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Entrevista
Secretario General de Izquierda Unida Castilla y León

Juan Gascón (IUCyL): “Mañueco se mira demasiado en Ayuso y Madrid no tiene nada que ver con Castilla y León”

Juan Gascón, líder de IU en Castilla y León

Antonio Vega

Valladolid —

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Juan Gascón ha sido concejal en el Ayuntamiento de Palencia (2011-2019) y desde el año 2020 está al frente de Izquierda Unida en Castilla y León. Bajo su mandato se ha logrado la unidad de acción electoral junto a Podemos en las elecciones del 2022, con un panorama abierto para las próximas tras el anuncio de Pablo Fernández de que no continuará en la política autonómica. Gascón reclama un sitio preferente para Izquierda Unida en un nuevo proceso de confluencias, tras dejar atrás el experimento de Sumar con el que se muestras muy crítico. Pide un modelo autonómico claro que priorice las cuestiones concretas sobre la teoría, que asocia al famoso 'Programa, programa, programa' del icónico Julio Anguita. Y aunque reconoce que es muy difícil, se muestra optimista porque pueda haber un cambio de gobierno en Castilla y León tras casi cuatro décadas de poder conservador. 

¿Qué lectura hace Izquierda Unida de la situación política de Castilla y León, en un clima casi preelectoral?

Es una lectura complicada. Hay más de 100.000 personas desocupadas, están los datos de pobreza infantil y de la gente que trabaja. La situación del campo tiene muchas dificultades, y es algo que nos condiciona mucho como comunidad autónoma, porque tenemos un sector primario muy fuerte. Y está la industria, estamos muy pendientes de lo que suceda con Renault o con todo el sector del automóvil y derivados que también genera una gran cantidad de puestos de trabajo.

La situación es complicada. Y no me refiero al análisis económico, que está muy relacionado con lo político, porque lo que sí que vemos es una falta de protagonismo en el ámbito político de defensa de estos problemas concretos que tiene la ciudadanía como la pobreza, el trabajo y determinadas circunstancias, que nos parece que sería relevante que se pusieran sobre la mesa. No este espectáculo lamentable que se está dando desde las Cortes. Apostamos por hablar más de cosas concretas y de los problemas de la ciudadanía en Castilla y León.

¿Y cómo ves la situación de la izquierda en concreto en Castilla y León?

En general la izquierda está en una situación de debilidad. Creo que hay que hacer de la debilidad virtud y también leer cuál es la posición de la ciudadanía. Estamos con una extrema derecha muy de generar odio y confrontación y hay que plantearse no utilizar las mismas armas y ver cómo también somos capaces. La democracia se construyó entre diferentes, y entre diferentes debemos entendernos para confluir. No solo electoralmente, que también, sino políticamente, para ver en qué problemas concretos la izquierda transformadora puede influir para que la situación de Castilla y León mejore. Se está haciendo en algunos municipios, como Zamora, donde gobierna Izquierda Unida, pero también otros municipios más pequeños como en las diez alcaldías en las que está Izquierda Unida gobernando.

También hay personas preocupadas por lo rural: el acceso a la vivienda o el empleo en el ámbito rural. Desde IU hemos lanzado una campañita de apoyo al comercio local y vemos también que hay determinadas cosas que se están perdiendo sin que haya un debate político. La gente directamente asume que hay grandes plataformas en otras comunidades autónomas que son las que nos tienen casi como una sede, y somos subsidiarios y no capaces de gestionar la comunidad con un proyecto económico propio. Vienen y montan instalaciones desde Madrid o se hacen repartos de paquetería de cosas que generan empleo de menor calidad que si el proceso se gestionara aquí. Esto lo vinculo mucho al desinterés por parte del Partido Popular.

¿Hay alguna posibilidad de que la izquierda vuelva a gobernar en Castilla y León?

