Cantabristas ha desplegado una pancarta gigante en la cima de Peña Labra, en el corazón de la Cordillera Cantábrica, para protestar por lo que consideran un “atentado medioambiental” vinvulado a la carretera “turística” entre Reinosa y Potes, una vieja iniciativa que ha recuperado esta legislatura el Gobierno de Cantabria que preside María José Sáenz de Buruaga (PP) que suscita múltiples críticas por sus consecuencias medioambientales “irreversibles” en esta zona protegida por su alto valor ecológico y que el Ejecutivo autonómico ha presupuestado en cerca de 100 millones de euros.
Con el lema 'Nuestras montañas se defienden' -que recuerda al 'Nuestra costa se defiende' con el que movilizaron a cerca de 10.000 personas en Loredo hace unos menos contra el autodenominado proyecto turístico de construcción de la 'Ibiza del Norte'- y con el telón de fondo del Pico Tres Mares y toda la zona natural protegida de los valles altos del Nansa, Saja y Alto Campoo, la formación cantabrista ha buscado visibilizar el área natural que quedaría destrozada por las obras, túneles y accesos que requiere el proyecto turístico del PP.
Según recuerdan desde Cantabristas, parte del trazado de esta carretera que ha proyectado el Ejecutivo del PP discurriría por espacios protegidos de gran valor ecológico y paisajístico, dado que, de llevarse a cabo finalmente, atravesaría una Zona de Especial Conservación (ZEC) de la Red Natura 2000 y parte del Parque Natural Saja-Besaya, además de por áreas delimitadas por el Plan de Recuperación del Oso Pardo en Cantabria.
La carretera Reinosa-Potes es un atentado medioambiental que pone en grave peligro nuestro patrimonio natural y cultural sin ninguna justificación. Debemos defender nuestras montañas de quienes solo ven en ellas rédito económico y nuevas posibilidades de llenarse los bolsillos
Por esto y otros motivos, desde Cantabristas lo tienen claro: “La carretera Reinosa-Potes es un atentado medioambiental que pone en grave peligro nuestro patrimonio natural y cultural sin ninguna justificación. Debemos defender nuestras montañas de quienes solo ven en ellas rédito económico y nuevas posibilidades de llenarse los bolsillos”.
La acción fue realizada tras la ascensión al pico nevado de 2.018 metros de altitud en el que varias personas han desplegado una pancarta de 30 metros en este escenario de alta montaña, para que el fotógrafo Juan Amieva capturase la imagen.
“Es importante que la gente vea el patrimonio natural que el Gobierno del PP quiere destrozar para construir una carretera turística que supondría un enorme coste económico y ambiental y que ni siquiera reduciría de forma significativa el trayecto en vehículo privado entre Liébana y Campoo”, han explicado desde Cantabristas.
Obras durante una década
La Consejería de Fomento que dirige esta legislatura Roberto Media (PP) retomó este proyecto que califica de “largo recorrido” 17 años después de que se realizaran los primeros estudios. Cuando el Gobierno anunció la adjudicación del estudio informativo y de impacto ambiental, el consejero que tiene también las competencias de Medio Ambiente aseguró que estarían concluidos a principios de 2025. Asimismo, afirmó que el tiempo necesario total para contar con la obra ejecutada oscilaría entre los 92 y los 120 meses, es decir, cerca de una década.
Este millonario proyecto para unir las comarcas de Campoo y Liébana lleva ya bastante tiempo suscitando críticas entre quienes alertan de los posibles problemas medioambientales que acarrearía la construcción de una carretera que atravesase el corazón de la Cordillera Cantábrica. “Es difícil que no haya daños irreversibles”, alertaron hace unos meses en elDiario.es diferentes colectivos ecologistas como SEO Birdlife ante una vieja propeusta que el Gobierno cántabro puso sobre la mesa de nuevo tras su llegada al poder hace algo más de año y medio.
Y es que en los años 90, cuando el expresidente Juan Hormaechea impulsó la puesta en marcha de esta obra, la fuerte contestación ecologista fue uno de los principales obstáculos para que saliera adelante, además de su elevado coste, que actualmente rondaría los 100 millones, según las estimaciones más optimistas del Ejecutivo de Buruaga.
De momento, el proyecto se encuentra desde hace meses en fase de información previa al estudio de impacto ambiental -adjudicado a la empresa WSP Spain-Apia S.A.U por 420.000 euros- y prevé la construcción de un nuevo tramo de carretera desde la CA-183, en Brañavieja, hasta el punto kilométrico 20 de la CA-184, en Pesaguero, con dos carriles de 3,5 metros de ancho y arcenes de 1 metro. En total, la carretera tendría una longitud de entre 14 y 20 kilómetros, en función de la alternativa escogida, según anunció el Gobierno autonómico.
La propia justificación del proyecto recoge el carácter “turístico” de la carretera: “La actuación permitirá la conexión entre Potes y Reinosa, beneficiando sustancialmente a tres comarcas (Liébana, Saja/Nansa y Campoo-Los Valles con una población total superior a los 60.000 habitantes) mejorando la conectividad entre ellas (que actualmente es totalmente deficiente con un tiempo mínimo cercano a las dos horas) y con la meseta, y al mismo tiempo permitirá impulsar el turismo y la economía en este ámbito favoreciendo su crecimiento”, señala el documento consultado por este periódico.