El Museo Nacional de Escultura registra 41 obras incautadas en la Guerra Civil para plantear su posible devolución
El Museo Nacional de Escultura ha registrado 41 obras incautadas en la Guerra Civil para plantear su posible devolución: 29 esculturas de bulto redondo, seis ornamentos litúrgicos, cuatro relieves y dos esculturas de busto, según los datos publicados este miércoles en el inventario de los bienes incautados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.
De momento ya se han identificado más de 5.000 objetos en todos los museos estatales. Este registro permitirá a los damnificados presentar una petición para que el Ministerio de Cultura estudie la situación de manera individual por si procediera su devolución.
En el caso del Museo Nacional de Escultura, ubicado en Valladolid, la mayoría de los bienes carecen de autor reconocido, aunque sí hay piezas del escultor malagueño del siglo XVIII Fernando Ortiz (San Francisco de Asís), el genovés barroco Leonardo Mirano (La Virgen con el Niño), el escultor del barroco Pablo González Velázquez (San Joaquín y Santa Ana), el murciano Alfonso Bergaz (Niño arrodillado) y otra atribuida al francés Gabriel Yoli (Sagrada Familia con San Juanito).
La mitad de las piezas no están datadas, pero sí hay constancia de que proceden de los siglos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX. El contexto cultural también se desconoce en la mitad de los casos, aunque sí hay piezas del barroco español (andaluz, aragonés y madrileño), del barroco y renacimiento italianos, y seis ornamentos litúrgicos del gótico inglés datados a finales del siglo XV.
Estos ornamentos formaban parte de un conjunto de ropajes litúrgicos. Según explica el Museo Nacional de Escultura, fueron “recuperados” por el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SPDAN) durante la Guerra Civil y después una parte de ellos fue expuesta en el Museo Arqueológico Nacional. El MNE explica en su inventario que estos fragmentos formaban parte de las tiras bordadas en “casullas, dalmáticas y capas pluviales”. También se cree que pertenecieron a cargos eclesiásticos ingleses que, a mediados del siglo XVI, “se deshicieron” de estas prendas, “amenazadas de destrucción, saldándolas a comerciantes que las vendieron por toda Europa”. Estuvieron en los almacenes del Museo Arqueológico Nacional hasta 1978, cuando fueron trasladados al Casón del Buen Retiro, antigua sede de los almacenes de la Comisaría del Patrimonio Artístico.
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