Bueno, posibilidades hay, ¿no? Ahora mismo no lo veo, pero también es verdad que los tiempos cambian muy rápido. Hace un año, Sumar era el proyecto de transformación y ahora mismo se ha deshinchado. Vamos a ver si somos capaces de articular una propuesta que salga del ámbito federal de IU y vamos a convocar a los movimientos sociales, al ciudadano, sindical y también a nuestros aliados políticos para que hablemos de programa. Y, en torno a un programa para la transformación de Castilla y León, vamos a hablar de los problemas importantes que la ciudadanía quiere que se solucionen. IU ejercerá como facilitador para hablar en torno a un programa y de ponernos de acuerdo en las cosas concretas del comer.

¿Entonces ahora la fase es 'Programa, programa, programa' que decía Julio Anguita?

Creo que al final la fase siempre ha sido esa. La nueva política no ha sido capaz de traer una centralidad mayor de la que tenía la vieja política, la vieja política de Julio Anguita o Marcelino Camacho que planteó cosas concretas y que planteaba que la lucha hay que darla en lo concreto y hay que intentar aglutinar y para intentar aglutinar, pues tenemos que hablar de las cosas.

Vamos a ver si con una suma de debilidades podemos hacer una fortaleza ahora que el Partido Socialista parece que no está en su mejor momento

Para eso hay que trabajar, hace falta militancia y gente que se involucre y movimientos sociales que estén más fuertes de lo que también están. La debilidad de la izquierda es también la debilidad del movimiento sindical, del vecinal. Vamos a ver si con una suma de debilidades podemos hacer una fortaleza ahora que el Partido Socialista parece que no está en su mejor momento. Tenemos mucha autonomía para poder hacer la política que consideremos relevante, somos un partido federal, o sea, un movimiento político y social federal que tenemos nuestro debate en el ámbito de Madrid, pero luego nosotros tenemos autonomía para poder hacer la política que consideremos necesaria para nuestra comunidad.

Analicemos la situación de la izquierda en Castilla y León: Sumar no existe prácticamente, Podemos está en regresión con Pablo Fernández anunciando que dejará al final de la legislatura su puesto, ¿Solo queda IU como referente aunque en los últimos años no haya encabezado la izquierda?

No hemos sido referentes, pero seguimos teniendo casi 120 concejales en los ayuntamientos de Castilla y León. Tenemos casi 50 asambleas en las distintas provincias de nuestra comunidad. Tenemos la Alcaldía de Zamora, diez Alcaldías más y creemos que desde lo municipal se puede construir. Al final el proyecto transformador que venía de Madrid que se quería, pues eso no ha funcionado en Castilla y León. Tendremos que articular un movimiento propio de nuestra comunidad, coordinado con nuestro proceso federal y con nuestra dirección federal; pero un movimiento que sea propio de Castilla y León y de la coyunturas específicas que hay.

En Unidas Podemos y Sumar no ha habido capacidad o voluntad de que los sujetos políticos que estaban dentro del espacio tuvieran un mayor protagonismo y a veces incluso se han tomado decisiones no de manera democrática

Esto es un territorio muy extenso, más grande que Portugal. ¿Eso ha podido perjudicar a ese argumento de que 'desde Madrid lo expandimos a todos lados' sin mayor problema? ¿Ha habido una lectura de ciertos dirigentes a la izquierda demasiado sencilla?

Uno de los problemas de la confluencia es que ha sido muy centralizado, en torno a una fuerza política que ha ejercido como hegemónica. Tanto dentro de Unidas Podemos como dentro de Sumar había un grupito que era hegemónico e imponía. No ha habido capacidad o voluntad de que los sujetos políticos que estaban dentro del espacio tuvieran un mayor protagonismo y a veces incluso se han tomado decisiones no de manera democrática, unas primarias abiertas donde participe la militancia y la ciudadanía que se haga un proceso más democrático. Es verdad que en el proceso de Sumar se convocó elecciones anticipadas y eso se dificultó, pero es verdad que en todos los procesos electorales autonómicos y el europeo ha habido tiempo para poder hacerlo y no ha habido voluntad.

