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Los embalses de cabecera del Tajo (Entrepeñas y Buendía) han alcanzado el nivel 1 según las Reglas de Explotación que gestionan el trasvase Tajo-Segura.
A este nivel se puede llegar por dos motivos: por haber unas reservas de agua almacenadas en Entrepeñas y Buendía de 1300 hm3, como ha ocurrido en este momento, o por haber unas aportaciones, unas entradas de agua a los embalses, acumuladas en los últimos 12 meses de 1400 hm3.
Este nivel, el más alto de los cuatro existentes, se asocia teóricamente a una situación de abundancia hídrica, permitiendo autorizar el máximo volumen mensual que puede transportar el canal, 60 hm3 en el mes de abril. Sin embargo, esta situación se ha alcanzado con unas reservas de agua (existencias efectivas) que apenas superan la mitad de la capacidad total de los embalses (53%). Surge entonces la pregunta: ¿refleja este nivel 1 una verdadera abundancia sostenible para la cabecera del Tajo?
Si miramos atrás, desde octubre de 1996, este nivel 1 se ha activado numerosas veces, especialmente entre 1996 y 2004, cuando se batieron los récords de volúmenes trasvasados. La experiencia pasada nos enseña que la consecuencia principal de estos periodos no fue un mayor volumen total trasvasado a lo largo de los años, sino una distribución de los envíos por el trasvase más irregular. Al forzar el trasvase máximo durante unos meses, se aceleraba el descenso de las reservas, llevando más rápidamente a situaciones de escasez (niveles 3 y 4 de las Reglas), donde los trasvases se reducen drásticamente por estar en situación de excepcionalidad hidrológica o se anulan.
Además, en el pasado estos episodios de nivel 1 se alcanzaron aplicando criterios cuestionables desde el punto de vista hidrológico, como autorizar el máximo trasvase cuando las aportaciones anuales, las entradas de agua a los embalses, superaban los 1000 hm³ en los 12 meses anteriores, sin considerar suficientemente el estado real de recuperación de los embalses de Entrepeñas y Buendía tras periodos secos. Ejemplo significativo de esto es lo sucedido en otoño de 2003, cuando se alcanzó el nivel 1 con reservas inferiores al 30 %, situación claramente inadecuada para una gestión racional del recurso.
Este criterio para entrar en nivel 1, el del total de las entradas de agua a los embalses de cabecera en los últimos 12 meses, se elevó a 1200 hm³ en 2014 y a 1400 hm³ en 2021, cifra vigente en la actualidad, haciendo así más difícil activarlo solo por este criterio y evitando que se repitieran situaciones como las vistas desde 2014 con recuperaciones incipientes. No obstante, sigue existiendo todavía la otra vía para alcanzar el nivel 1: superar los 1300 hm³ de agua almacenada (existencias efectivas), que es la situación actual.
Activar el máximo trasvase justo cuando se supera el 50% de la capacidad implica un riesgo de sobreexplotación. Dado que es altamente improbable que se mantengan las elevadas aportaciones actuales durante largo tiempo, las reservas actuales difícilmente aumentarán significativamente. Así, lo más previsible es que este nivel 1 sea breve y que, nuevamente, deje al sistema con menores reservas y más vulnerable ante futuros periodos secos.
Esto recuerda a la metáfora de las vacas gordas y las vacas flacas: si en los momentos de mayor disponibilidad de agua no se prioriza el almacenamiento y la prudencia, la escasez volverá con más dureza cuando las aportaciones disminuyan. Por este motivo, en la propuesta de modificación de Reglas de Explotación elaborada por la Cátedra del Tajo UCLM-SOLISS se propone elevar este umbral hasta los 2000 hm3, que supone un nivel de llenado de los embalses de cabecera superior al 75%.
Por todo ello, la entrada en nivel 1 de las Reglas de Explotación, más que un motivo de celebración, debería ser una señal de preocupación y un estímulo para la reflexión. Pone de manifiesto la necesidad de revisar estas reglas para buscar una gestión más racional y sostenible de la cabecera del Tajo dentro del marco legal vigente. El objetivo debería ser estabilizar los envíos y minimizar las situaciones extremas (ni trasvases máximos que agotan rápido, ni restricciones severas por escasez), algo que parece difícil de lograr con las reglas actuales.
Es importante señalar, finalmente, que las Reglas de Explotación del Trasvase Tajo-Segura están diseñadas legalmente para gestionar cómo y cuándo se trasvasa, buscando una cierta regularidad, pero no tienen como objetivo mejorar el estado ecológico del río. Para abordar las importantes afecciones que el trasvase causa a la cuenca del Tajo es necesario modificar la legislación del trasvase para posibilitar que el Tajo sea realmente prioritario y no, como está ahora, condicionado y severamente afectado por el Trasvase.
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