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Los Amigos del Palacio de los Gosálvez vislumbran por fin su restauración tras más de 20 años de reivindicaciones

Palacio de los Gosálvez

José Fidel López Zornoza

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Hace apenas unos días, una escueta publicación en redes sociales levantaba una tremenda ilusión en dos municipios de Castilla-La Mancha: Casas de Benítez, en Cuenca, y Villalgordo del Júcar, en Albacete. “Hoy es un gran día para nosotros y para el patrimonio histórico de Castilla-La Mancha. Tras meses de negociaciones, podemos por fin anunciar que hemos adquirido el Palacio de los Gosálvez, también conocido como el Versalles de la Mancha”.

Detrás de ese post, una pareja apasionada por la historia que ha decidido dedicar todos sus esfuerzos a rescatar joyas patrimoniales abandonadas a su suerte: Ludovic Caballero, de origen suizo, y Yulia Bikina, nacida en Rusia. En nuestra provincia, ya lo hicieron en la Finca El Paso, de Caudete, y ahora su propósito es hacer lo propio con el mítico Palacio de los Gosálvez.

Según explica Yulia Bikina, el proceso de compra no ha resultado especialmente complicado; la adquisición se formalizó el pasado 12 de marzo y, apenas tres días después, los nuevos dueños ya estaban planeando su restauración, creando redes sociales, investigando su historia y contactando con la Asociación de Amigos del Palacio de los Gosálvez. De hecho, afirma Yulia Bikina, ya están buscando alojamiento en Villalgordo del Júcar o en La Roda para no perder ni un instante en su propósito.

Belleza arquitectónica e historia en la Lista Roja de Hispania Nostra

La pareja descubrió el palacio en YouTube mientras investigaba sobre edificios históricos y abandonados en Castilla-La Mancha. “Nos sentimos atraídos por su belleza arquitectónica y su historia”, explica Yulia Bikina, indicando que su objetivo principal pasa por restaurar el conjunto arquitectónico, respetando su esencia original, para convertirlo en un espacio para eventos como bodas, bautizos y cenas de empresa; organizarán visitas guiadas e, incluso, quieren habilitar algunos alojamientos. “En su restauración vamos a seguir el mismo criterio que aplicamos en la Finca El Paso, estudiaremos los materiales y métodos de construcción originales para mantener la autenticidad del edificio”, señala, proclamando que no van a depender de una financiación externa, sino que ejecutarán los trabajos con sus propios fondos y asumirán directamente todas las responsabilidades que sea posible en las obras.

El Palacio de los Gosálvez fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento en marzo de 1994 y, desde febrero de 2008, forma parte de la Lista Roja de Hispania Nostra por su “deterioro avanzado y progresivo por abandono”, sometido, además, a “vandalismo y expolio”.

Este lujoso palacio, de estilo entre versallesco y art déco, típico de los palacetes del norte de España de principios del siglo XX, fue un proyecto de Enrique Gosálvez, acaudalado industrial papelero y agroalimentario, quien dejó en manos del arquitecto Luis Sanz de los Terreros su diseño. Según Patrimonio de Castilla-La Mancha, el edificio consta de un cuerpo central de dos plantas y mansardas y dos alas perpendiculares, formando una uve con la central de una planta con terraza, con un porche-terraza ubicado en la fachada principal sobre una escalinata.

En cuanto a la fachada posterior, dispone de portada de tres puertas entre pilastras y un piso superior con balcón corrido, mansarda de pizarra con buhardillas redondas y un torreón central; con 365 ventanas e igual número de puertas, con 20 habitaciones, cuartos de baño, salones decorados con motivos de plata y cristal, al igual que los muebles. Su decoración era variopinta, como las habitaciones, desde árabe a china, pasando por la manchega.

El palacio cuenta con una serie de edificaciones complementarias, tales como una capilla de estilo neogótico de principios de siglo; muros de tapial con verdugadas de ladrillo; bóvedas de ladrillo que arrancan del suelo sin columnas y carpintería de castaño de líneas románico-góticas; ventanales apuntados con vidrieras artísticas. Sobre la puerta apuntada, un arco de ladrillo de medio punto que tiene por fondo un azulejo historiado de Santiago Matamoros y hueco de campana con un pequeño frontón cuadrado de ladrillo.

Según Hispania Nostra, fue abandonado en tiempos de la Guerra Civil española por la decadencia de los propietarios, aunque conserva el paseo de palmeras traídas desde las colonias de América, que conduce al palacio desde las caballerizas, además de otro paseo de plataneros de más de 150 años que se dirige a un castillito que era la entrada a las fábricas.

El primer paso, la reparación de la cubierta

El primer paso en la restauración consistirá en la reparación del tejado para evitar un mayor deterioro, tal como hicieron en la Finca El Paso, donde lograron salvar la estructura tras problemas de filtraciones y daños. Aunque no se han planteado una fecha exacta para la conclusión de las obras, avanzarán por fases, priorizando el palacio y su jardín, y dejando la recuperación de otras construcciones anexas, como la capilla, para más adelante.

La historia de esta pareja en su misión de devolver edificios deteriorados a la vida comenzó en Suiza, en 2013, con la transformación de un establo de 1880 en Los Alpes en una vivienda. Posteriormente, recuperaron un apartamento de los tiempos de Khrushchev en Ekaterimburgo, ciudad natal de Yulia Bikina. “En Ekaterimburgo fue donde fusilaron a los últimos emperadores de Rusia, Nicolás y toda su familia, incluida Alexandra Fiodorovna, quien, por cierto, regaló la famosa fuente que lució en el palacio a Enrique Gosálvez”, bautizada como La Zarina.