Creo que lo que requiere la nueva etapa es que Izquierda Unida tenga un mayor protagonismo. Que aquellas personas que están militando en IU vean reconocido también el peso que tenemos respecto a las movilizaciones, a los municipios. Puede ser positivo que IU tenga mayor protagonismo, lo que no quiere decir que el resto no tengan también protagonismo, y ver cómo somos capaces de conjugar el tema de los egos, que no es algo solo negativo para la izquierda, sino en general.

Se trata de poner los problemas concretos de la gente que está pasando más dificultades, que encima se da la paradoja de que en algunos casos no son los que nos votan, pero nosotros tenemos que defender a la clase trabajadora independientemente de que estén alienados o que tengan un planteamiento que sea muy superficial. Y si hay determinados elementos que nos ayudan a hablar más desde lo concreto y de los problemas y muchas veces se daban soluciones mágicas y no hay soluciones mágicas a los problemas de despoblación, al problema de vaciamiento de los pueblos.

Hacen falta medidas políticas y hace falta que la Junta de Castilla y León tenga un protagonismo que no está teniendo en ninguno de los casos, no más allá de los fuegos de artificios de vamos a hacer un plan de vivienda que luego cuando rascas un poco, pues resulta que los planes de vivienda se quedan casi en la convocatoria de prensa. Esto no tiene demasiado sentido cuando tú tienes medios para poder articular eso.

Hay una excesiva burocracia y eso tiene que ver con muchísimos años de un gobierno del Partido Popular que se ha conjugado con Ciudadanos y ahora con Vox hasta que Vox ha decidido que por una excusa que han puesto que no tiene nada que ver con lo que sucede en Castilla y León. Porque si algo necesitamos en Castilla y León es gente que venga a poblar los pueblos y las ciudades. Si no hubo problema cuando vinieron los ucranianos, que eran rubios y con los ojos azules, no entendemos que los haya con los subsaharianos, salvo que el problema sea un problema xenófobo. Racismo ante gente que no tiene nuestra cultura o que no tiene nuestra religión, eso hay que trabajarlo lógicamente, hay que hacer políticas que se articulen para ello, pero lo que no podemos es imponer la deshumanización de la clase obrera, pero en general de los hombres y mujeres que quieren tener una vida mejor.

Claro, en un sitio como Castilla y León -que ha perdido mucha población por el envejecimiento y la falta de nacimientos- quizás es donde menos se entienda que puede haber racismo... ¿A qué se puede deber?

Es una estrategia de la extrema derecha, que quiere enfrentar a los últimos contra los penúltimos o a los penúltimos contra los últimos. Se azuza un odio a lo diferente, a lo que no es como nosotros cuando en realidad tampoco la extrema derecha es como nosotros, porque yo no veo caldo de cultivo en Castilla y León para que triunfe su planteamiento ideológico.

El PP de [Juan Vicente] Herrera tenía mucha más sintonía con la realidad sociológica de nuestra comunidad y con los problemas concretos que tiene que el PP de [Alfonso Fernández] Mañueco, que no se sabe muy bien cuál es su planteamiento. Al final da la sensación de que no hay política detrás, que todo es como artificio y en función de lo que le dicen los asesores. Nosotros venimos de una cultura política que no es esa. Hay muchas injusticias como para hacer cosas que transformen nuestra comunidad.

Aquí tenéis un modelo de éxito en Zamora. ¿Es exportable a otros puntos de Castilla y León, donde no acabáis de dar con esa tecla que os permite asumir la gestión?

Tenemos la ventaja de que en la política municipal se conoce a la persona, y cuando se conocen a las personas es verdad que tenemos mucho más apoyo que cuando el proyecto es de partido. También hay que dar una vuelta por qué se produce ese proceso. Se trata de ver cómo somos capaces de articularlo, porque si la gente confía en Paco Guarido para la Alcaldía de Zamora, ¿por qué no puede confiar a Paco Guarido, por ejemplo, para que sea procurador en Cortes? Y ese proceso no se da.

