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Se hace camino al andar (pero mejor, descalzo)

“El uso de calzado es necesario, especialmente en zonas urbanas (…) pero los datos sugieren que los zapatos no respetan la forma natural de los pies y su función, alterando en última instancia la morfología y el comportamiento biomecánico del pie”. La afirmación es del Departamento de Biología de la Universidad de Amberes, que comparó pies de personas habituadas a llevar calzado todo el día con los de otros, acostumbrados a caminar descalzos.

Los investigadores de la universidad belga analizaron tres grupos poblacionales distintos: unos nativos del sur de la India que rara vez utilizaban algún tipo de calzado sencillo y siempre abierto; otro grupo de la India que había crecido sin zapatos, pero cuyos integrantes habían comenzado en edad adulta a utilizar zapatillas deportivas en la calle; y un tercer grupo de belgas acostumbrados al calzado normal y a su uso diario en toda ocasión.

La investigación confirmó que los pies del primer grupo eran considerablemente más anchos, lo que ayuda a repartir mejor el peso y a sufrir menos dolencias y lesiones. Los dos grupos de la India, además, tenían un arco plantar menos pronunciado que los belgas que, al mismo tiempo, registraban más casos de pies planos.

Según un artículo recogido en el Journal of Environmental and Public Health Journal of Environmental and Public Healthcaminar descalzo, al menos un rato al día, ayuda, entre otras cosas, con los problemas de insomnio, los dolores musculares y de articulaciones –de hecho, un trabajo de la Universidad de Calgary, asegura que los zapatos aumentan la carga en las articulaciones, lo que a largo plazo puede provocar problemas como la artrosis–, el estrés o los niveles de actividad y respuesta de sistema inmune

Los expertos de la Universidad de Amberes recomiendan caminar descalzos frecuentemente, como medida para ayudar a preservar la función natural del pie y aconsejan que lo niños, en la medida de lo posible, caminen descalzos. ¿Y qué tipo de calzado es el más adecuado? Sugieren prescindir del zapato rígido y estrecho y optar por zapatillas minimalistas flexibles y de puntera amplia

¿Y los tacones? Según una investigación de la Universidad Hanseo en Corea del Sur “el uso de tacones altos puede fortalecer los músculos del tobillo al principio, pero su uso prolongado [más de tres años], provoca un desequilibrio muscular que puede derivar en lesiones graves en el tobillo”. Y ratifica que generan otras complicaciones como “pies deformes, dolor de espalda y patrones poco saludables en la forma de caminar”.