En Cataluña, adquirieron una masía; la finca incluía dos construcciones, dedicadas a almacén y taller artístico, y que ahora son dos viviendas. Pero, sin duda, su proyecto más conocido en España es la Finca El Paso, que han sacado de la Lista Roja de Hispania Nostra de patrimonio en peligro, tras restaurar diversos elementos como vidrieras y decoraciones con mosaicos y pan de oro, “siempre buscando que la renovación encajase con la historia original del edificio”.

La restauración del Palacio de los Gosálvez es ahora su único objetivo, dedicándose por completo a este proyecto. Su intención es no solo devolverle su esplendor, sino también compartir su historia a través de visitas guiadas. “Afrontamos este desafío con entusiasmo y convencidos de que este emblemático conjunto arquitectónico debe recuperarse para el disfrute de todos en vez de quedar en el abandono, y aunque sabemos que la inversión y el esfuerzo serán considerables, nuestro compromiso es devolver a este espacio el esplendor que merece”.

Sorpresa y emoción en el entorno

La noticia de la adquisición de la finca ha sido acogida con sorpresa y emoción en el entorno, como reconoce el presidente de la Asociación de Amigos del Palacio de los Gosálvez y su Entorno, Pedro Pablo Correas Palencia, “ya que llevamos más de 20 años luchando por la recuperación de este monumento; este proceso ha sido largo y lleno de frustraciones”.

Durante años, afirma, ha habido diversos intentos fallidos para restaurar el palacio y, con ello, múltiples desengaños. Sin embargo, la noticia dada a conocer estos días ha generado muchas expectativas, aunque todavía hay escepticismo entre algunas personas que necesitan ver más avances antes de creer en la posibilidad de su restauración. Correas, que convocará en los próximos días una asamblea para informar de la iniciativa de la nueva propiedad, considera que este proyecto es una gran oportunidad, no solo para Villalgordo del Júcar y Casas de Benítez, sino para toda la comarca. “El proyecto, si se lleva a cabo, tendrá un impacto positivo en toda la zona sur de Cuenca y norte de Albacete, ya que está a pocos metros del río Júcar, que marca el límite entre ambas provincias”.

El presidente de esta asociación destaca que el conjunto tiene un gran potencial turístico, especialmente si se recuperan sus jardines y otras áreas, como la capilla, que, aunque en malas condiciones, aún podrían restaurarse. “La recuperación del palacio podría impulsar económicamente a los pueblos cercanos, al atraer turistas y generar empleo en la zona”.

Según recuerda, el palacio se construyó en el principio del Siglo XX, una obra monumental para su época realizada con gran calidad artística, aunque con técnicas de construcción muy rudimentarias. “Jóvenes de la zona fueron empleados para excavar el sótano con herramientas manuales, pero estamos hablando de una obra que en su momento representó un gran proyecto de ingeniería y arquitectura, con una carpintería, pintura y otros detalles artísticos de altísima calidad”, resalta.

Recuperar ‘La Zarina’

Una de las historias más fascinantes del palacio está relacionada con la citada fuente regalada por la zarina Alejandra, esposa del zar Nicolás II de Rusia. “Inicialmente, esta fuente no iba a ser colocada en este palacio, sino en la residencia de los Gosálvez en Madrid, pero finalmente terminó en el palacio; la fuente desapareció, pero ya se ha localizado y en caso de que el proyecto de restauración continúe, entendemos que podría ser recuperada esta fuente -La Zarina- para el palacio”.

Uno de los aspectos más destacados de este conjunto subrayado por el presidente de los Amigos del Palacio de los Gosálvez, colectivo que ha mantenido viva la llama de la ilusión por el rescate del conjunto y no sin altibajos, es su riqueza botánica. “El jardín acoge una gran cantidad de árboles y plantas, algunas de las cuales son muy raras; hablamos de más de 125 especies diferentes”, una variedad que no solo tiene un valor ecológico y ambiental, sino también histórico, ya que refleja las tendencias de la época en la que se construyó el conjunto, cuando era común rodearse de especies exóticas y raras como símbolo de riqueza y estatus social.

En este sentido, dentro del jardín del palacio hay árboles monumentales, algunos de los cuales pueden ser los más grandes de la provincia de Cuenca, como un plátano de sombra que alcanza los 32 metros de altura y tiene un perímetro de 7,5 metros, por lo que requiere de varias personas para rodearlo por completo.

Más de 600 visitas guiadas

A pesar de las dificultades que implica restaurar un conjunto de estas dimensiones, Pedro Pablo Correas, que ha realizado más de 600 visitas guiadas al recinto, se muestra optimista y convencido de que, aunque costoso, el proyecto tiene muchas posibilidades de éxito. En esta línea, el alcalde de Villalgordo del Júcar, José Luis Martínez Cano, tampoco puede ocultar ni su alegría ni su satisfacción porque se vea luz al final del túnel tras años de anuncios fallidos. “Si se lleva a cabo, es una oportunidad única, una noticia que ofrece tanto esperanza como oportunidades de trabajo”, asegura el primer edil de esta localidad albacetense.

De cumplirse el objetivo de los nuevos propietarios del Palacio de los Gosálvez, se verán colmados, sin duda, los anhelos de cientos de vecinos de los municipios cercanos y de ambas provincias.

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