En la parte que tenemos más cercanía y más contacto con el ciudadano, la gente nos ve más positivos que cuando ese proceso se aleja y ahí también afecta el bipartidismo en el sentido que PSOE y PP nunca han tenido voluntad de que haya un acercamiento porque prefieren la comodidad de que la gente vote las siglas sin conocer a las personas que le representan. Es un poco triste que gente que lleva muchos años siendo procurador o siendo diputado no sea conocido en el territorio por el que ellos son elegidos.

¿Crees que el PSOE ha estado cómodo muchos años con un gobierno de PP y el PSOE en la oposición y por eso no se ha logrado alternar el gobierno en 40 años?

En casi todos los partidos hay gente que está cómoda en la oposición. O sea, hay gente que no quiere que cambie el status quo. Al final lo vimos en Valladolid, cuando 'Valladolid Toma La palabra' y María Sánchez como concejala de Medio Ambiente genera todo el proceso de transformación del agua y de municipalización del agua en la ciudad, que fue un proceso donde (Cristóbal) Montoro presentó recursos junto a todos los poderes económicos y políticos. Eso fue muy difícil, incluso dentro del propio equipo de gobierno. Necesitas personas que quieran enfrentarse y también necesitas una estructura colectiva que respalde a esas personas en ese proceso.

Hay que plantear determinadas luchas que a lo mejor no se están dando en los partidos del bipartidismo, pero que en fuerzas como Izquierda Unida sí que se podrían articular

¿Cuál es el click que tú crees que tiene que pasar en la ciudadanía para entender que después de 40 años de gobiernos de la derecha es necesario un cambio?

No hay una fórmula mágica. Hay que ver cómo somos capaces de articular una comunidad que tenga futuro, que económicamente sea viable y donde los políticos defiendan los intereses de la comunidad. A mí esta parte de vamos a poner aquí a alguien que le guste a la dirección de Madrid, pues no es una parte que sea positiva para Castilla y León. La posición de Castilla y León se tiene que escuchar también en Madrid, y lo que hay que plantear son determinadas luchas, que a lo mejor no se están dando en los partidos del bipartidismo, pero que una fuerza como Izquierda Unida sí que se podrían articular.

Trabajas con gente joven, las encuestas apuntan a que la gente joven es más de derechas; la revolución es casi ser de ultraderecha...

Probablemente eso se da más en los chicos que en las chicas, que sí hay una distancia incluso ideológica bastante relevante. Los cambios y las transformaciones también generan movimientos de rechazo; el movimiento feminista ha sido emancipador y es verdad que eso ha generado rechazo por la pérdida de privilegios que supone eso para el hombre. La igualdad requiere que nosotros demos pasos para atrás en determinadas en determinados ámbitos y eso sí que se produce. También hay grandes empresas que están invirtiendo mucho dinero en fórmulas como la de 'Se acabó la fiesta' o determinados sectores de la derecha, digamos, más extrema que probablemente no tienen demasiado interés en Castilla y León, pero que hacen políticas en otros ámbitos y que de alguna manera a través de las redes sociales se transmite.

Y hemos perdido la capacidad de articulación del movimiento estudiantil como tal, igual que el resto porque creo que todos los otros movimientos también están en un proceso de crisis. Las crisis pueden ser para convertirse en mariposa o para desaparecer. Ahí tiene que haber un clic para que los jóvenes apuesten por nuestra comunidad. En el ámbito de la informática, que es lo que yo conozco, sí que están apostando por la parte local y las empresas, también; no hablo solo de trabajadores. Pero sí es verdad que si la gente está pensando en irse, no ve nuestra comunidad como una comunidad de futuro y eso es un problema. A lo mejor el Partido Popular, cuando hace el análisis, dice: 'qué bien, se me van los jóvenes y la gente mayor tiene mucho más porcentaje de votos', pero eso es una cortedad de miras muy grande.

Castilla y León es una comunidad excesivamente grande o muy grande; y no está cohesionada en torno a los intereses que tiene la propia comunidad y los proyectos más provinciales surgen un poco por no ver un proyecto de comunidad que sea atrayente para la gente.

