participó con él en la gira 50 años no son nada a cuyo término Marisa organizó su propio periplo interpretando canciones en homenaje a la minería, la asturiana y también la de otras partes del mundo, con canciones de Víctor Jara, Violeta Parra o el propio Camarón.
En 2017 llegó el segundo trabajo en solitario (el primero, De lo fondeo l'alma, había salido en 2011) en el que, por primera fusionó música tradicional asturiana con latinoamericana y canción de autor, interpretando canciones que otros artistas habían escrito para ella.

Su primera letra la escribió para Títere o esclava, una canción en la que la intérprete asturiana denunciaba la violencia machista y con la que descubrió lo que verdaderamente quería hacer “desnudarme por completo y sacar todo de mí cantando a temas necesarios y a cosas importantes”, reconoce, y es que así fue como se dio cuenta de que escribir letras con arraigo profundo era la forma de sentirse llena y plena como artista. Por ello es a partir de 2018 cuando Marisa Valle Roso comienza a cantar sus propias letras.
Cenicientes del carbón
Marisa Valle Roso se encuentra ahora inmersa en la promoción del segundo sencillo de su nuevo disco, que verá la luz en septiembre, en el que homenajea a las mujeres de la cuenca minera asturiana que participaron en la gran huelga minera de 1962, conocida como 'la huelgona' o 'la huelga del silencio'. Mujeres como Anita Sirgo, Tina Pérez o Celestina Marrón. Mujeres que vivieron entre carbón y ceniza y que convirtieron el zapato de tacón en un símbolo de rebeldía contra quienes oprimen, esclavizan y castigan.
La cantautora asturiana reivindica ese como el lugar donde se siente verdaderamente cómoda y feliz, en el relato de la vida quienes fueron ejemplo de lucha, compromiso y solidaridad, de quienes, aun siendo torturadas y humilladas, nunca se rindieron. “Todas a una, decían ellas. No encuentro mayor inspiración que la de las mujeres de esta tierra, tan fuerte y reivindicativa.”
Esta fue la primera canción que escribió para el nuevo trabajo, tras una etapa de “sequía” en la que no lograba encontrarse, para acabar hallándose donde nació, donde sigue viviendo, donde está su vida, su gente, su arraigo... en la cuenca minera asturiana. Su pena es que Anita falleciera antes de que este tema viese la luz, pues nunca llegó a saber de su existencia, tal y como nos cuenta, Marisa escribió Cenicientes del carbón en septiembre de 2023 y Sirgo murió en enero del año siguiente.
Cenicientes del Carbón sigue la estela del primer adelanto de este último trabajo, también un canto al feminismo y a una de las movilizaciones más importantes del movimiento feminista, El Tren de la Libertad, la respuesta de un grupo de feministas asturianas a la reforma de la ley del aborto prevista por Alberto Ruíz Gallardón, que logró movilizar a todo un país.
“Las conocí el año pasado, recogiendo un premio en la gala 'Miradas Violetas', me impactó su historia y me impresionó no saber demasiado de ella”, reconoce, y se ofreció a hacer una canción que cantase su historia, “tenía que saberse lo que estas mujeres consiguieron para todas nosotras”, y se puso manos a la obra. Recuerda los nervios y el miedo que sintió cuando, terminada la letra, quedó con Les Comadres y con Mujeres Por la Igualdad de Barredos, promotoras de aquella movilización, para enseñársela, “temía que no se viesen representadas, que no fuese eso lo que había pasado, pues yo no lo había vivido, pero les encantó”.
Cenicientes del carbón y El Tren de la Libertad son un canto a la mujer asturiana, feminista y luchadora, el homenaje de aquella niña tímida e insegura que un día se subió al escenario a cantar tonada, “a quienes tanto han significado para nosotras”.
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