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José Luis Izquierdo, neumólogo: “La experiencia de los últimos años en adultos nos indica que ya no podemos asociar el VRS solo a los niños”

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Han pasado cuatro años desde la irrupción de la pandemia de COVID-19 que puso en jaque al sistema sanitario y a la comunidad científica. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Cómo han evolucionado los virus respiratorios?

En esta época del año, en el ámbito sanitario comienza a ponerse la lupa sobre este tipo de patologías que ocupan, y casi siempre saturan, las consultas médicas en nuestro país. A finales de otoño los rinovirus, lo que conocemos como catarros o resfriados, son más que habituales, pero habitualmente poco agresivos. A ellos se sumarán otros como la gripe, la COVID-19 o el virus respiratorio sincitial (VRS), asociado hasta ahora a la bronquiolitis en niños y niñas.

Pero si hay algo que ha sorprendido a los científicos es el comportamiento de este virus respiratorio sincitial (VRS). José Luis Izquierdo Alonso es vicedecano en el Hospital Universitario de Guadalajara donde ejerce como jefe del Servicio de Neumología y comenta que, en los dos últimos años, se están detectando muchos más casos.

No hay certezas sobre por qué ocurre, pero el neumólogo señala que puede deberse a “un cambio en nuestro ecosistema vírico tras la pandemia o a que ahora lo estamos mirando específicamente en cada paciente que ingresa por patología clínica respiratoria”.

Este profesor de Medicina en la Universidad de Alcalá (UAH) afirma que en todo caso el VRS “ya no puede asociarse solo a los niños porque también afecta a población adulta”.

El doctor Izquierdo subraya que existe una vacuna reciente, “con eficacia demostrada a dos años”, y además hay estudios en marcha para ampliarla al menos a tres años. El problema, apunta, es que esta vacuna no está financiada por el sistema sanitario público y es cara. Cuesta casi 200 euros. “Al final vacunarse o no es una decisión personal”, dice el especialista, pero es más que recomendable, para pacientes con enfermedades crónicas graves. Por ejemplo, para aquellos que están en proceso de recibir un trasplante.

“Es un problema relativamente nuevo. Venimos detectando que está afectando a los adultos desde hace un par de años. Hay que esperar para ver la evolución de los datos de cara a un mejor posicionamiento de la vacuna”.

En opinión del neumólogo, “al ser una vacuna costosa, quizá no se pueda generalizar la vacunación, pero sí empezar por la población de muy alto riesgo como se ha hecho previamente con la vacuna neumocócica”.

La gripe, siempre ahí

Tras la pandemia forma parte de la rutina habitual médica saber si el paciente ingresa con gripe, COVID-19 o VRS. Las pruebas PCR se han generalizado en el ámbito hospitalario y otro de los virus habituales es el de la gripe. “Las previsiones para este año es que sea similar a la de los dos años previos, aunque tras la pandemia de COVID-19 se han producido algunos cambios”, explica José Luis Izquierdo.

“La gripe está ahí, habrá años mejores y peores en función de las mutaciones del virus. Las podemos anticipar según su impacto en el hemisferio sur. Allí están saliendo del invierno y, esta experiencia, hace que este año no esperemos cambios importantes respecto a años previos”.

Este año se espera que la gripe siga la misma tendencia. “Hubo una mejoría en los años de la pandemia debido al aislamiento y el uso de la mascarilla”. La comunidad médica lo considera positivo, pero es lago, dice José Luis Izquierdo, que “posiblemente perdamos en estos años”. De ahí que haya surgido un debate sobre si debemos volver a usar o no la mascarilla en ciertos entornos.

La COVID-19: ¿hay que volver a vacunarse?

Cuando llega esta época del año, uno de los virus en los que se pone el foco es la COVID-19. “Está ahí, aunque no sea tan estacional como otros virus”, explica el doctor. Su ventaja que en las personas vacunadas se pasa “como si fuera una gripe, e incluso de forma más leve, casi como un resfriado”.

Ni siquiera las nuevas variantes son especialmente virulentas en la población vacunada. De hecho, apunta Izquierdo, “la vacuna de la COVID es mucho más eficaz que la de la gripe”.

Una de las preguntas habituales en las consultas de Neumología es si hay que volver a vacunarse cuatro años después de la COVID-19. “Yo siempre digo lo mismo a mis pacientes: lo que tenemos que hacer es seguir a rajatabla las recomendaciones del Ministerio de Sanidad en cada momento porque se basan en otras que hacen la Organización Mundial de la Salud (OMS) o los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos”.

“Vacunarse, sí, pero siguiendo las pautas de Sanidad”, insiste. El especialista precisa que ya no se trata solo de una vacunación individual sino de “seguir una política general para toda la población porque si va bien a la persona también le irá bien al conjunto de nuestro entorno”. Incide en que cuando se habla de vacunación, lo importante es apoyarse “en la evidencia científica”.

Debe abrirse un debate en la sociedad sobre la necesidad de volver a medidas de protección como el lavado de manos y al uso de mascarilla

Por otro lado, José Luis Izquierdo no solo remarca lo positivo de haber frenado la dispensación de antibióticos para combatir los procesos víricos, sino que cree que “debe abrirse un debate en la sociedad sobre la necesidad de volver a medidas de protección como el lavado de manos y al uso de mascarilla”.

No se trata, dice, de generalizar su uso en cualquier entorno sino en lugares sensibles al contagio. También en personas vulnerables o expuestas al virus. “Se ha demostrado que es eficaz y sería bueno difundir el mensaje”.

No parece estar próxima la disponibilidad de fármacos antivíricos, aunque las vacunas RNA supusieron una revolución, así que al menos creemos que en la prevención se seguirá avanzando

Será el próximo mes de diciembre y, sobre todo, tras las fiestas navideñas, cuando los virus circulen de forma exponencial. “Suelo analizar anualmente los picos para reforzar el servicio. Son más habituales a partir del puente de la Constitución y la Nochebuena suele ser un momento crítico de contagio. Es entonces cuando hay que ser más cuidadosos, especialmente si tenemos personas frágiles en nuestro entorno y usar mascarilla. La gripe mata”.

Mientras, la comunidad científica sigue investigando. El doctor Izquierdo reconoce, tras la pandemia, “pensamos que habría mayores avances en tratamientos antivíricos, al igual que hemos tenido excelentes antibióticos para las bacterias”, pero la eficacia sigue siendo muy limitada.

“No parece estar próxima la disponibilidad de fármacos revolucionarios para el tratamiento de las enfermedades víricas, aunque las vacunas RNA ya supusieron una revolución, así que creemos que en la prevención se seguirá avanzando. Eso es una buena noticia porque de este modo podemos impactar de una forma especialmente eficaz en el control de las enfermedades víricas de una población”. 

Han pasado cuatro años desde la irrupción de la pandemia de COVID-19 que puso en jaque al sistema sanitario y a la comunidad científica. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Cómo han evolucionado los virus respiratorios?

En esta época del año, en el ámbito sanitario comienza a ponerse la lupa sobre este tipo de patologías que ocupan, y casi siempre saturan, las consultas médicas en nuestro país. A finales de otoño los rinovirus, lo que conocemos como catarros o resfriados, son más que habituales, pero habitualmente poco agresivos. A ellos se sumarán otros como la gripe, la COVID-19 o el virus respiratorio sincitial (VRS), asociado hasta ahora a la bronquiolitis en niños y niñas.