¿Castilla y León ha sido banco de las políticas de extrema derecha bajo la mirada del Partido Popular? Es lo que ha pasado con la antigua Fundación Villalar, ahora Fundación Castilla y León...

Creo que Mañueco se mira demasiado en Ayuso y creo que Madrid no tiene nada que ver con Castilla y León. Nuestra comunidad es una comunidad muy distinta y que copiar lo que Madrid está proponiendo para el tema de la financiación estatal nos condena, o sea, que sí, que el Partido Popular de Castilla y León mientras esté en la Junta, tiene que buscar estrategias que no sean las del PP del Madrid y que prioricen por nuestra comunidad y por los intereses que tiene nuestra comunidad, que no son coincidentes con los que tiene la Comunidad de Madrid, que en muchos casos funciona como un dumping fiscal.

El nacionalismo madrileño está haciendo mucho daño a nuestra comunidad

Hablamos del nacionalismo catalán o del nacionalismo vasco, pero el nacionalismo madrileño está haciendo mucho daño a nuestra comunidad. Parece que se ve con cierta permisividad por parte de los que gobiernan en Castilla y León desde el año 87, pero yo creo que eso es muy perjudicial y no saber enfrentarse a ese poder político y reírle las gracias a la presidenta de Madrid, o no ser capaz de transmitir cuál es la problemática que tiene Castilla y León creo que es uno de los problemas que hace que nuestra comunidad no tenga ese planteamiento más de futuro.

Lo de Villalar es una estrategia. No puede ser que el presidente de la Junta convocara [a los medios y cargos públicos] el 23 de abril a las 8 de la mañana... No son horas; pero claro, tenía que ir luego a otra cosa que para él era más importante. Hace dos años intentaron quitar la fiesta... Se sienten incómodos porque al final ellos estarían con los decapitadores, no con los comuneros, pero el preámbulo del Estatuto dice lo que dice. Entonces tú has cambiado el Estatuto de Castilla y León, que establece que nosotros fuimos la primera revolución y eso es relevante. Hemos planteado con el Partido Socialista, UGT y CCOO ver cómo somos capaces de articular un Villalar alternativo, porque si al final la Junta no quiere la fiesta de su comunidad, hay que articular un Villar alternativo para que el ámbito y el ambiente de fiesta se plantee.

A la hora de configurar las próximas elecciones, ¿Habrá aquí una configuración que no es solo de las izquierdas sino con otros partidos regionalistas como pasó con la coalición Sumar?

Lo veo complicado, ya que la experiencia de Sumar no ha sido muy positiva en ese sentido, y que luego la estructura de partidos más provincial, salvo lo de Soria ¡YA! y de UPL, es más de ámbito municipal. Y eso el problema es que articularlo es prácticamente imposible, porque requieres de mucho tiempo, que no tenemos, y al final la política tiene sus limitaciones.

Obviamente, el esfuerzo que puede hacer Izquierda Unida para intentar generar un proceso de confluencia que sea lo mayor posible, no solo de partidos sino sobre todo a movimientos sociales, también a gente que quiera, que se sienta un poco huérfana o náufraga. Si hay un movimiento político y social de gente que quiere que se paralicen procesos como las macrogranjas o en renovables, ahí si hay un marchamo. Sí hay movimientos muy localistas, muy pequeñitos en el ámbito de la sanidad rural. Ahí hay que darle una vuelta a ver cómo somos capaces de articular eso, pero el Partido Popular no está en eso.

Estamos construyendo una comunidad sin tener en cuenta al movimiento social y ahí sí que hay una posibilidad de decir que podemos articular un gobierno distinto y articular un programa distinto que transforme nuestra comunidad.

No se puede hacer es articular una comunidad en torno solo a una provincia

En Castilla y León ahora hay más sensibilidades locales. Los leonesistas están muy fuertes y Soria Ya cogió bastante fuerza. ¿Eso cómo se gestiona? ¿Hay que darle una vuelta al modelo de comunidad para que esté todo el mundo a gusto o dejar que haya procesos que alguien se vaya si quiere?

Ahí tengo una crítica al Partido Popular. Que Valladolid no sea la capital en el Estatuto no quiere decir que el Partido Popular no haya hecho de Valladolid la capital de la comunidad. Entonces, claro, lo que está diciendo León, y también en menor medida Burgos, es que lo que no se puede hacer es articular una comunidad en torno solo a una provincia y nosotros en eso estamos de acuerdo. Y entonces vamos a ver cómo somos capaces de articularlo. Lo que pasa con el leonesismo -creo que uno de los mítines es que hizo Abascal en León fue con la bandera leonesista- es que los movimientos territoriales siempre me han parecido bien en función de lo que propongan para la clase trabajadora. Si el movimiento territorial es porque lo que quieren es que se incremente su presupuesto allí, pero no en el otro...

Lo que se tiene que hacer es lo que no se ha hecho, que es una política de comunidad. Si hablamos de la parte programática nosotros nos podemos entender con gente que sea leonesista, y con gente que sea sorianista y que plantee que en torno a su programa sus elementos centrales son estos. Si sus elementos centrales son que ondee la bandera, que la bandera sea más grande la de León que la de Valladolid y tal, pues entonces ahí no nos van a encontrar porque además el tema de las banderas siempre se ha utilizado mucho como para agitar el odio, y en ese sentido nosotros nunca vamos a entrar.

¿Cuál es la valoración de IU del trabajo de Pablo Fernández en las Cortes dentro de la coalición en la que ibais juntos?

Ha hecho un trabajo relevante a nivel institucional, pero nos ha faltado generar una mayor confluencia en el ámbito político. La dificultad derivada de la crisis de Podemos y que él haya asumido su Secretaría de Organización supone mucho tiempo y esfuerzo. Ha priorizado eso, frente a la construcción del espacio en Castilla y León. Yo creo que él es un sujeto político de la comunidad, es una persona muy reconocida, incluso muy odiada, que yo he tomado algunas veces café con él y parece que hay gente que está molesta.

Podemos e IU se pueden entender siempre que Izquierda Unida recupere el protagonismo

Nosotros nos podemos entender, pero siempre y cuando IU recupere también ese protagonismo. La valoración del trabajo institucional es positiva, pero a lo mejor nos ha faltado más tiempo para ver cómo éramos capaces de articularlo en Castilla y León. Veremos cómo somos capaces también de construir una izquierda transformadora en la que Podemos también tiene que decir algo.

¿Le gustaría ser candidato a las elecciones de Castilla a través de una candidatura de confluencia de izquierdas?

Asumí la coordinación de IU en Castilla y León cuando José Sarrión no entró en las Cortes en un proceso en el que nosotros fuimos por separado, algo que Pablo [Fernández] también ha reconocido como un error. Estoy como coordinador y trabajo en mi centro de FP, y estoy dedicando mucho tiempo. Obviamente sí que estoy dispuesto a asumir ser candidato, ya lo fui en 2022 por Burgos, pero es verdad que es un debate que nosotros tenemos que hacer. No estamos pensando en ello, pero sí estoy dispuesto.

Se está denostando la política como si fuera algo negativo y yo siempre planteo que al final si no hay gente que se dedica a la política, las decisiones se toman igual. Para determinadas cosas es complicado compaginar la vida laboral con la vida política y familiar. Yo hago una defensa también de lo político y las personas que se dedican a la política, pero que se dedican a la política que decide la transformación, y a pensar y a ver cómo somos capaces de transformar para hacer más justa la sociedad.

¿Crees que es interesada esa denostación de parte de la política o de los medios?

Sí, sí, absolutamente. Hay gente que vive mucho mejor sin que haya una mayor implicación de la ciudadanía. En la parte de sociopolítica, si Ecologistas en Acción no existiera, si el movimiento vecino no existiera, sería todo mucho más fácil. El poder necesita contrapesos y yo creo que una de las cosas en las que tenemos que poner también interés y dedicación es en ver cómo somos capaces de generar contrapesos; incluso nosotros en el propio Gobierno de España.

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